La Habana será, en 2020, la ciudad invitada de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. Dicha noticia, adelantada esta semana por algunos medios de prensa, adquirió su carácter oficial ayer sábado, cuando sobre las cuatro de la tarde representantes de Cuba y autoridades de la Fundación El Libro oficializaron el nombramiento.
“Aquí hay una oportunidad de pluralidad muy grande, no solo pensada en términos literarios, porque esta es una feria del libro, aquí hay oportunidad para la ciencia, para la espiritualidad, para la educación y muchos otros tópicos”, dijo a OnCuba Oche Califa, director Institucional y Cultural de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires. “Para Cuba es una enorme oportunidad”, agregó.
Con la capital cubana, son ocho las ciudades que habrán pasado por este importante evento en carácter de invitados especiales. Antes lo hicieron Ámsterdam, Sao Pablo, Ciudad de México, Santiago de Compostela, Los Ángeles, Montevideo y, este año, Barcelona.
“Cuando se decidió tener ciudades invitadas se apuntó a dos cuestiones. Por un lado, si existe la relación comercial de las industrias del libro, fortalecerlas; si no existen, generarlas. Por otro lado, agregarle a la Feria un grado importante de pluralidad y de diversidad cultural que la ciudad que viene indudablemente trae”, dijo Califa.
Para los organizadores de este mega evento literario y cultural, que una ciudad asuma el carácter de invitada implica hacerse cargo de una serie de compromisos en el plano profesional, pues “nosotros también somos una mesa de negocios y de capacitación del mundo profesional del libro. Y somos un gran acontecimiento de cultura”.
No hay que ser especialista para corroborar que Cuba despierta tremendo entusiasmo entre los argentinos. Su música, la política, su geografía suele estar presente en muchas de las conversaciones públicas y privadas de por acá.
Tradicionalmente los cubanos son bastante leídos. En las librerías porteñas o estanterías de la Feria se encuentran decenas de títulos entre los que no faltan la biografía o los diarios de campaña de algún guerrillero del periodo de la Sierra Maestra.
También están los clásicos y más conocidos: José Martí, Julián del Casal, Nicolás Guillén, Virgilio Piñera o Alejo Carpentier. Todos han sido comercializados en la Argentina desde hace décadas por editoriales nacionales.
También, mucho suenan escritores editados por empresas españolas, como sucede con Anagrama y Tusquets, que editan a Pedro Juan Gutiérrez y a Leonardo Padura, respectivamente, verdaderos hitos comerciales en ediciones pasadas.
Jóvenes lectores buscan y estudian la obra de otros menos promovidos desde Cuba, como Reinaldo Arenas y Antonio José Ponte, autores que actualmente integran el catálogo de editoriales argentinas independientes con participación en la Feria, como es el caso de Editores Argentinos o Corregidor.
De hecho, Corregidor lanzó en la Argentina la obra de Marcial Gala, autor premiado ya desde los años en que radicaba en Cuba y que el año pasado logró aquí el primer Premio Ñ con su novela Llámenme Casandra, editado ahora por Clarín-Alfaguara.
Este año Cuba volvió a tener su estand en el Pabellón Amarillo de La Rural, sede de la Feria, y desde La Habana viajaron a Buenos Aires autores como Denia García Ronda, Edel Morales o Zuleika Romay. Así mismo, se incluyó un homenaje a Casa de las Américas, en su sesenta aniversario.
“Esperamos que la representación de La Habana sea lo más plural posible, que sea lo más representativo de la cultura cubana, y seguramente lo será”, dice Califa y apunta: “Tenemos un ideal difícil de cumplir. Y es alternar América Latina con el resto del mundo. En este caso, se va a dar porque se va Barcelona y viene La Habana.”