Es imposible no fijarse en él sobre el escenario. A pesar de acompañar a diversos músicos desde un segundo plano, Nam San Fong resalta por su virtuosismo en la guitarra; también por su pelo largo y sus marcados rasgos asiáticos.
Su abuelo es chino y su abuela coreana. En 1962 emigraron a los Estados Unidos y su padre permaneció en Cuba, con el propósito de apoyar a la joven Revolución.
Tenía solo ocho años de edad cuando Nam San descubrió su amor por la música. “Recuerdo bien ese momento –confiesa-. Tenía dos pasiones en ese entonces: El Zorro, protagonizado por el francés Alain Delon, y una guitarrita que mi padre me regaló en los Reyes Magos. Le pintó unos botones con un marcador, esa fue mi primera guitarra eléctrica”, cuenta a los lectores de OnCuba.
Mientras cursaba el sexto grado, ya el aprendiz conocía un amplio repertorio y tenía fuertes referentes que marcaban la cultura musical de la Isla. Entre ellos menciona a Juan Formell y los Van Van, Silvio Rodríguez y a Pablo Milanés.
Aunque adoraba a aquel pequeño instrumento, durante esta entrevista rememora de qué manera la batería llamó su atención durante un concierto de Elena Burke en el discreto y único teatro de su natal Isla de la Juventud. “Quedé impresionado con la energía del baterista pero, no sé bien cómo, al final me quedé con la guitarra”.
Tiempo después y en ese mismo escenario sucedió su primera vez ante el gran público. “No me puse nervioso, fue todo muy inocente y cándido”.
Estudió en la Vocacional Leonardo Libertad, con sede en Nueva Gerona, donde se nutrió de otras influencias y comenzó a compartirlas con amigos tan tempranos como Kelvis Ochoa, Kcho y Javier Guerra.
A los quince años viajó a La Habana para empezar a estudiar en la Escuela Nacional de Arte (ENA). Con un montón de esperanzas y la ansiedad de aprendizaje, dejaba en el retrovisor la tierra que le vio nacer para mezclarse entre los contemporáneos Roberto Carcassés, X Alfonso, Descemer Bueno y Yadam González.
A finales de los 90s, Nam San se presentaba ante miles de personas con Gerardo Alfonso, cuando estaba en pleno auge el tema dedicado al Che “Son los sueños todavía”. “Ahí sí me puse nervioso”, precisa el guitarrista.
Aunque increíblemente su historia profesional es bastante inexplorada, su trayectoria en la música cubana es tan vasta que le sitúa en la grabación de muchísimos discos y en conciertos de artistas como Descemer Bueno, Kelvis Ochoa, Habana Abierta, Interactivo, Raúl Paz, Luna Manzanares y tantos otros.
“Me gusta más el estudio porque me permite ser más creativo y aportar más ideas. Creo que me viene por lo genes pues soy muy metódico, y en el directo hay detalles que no puedo controlar”.
Mientras lo afirma, florecen en su memoria momentos importantes como la presentación de Lolita Flores, en el contexto del Cubadisco 2003. “Estaba emocionado por regresar a casa, tocando con unas de las figuras más importantes de España, donde residía desde el año 1998”.
El primer concierto con Habana Abierta en la Tropical le regaló la sorpresa de ver a tanta gente convocada y de sentirse cómplice de una música que había nacido lejos pero que tocaba profundo al gusto del público cubano. “Hasta ese día no tuvimos idea del alcance que habíamos logrado”.
“Habana Abierta en Miami en el 2000 –prosigue-. La primera vez que iba a esa ciudad y con una banda emblemática de Cuba. Fue interesante por lo que representaba musical y conceptualmente en ese momento”.
De especial califica al primer concierto/DVD de Descemer Bueno, en el capitalino Teatro Mella. “Tuve la responsabilidad de organizar musicalmente el show. Me satisfizo mucho que la propuesta de Descemer fuera tan bien acogida”.
Hay discos que Nam San guarda con cariño en su historia de instrumentista y que le unen, repetidas veces, a la misma agrupación. “Habana Abierta 24 y Boomerang. Siento orgullo de estar en un álbum patrimonio sonoro que ha abarcado ya casi cuatro generaciones”.
En los años de España, donde vivió entre 1998 y 2011, trabajó con Pasión Vega, Pastora Soler, Tam Tam Go, Beatriz Luengo, Amparanoia y Alejo Stivel, quien era en esa época el productor más cotizado. “Grabé muchos discos números uno en ese país con grupos antológicos. Aprendí que además de una pasión, la música también es un negocio”.
“En esta profesión tienes que asumirlo todo y dejarte llevar. Ahora prefiero las sonoridades fuertes, más rockeras”, predilección que manifiesta en la grabación de un nuevo fonograma al que titula Piezas Únicas.
Igualmente le ha cogido el gusto a la producción musical. “Hice la coproducción del CD A Full, de Luis Barbería, Amor, de Haydée Milanés y un álbum de la trovadora Sorah Rionda. Estoy preparando el próximo de Jorge Kamankola”, anuncia.
Por estos días, Nam San Fong participa en la gira latinoamericana del cantante argentino Diego Torres, que se extenderá hasta finales de año y le ha permitido presentarse en diversos escenarios.
La guitarra para él es una vocación que empezó como juego, se convirtió en obligación académica y, al cabo de tantos años, en un apéndice de su propio cuerpo. “Es mi medio de expresión más seguro. Cargo con ella todo el tiempo, hasta en las pocas vacaciones que tengo”.
La carrera y la vida de Nam San Fong han estado tocadas por muchos músicos, ellos también dan su opinión sobre el amigo guitarrista a los lectores:
Polito Ibáñez: Amigos de OnCuba, Nam San es el “sacrosanto instrumentista” que se distingue entre otros por dominar todos los estilos de la música. Su técnica depurada y, sobre todo, su buen gusto, le hacen transitar hacia lo hondo del repertorio de cualquier artista, como un duende sin límites hacia la perfección y la belleza de toda música.
Kelvis Ochoa: “Lo conozco desde que era un niño. La guitarra de la elemental era más grande que él. Es mi amigo, mi hermano. Ha estado presente en todos mis procesos creativos y su aporte a mi obra es esencial, formatos varios en nuestro viaje compartido. Hoy comparto con él y espero seguir compartiendo tanto como músico y como amigo. Nam San es imprescindible”.
Luis Barbería: “Puedo asegurar que es el amigo y el guitarrista que nunca te fallará. Su fidelidad es tal como ambas cosas. Como amigo, puede darte su palabra hoy y la mantendrá dentro de diez años. Como guitarrista, la frase melódica o el Rife que creó hoy para acompañarte un tema, te la hará exactamente igual dentro de diez años”.
Raúl Paz: “Como músico es de los más astutos que conozco. Siempre cae de pie aunque no sepa muy bien el tema. Tiene un sonido de guitarra muy propio que con los años ha perfeccionado y personalizado. Se mueve como pocos en muchos estilos con criterio y respeto. Es el guitarrista que todos queremos tener cerca en un concierto pues está ahí contigo hasta el más mínimo detalle, acompañando y siguiéndote en los delirios del escenario.
“Nam no pasó por los caminos típicos de la escuela de guitarra en Cuba, sin embargo, es hoy sin duda alguna uno de los mejores del país y sobre todo mi preferido.
“Como persona se parece mucho al músico que es. Sincero y amigo. Tiene el talento de aunar y no dividir. Quiere y se deja querer, y desprende un cariño tranquilo que te hace sentir bien. Es un excelente papá y un gran jodedor en los buenos momentos. Un tipo que sabe vivir la vida tal como es, tratando siempre de no hacer mal a nadie”.