El recuerdo de aquella semifinal perdida in extremis contra Argentina en los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro, en el 2007, todavía atormenta a Jorge Luis Paván. Un gol de último momento rompió un empate a 29 y dejó a Cuba fuera de la final continental de balonmano.
Esa fue la última competencia de Paván con la selección nacional, cuya camiseta no ha vuelto a vestir en más de una década. Durante todo este tiempo, ha enfocado su carrera fundamentalmente en los circuitos profesionales, a los cuales no podía acceder desde Cuba, pues el país no tenía una política de contratación para sus atletas.
Ahora el panorama ha cambiado y una ventana se ha abierto para que Paván, a sus 38 años, regrese al combinado nacional, aunque todavía quedan algunos flecos pendientes para oficializar su llegada al elenco de las cuatro letras que participará en los venideros Juegos Panamericanos de Lima.
“La tramitación está en proceso. Yo no me he incorporado al equipo que está entrenando en Alemania para esperar a resolver temas de papeleo, como la renovación del DNI español y otros documentos en Cuba, algo normal teniendo en cuenta el tiempo que llevo sin ir allá y sin competir con la selección nacional. El presidente de la Federación (Franklin Guevara) me dijo que en cuanto estuviera todo listo me notificaría”, explicó Paván al prestigioso programa especializado Handball de Primera.
En el propio espacio, el jugador aclaró que “100 % seguro no está” su incorporación a las filas del plantel que dirige Luis Enrique Delisle, pero que le encantaría regresar al conjunto y defender los colores nacionales en una competencia de máximo rigor como los Panamericanos.
“Claro que me gustaría volver, es un tema de orgullo, es mi país, donde me formé, y si tengo la posibilidad, me encantaría regresar”, refirió Paván, quien sabe que han cambiado mucho las cosas desde que se fue de Cuba.
“Yo estuve por última vez con la selección en el Río 2007, y de aquel equipo solo queda Guillermo Corzo. Las cosas han cambiado, ahora hay muchos jóvenes que compiten a nivel profesional en Portugal, España, Francia y hasta en Alemania”, apuntó el lateral.
El reto de Lima: opciones reales
La posible llegada de Jorge Paván al equipo nacional de cara a los Juegos Panamericanos de Lima, donde estará en disputa un boleto olímpico a Tokio 2020, representa un enorme salto de calidad para la escuadra antillana, que dispondría entonces de armas pesadas en su lucha contra Brasil, Argentina y Chile, potencias de la región.
Paván sabe que esos elencos llevan años consolidados, con roces en Mundiales y Juegos Olímpicos, contrario al equipo cubano, lo cual complejiza la tarea de derrotarlos y sacar el billete rumbo a la capital nipona.
“Esos son equipos bien conformados y totalmente sincronizados porque llevan mucho tiempo juntos, fortaleza que no tendríamos en Cuba, pues no existe la conexión entre los veteranos y lo más jóvenes. Los chicos han jugado mucho entre ellos, pero con nosotros no han tenido roce”, alertó Paván, quien, no obstante, cree que la Isla tiene posibilidades de éxito.
“Sin dudas será complicado, pero creo que sí podemos discutir la plaza olímpica. Cuba tiene un buen equipo y a medida que vayan pasando los entrenamientos y los partidos se puede mejorar a nivel táctico, que es lo que más preocupa ahora mismo del conjunto”, precisó Paván.
Para el curtido lateral, la disciplina y la unión son las claves en las aspiraciones de Isla de presentar una versión verdaderamente competitiva en Lima. “Cuba genera talentos muy rápido, y creo que la mezcla de la juventud de ellos con nuestra experiencia puede rendir frutos.
“Si los muchachos saben escuchar consejos, si se dejan guiar y consolidamos el juego de equipo, entonces vamos a dar guerra contra rivales muy disciplinados a nivel táctico”.
Una década de goles
Jorge Paván habla con propiedad, algo normal en un jugador que lleva más de una década compitiendo al más alto nivel profesional. El antillano despuntó en Italia, en el Pallamano Conversano, donde tuvo una fugaz aventura hasta el 2009 junto al portento Rafael Da Costa Capote, también cubano, con quien festejó el título de la Copa Italia.
Después ambos saltaron a la Liga ASOBAL, en España, específicamente a Cuenca, con el club Ciudad Encantada. Su progresión allí fue notable, con una rápida adaptación a un torneo de mayor nivel, ayudado por el hecho de tener a su lado a Capote primero, y luego a otro coterráneo, Guillermo Corzo, que llegó a Cuenca en el 2010.
Sin embargo, la temporada de despegue de Paván fue la 2011-2012, justo cuando Corzo y Capote estaban fuera del elenco por complicadas lesiones. Esa campaña, el lateral diestro se vistió de largo y terminó como goleador absoluto del torneo, con 191 dianas y promedio de 6.37 por partido.
Tal rendimiento le abrió las puertas para un nuevo contrato en La Rioja, donde firmó con el Naturhouse, al igual que Capote. Allí estuvo un año y medio y quedó subcampeón de Liga, Copa, Copa ASOBAL y Supercopa, con registros goleadores destacados (149 tantos en 35 choques), aunque se vio afectado por lesiones que lo sacaron de la cancha en varias ocasiones.
Vino entonces el fichaje por el Al Alhy de Qatar y una mudanza de tres años a territorio árabe, para regresar en el 2017 a la Liga ASOBAL con el Benidorm. Durante las dos últimas campañas, en 55 partidos disputados, ha anotado 266 goles, con un promedio de 4.83 por duelo.
La aventura de Qatar
Uno de los detalles que podrían crear ruido para el regreso de Jorge Paván a la selección cubana es su paso por el equipo nacional de Qatar, el cual defendió por un breve período entre 2015 y 2016, bajo las órdenes del técnico español Valero Rivera.
Esa aventura coincidió con su paso por el club Al Alhy, de la Liga local, en el cual vivió una experiencia diferente. “El balonmano en Qatar ha mejorado muchísimo a nivel táctico gracias a la contratación de extranjeros, pero no es como el europeo. Allí el juego es agresivo, fuerte y muy duro en defensa”.
En aquellos tiempos, los qataríes adoptaron una política de nacionalización de jugadores foráneos para armar una escuadra competitiva de cara al Mundial que ellos organizarían en el 2015, y la inyección fue tan importante que ganaron la medalla de plata.
Formaron parte de aquella aventura, entre otros, los montenegrinos Žarko Marković y Goran Stojanović, los bosnios Danijel Saric y Eldar Memišević, el francés Bertrand Roiné, el español Borja Vidal, el tunecino Yusef Benali, los egipcios Hassan Mabrouk y Mahmud Hasab Alla, y el cubano Rafael Da Costa Capote.
Paván estuvo en el casting de extranjeros, pero finalmente no fue incluido en la nómina del Mundial y tampoco recibió demasiadas oportunidades en eventos de máximo nivel, aunque su participación internacional con Qatar lo forzaría a un período de tres años de espera si quería vestir la casaca nacional de algún otro país.
Ese tiempo ya se ha cumplido, por lo que Paván no está inhibido de representar a Cuba en los Panamericanos o cualquier otro torneo internacional. Su incorporación, dado el cartel y experiencia que le preceden, colocaría a la selección en un nivel superior y es un deseo de muchos, pero solo queda esperar a ver si es posible.