Tras el desplome de un balcón en el barrio Jesús María de La Habana Vieja que resultó en la trágica muerte de tres niñas cubanas el 27 de enero, el escritor y realizador cubano Eduardo del Llano compartió en las redes sociales un video en el que hace varias observaciones agudas y necesarias. Una de ellas es tan sencilla y evidente que muchos la descartarán como trivial, o irrelevante, o hasta irreverente. Dirán algunos que no es el momento todavía, a la sombra de semejante tragedia, de señalar verdad tan meridiana. Pero se trata de una verdad indiscutible y de gran alcance: estas tragedias, que tanta angustia provocan y que tanta condena justificada suscitan, suceden en todas partes del mundo.
Antes de juzgar o defender la intervención de Eduardo del Llano, reconozcamos que las reverberaciones políticas de la desgracia las sentimos todos, en todos los puntos geográficos y en todos los puntos del espectro político. Dos días después de lo acontecido, Televisión Martí ya anunciaba desde Miami que “organismos independientes acusan al régimen castrista por la alarmante situación de la vivienda en el país.” Y los comentarios sobre esta emisión que se subió a Youtube con el titular “Sepelio de adolescentes en La Habana”, lejos de suprimir las declaraciones políticas en momento tan doloroso, se ensañaron con el régimen castrista y en contra del comunismo en general, con los acostumbrados epítetos e improperios.
Tampoco tiene sentido juzgar o defender a los que, adoloridos y angustiados por las muertes evitables y por el espantoso deterioro de la ciudad maravilla del mundo, expresan su rabia, su desconcierto, su desesperación ante semejantes hechos. Pero sí debemos concordar en que tarde o temprano, ante esta tragedia y ante futuras crisis y disyuntivas, debemos esforzarnos en desarrollar un discurso racional y constructivo, pues se trata de crisis o de disyuntivas profundamente sentidas por cubanos, físicamente presentes y geográficamente lejos, y a la larga el futuro de la comunidad transnacional cubana depende de nuestra capacidad de comprensión y colaboración, de nuestra capacidad de identificar metas comunes y criterios compartidos. ¿Cómo hablar, responsablemente y de manera constructiva, de lo que nos duele?
Reflexionemos, entonces, sobre la verdad señalada por Eduardo del Llano, verdad que a pesar de su sencillez se resiste a la comprensión colectiva y las conclusiones necesarias. ¿Qué nos exige esta verdad como sujetos que atestiguamos y analizamos, que reaccionamos y discutimos los acontecimientos que nos duelen, que colocamos estos eventos en las narrativas históricas imperantes y las estructuras ideológicas recibidas?
Hace menos de dos años en Miami colapsó un puente peatonal causando la muerte de seis personas. No se produjo, desde luego, una ola de sentimiento anticapitalista, ni se reflexionaba sobre el papel del profit motive en esta desgracia, ni se promulgaron llamados a cambiar el sistema de gobierno municipal, estatal, ni nacional —y mucho menos en el discurso cubano-americano. Esto es fácilmente comprobable comparando los comentarios de los usuarios de Youtube sobre los dos incidentes. Estos comentarios pertenecen a dos universos discursivos incompatibles, a dos language games con reglas contradictorias.
En pocas palabras: en Cuba los problemas son parte de un sistema, y este sistema se denuncia; en Estados Unidos los problemas son asunto de particulares, y no caben cuestionamientos sistémicos. En Cuba los responsables son los jefes de estado, mientras que en Estados Unidos no señalamos siquiera el National Transportation Safety Board.
¿Esto cómo se explica? ¿A qué se deben reacciones tan polarizadas ante lo que son, a fin de cuentas, tragedias bastante análogas? Eduardo del Llano ya anticipa en su reflexión la respuesta predecible. “Me van a decir que allí la culpa no es del gobierno, la culpa es de la compañía que está construyendo.” Y por cierto, en el caso del puente peatonal en Miami, las demandas legales se hicieron en contra de las compañías de construcción y no en contra de las entidades estatales responsables —los inspectores, por ejemplo, o las entidades municipales que aprobaron los planes, o el National Transportation Safety Board.
Pero demos un paso más en el análisis sistémico, análisis que no suele aparecer ni en los medios masivos en los Estados Unidos ni en los comentarios de los que consumimos lo producido por estos medios. Todos aceptaríamos, si reflexionamos un poco, en que sin determinadas regulaciones estatales, el motivo de lucro o el profit motive que impera en el mercado, aquel afán desenfrenado de “maximizar” las ganancias y minimizar los gastos, colocado por encima de las consideraciones sociales, produce miles de víctimas e incluso muertes todos los años. Las pruebas abundan.
¿A qué se debe, si no a la supeditación de los deberes sociales al motivo de lucro, la tragedia de los aviones Max 8 de Boeing que entre ocho accidentes dejaron un saldo de 257 muertos? Ya manifiestan los documentos internos de la compañía que las abundantes preocupaciones y advertencias de ingenieros y analistas se suprimieron. ¿O la epidemia de adicción y sobredosis del opioide perfectamente legal, Oxycontin, de Purdue Pharmaceuticals, epidemia manufacturada de manera consciente y calculada y que ha acabado con las vidas de miles de personas? ¿O la supresión por la industria tabacalera de la evidencia de los efectos dañinos de sus productos? ¿O las personas que han muerto por no poder costear la insulina tras un radical incremento en el precio por compañías como Eli Lilly, en un caso manifiesto de profiteering? ¿Por qué no surgen ni en los medios masivos ni en las redes sociales —y mucho menos en el discurso político de la diáspora cubana— las denuncias del estado y análisis sistémicos del fenómeno?
Existe una explicación superficial, y hasta cierto punto comprensible. Cuando un Estado nacionaliza las empresas grandes y pequeñas, y se arroga toda la autoridad sobre la actividad comercial y económica, e impone una planificación centralizada, es natural, hasta cierto punto, que las denuncias por negligencia o mala fe se dirijan contra el propio Estado. Pero de nuevo, un mínimo de reflexión pone de manifiesto que en ambos casos, en ambos contextos político-económicos, existen complejas redes de poder y responsabilidad que incluyen a obreros, contratistas, ingenieros, funcionarios, entidades supervisoras, legisladores y gobernantes.
Es impensable en realidad una economía “completamente centralizada” o “completamente descentralizada”. La predecible explicación, entonces, de que en Cuba el Estado debe asumir la responsabilidad entera mientras que en Estados Unidos el Estado no debe asumir ninguna responsabilidad se vuelve absurda. Debemos ser capaces de hablar de los problemas sistémicos, tanto de los problemas similares como de los problemas disímiles, de ambos lados del Estrecho de Florida. Sin embargo, como comunidad transnacional, aún no nos hemos mostrado capaces.
El asunto que nos ocupa en esta breve reflexión no es la economía política sino la sociedad civil —el discurso cívico, el diálogo responsable, el juicio racional, los planteos constructivos— y el ejemplo de los derrumbes debe servir como un claro ejemplo, reciente y traumático, entre muchos ejemplos clarísimos, de que no hemos sido capaces aún de identificar metas comunes ni criterios compartidos y consistentes. Persiste una visión binarista, maniquea, heredada de la guerra fría, que aún nos impide hablar de forma responsable y sensata de asuntos de enorme importancia para todos, como los accidentes trágicos aquí comentados.
Y si no podemos hablar lúcidamente, con un mínimo de coherencia, de dos sucesos concretos tan análogos debido al hecho que entre los dos se interponen el Estrecho de Florida y dos cosmologías incompatibles, ¿cómo hacemos para hablar de asuntos más complicados como la pobreza, la democracia, la libertad, la identidad cultural, el racismo, la violencia contra la mujer, el abuso policial, es estado carcelario, los derechos de la comunidad LGBT, el equilibrio idóneo entre el estado y el sector privado?
El documental de María Isabel Alfonso, Rethinking Cuban Civil Society, nos encamina en este proyecto social, intelectual, y político. El documental establece desde su inicio que la sociedad civil, tal como se entiende en el contexto internacional y tal como la caracteriza Rafael Hernández en su ensayo de 1993, Mirar a Cuba, no ha podido echar raíces profundas en la isla. La sociedad civil es un “concepto secuestrado,” un ideologema que el estado de partido único ha “tragado” o “coopatado,” a tal punto de enviar delegaciones de funcionarios gubernamentales a foros convocados expresamente para las organizaciones no gubernamentales, como los foros que tuvieron lugar de manera paralela en La Cumbre de las Américas en Panamá en 2015.
He intentado sugerir en esta reflexión, sin embargo, que si bien la sociedad civil aún no ha echado raíces profundas en la Isla, tampoco ha florecido en el otro “polo”, el otro centro de gravitación política y cultural, al otro lado del Estrecho de Florida, en la supuesta capital de la diáspora cubana —ni en los medios de comunicación ni en el discurso político ni en buena parte de las redes sociales.
¿Cuáles son las condiciones mínimas para la germinación y el cultivo de una sociedad civil transnacional, para la “plaza pública virtual”? Porque si bien no existe sociedad civil sin disenso, también es cierto que el desacuerdo requiere un acuerdo previo, como en el dominó o en el boxeo. La sociedad civil es una estructura precaria que requiere un delicado equilibrio de fuerzas, una especie de ingeniería social, un equilibrio entre el forcejeo y la colaboración, entre el pugilismo y el compromismo mutuo.
Si la sociedad civil requiere una serie de condiciones institucionales, históricas, culturales, e ideológicas, una especie de contrato social, el acatamiento de todos a ciertas premisas fundamentales, el modesto propósito de esta reflexión es ofrecer una premisa posible, una posible regla del juego o rule of engagement.
Propongo que aceptemos como punto de partida una premisa que, tal como la observación de Eduardo del Llano, es fácil de comprender pero difícil de asumir debidamente: el modelo realizado no existe en ningún lado.
Cuando un puente colapsa en Miami y seis personas mueren, y un balcón colapsa dos años después en La Habana y tres niñas mueren, debemos ser capaces de reconocer que ninguno de los “polos” o “sistemas” ha resuelto los problemas fundamentales, ninguna de las cosmologías político-económicas ha dado con la fórmula para combatir la desidia urbana, por ejemplo, o para erradicar el hambre, para resolver “la alarmante situación de la vivienda” ni allá ni acá, para eliminar la brutal y persistente violencia policial, sobre todo contra los negros, para abolir el estado carcelario. Ningún contrato social ha dado con la fórmula para el desarrollo de una prensa libre y responsable, una democracia transparente, participativa, e igualitaria, un sistema electoral confiable, un sistema judicial imparcial.
Si la propuesta resulta demasiado obvia, reconozcamos por lo menos que hasta el momento el discurso cívico transnacional, aquella multitud congregada en la “plaza pública virtual,” no ha cobrado plena consciencia de sus propias distorsiones. Sigue operando bajo una radical asimetría geopolítica e ideológica, bajo una especie de ley newtoniana según la cual la masa más grande ejerce una fuerza gravitacional mayor, y donde se sobreentiende que tarde o temprano la masa menor debe entrar en la órbita de la mayor.
Una sociedad cívica transnacional cubana debe arrancar con el rechazo declarado y sostenido de esta ley de gravitación, un rechazo contundente de las epopeyas oficialistas de Miami, de Washington, y de La Habana, de las hegemonías políticas antagónicas pero terriblemente desiguales, con un rechazo explícito —y aquí me dirijo más a los cubanos y cubanoamericanos en el “polo norte”, en la supuesta capital de la diáspora— a esa idea tan débil pero tan profundamente arraigada de que el mejor de los mundos posibles ya existe, más o menos, y que florece en la tierra firme de América del Norte.
Los cambios a ambos sistemas deben ser profundos, radicales, estructurales, sistémicos; no debemos suponer que el resultado debe encontrarse en algún punto equidistante entre los dos polos, entre los dos centros de gravitación; y finalmente, dadas las profundas asimetrías, los obstáculos tan diferentes que enfrentamos en los dos polos, no debemos suponer que los contratos sociales que se proponen en ambas orillas han de parecerse, aún cuando se atienen ambos a las normas internacionales y los principios universales.
Esto es un bodrio escrito en lenguaje intelectual. Por supuesto que ocurren accidentes en todas partes y que hay individuos egoístas, intereses oscuros y negligencias, pero el accidente del puente NO es comparable con una ciudad dejada al abandono criminal de SEIS décadas y a la descarada indolencia de hacer que miles, incluyendo niños, vivan en condiciones infrahumanas y después proclamar falsas victorias sociales y construir lujosos hoteles que esas personas nunca podrán disfrutar.
Por supuesto que hay abusos policiales y sociales en USA y en todo el mundo, pero también hay un sistema democrático para denunciarlos y combatirlos, lo cual NO es comparable con una dictadura de SEIS décadas que rige un estado totalitario y policiaco.
Por supuesto que la prensa se parcializa y muchas veces no es objetiva en USA, pero hay un profundo respeto a la Libertad de Expresión y la opción de leer diferentes perspectivas, lo cuál NO es comparable con la falta absoluta de libertad periodística y de expresión en Cuba, donde decir la verdad y publicarla es sinónimo de traicion a la Patria del PCC.
Eduardo del Llano es un demagogo oportunista y este señor “cubano-americano” es más demagogo aún, atreviéndose a tratar de disfrazar la verdad, explicar lo inexplicable y, en buen cubano: Hablar Mierda.
Realmente no estás pa na. Y tus verdades, mis verdades, pierden fuerza en tu discurso. Eso lo encuentro peligroso, triste.
Primero: coincido con lo que me parece entender como tema, idea central, objetivo, presupuestos del comentario.
Segundo: pero ya que se trata de un comentario queriendo poner otra de cal donde se ha puesto mucho de arena, resiento que no se haya sido imparcial a la hora de juzgar los que se considera cal y lo que arena. Ni la pertinencia en el tiempo de uno u otro material. La manera de comportarse ante la muerte está sujeta a dictados culturales. En este caso no se trata de discutir un tema teórico apoyándose en un hecho hipotético, sino de un hecho real que dio lugar a una reacción cuya pertinencia es cuestionada. Es como ir a un velorio a cuestionar por que la hermana de una victima se ahoga en llanto y diatribas contra el criminal, en vez de dirigir su desgarrada impotencia contra los fabricantes de armas y la violencia que engendra la sociedad.
Tercero: se me ocurren algunas diferencias obvias a partir de la lectura del texto, casi como si me las hubiese sugerido el autor, entre los sucesos aquí y allá, como para entender que sean juzgados distintamente, el porqué de que lo de un lado se vea así y lo del otro se vea asao 1) allá mata la búsqueda de réditos, aquí se muere de gratis 2) muchos hechos allá están relacionados con obras y circunstancias complejas, a la complejidad del desarrollo, y aquí están relacionados con la involución, el deterioro, la precarización 3) allá los estamentos, instituciones, reglamentos, resultan confiables en general para la sociedad autóctona e inmigrante, y aquí se trata de una paulatina pérdida de confianza en el poder resolutivo de todas las instancias y de la eficacia organizacional del sistema (excepto los bien ponderados seguridad del estado, salud y educación, estos dos últimos en franca desacreditación) (quien ha escuchado alguna vez a alguien decir “que bien funciona Vivienda” “que bien funciona el MICONS” )
Cuarto>
Ocurren accidentes todos los días en todas las partes del mundo, obviamente y supongo que sus ciudadanos encaucen sus opiniones, militen exijan, refrenden. Lo que no me parece obvio es que continuemos todos los días rodeados de las mismas circunstancias que llevaron al colapso en la fatídica esquina del barrio de Jesús María y eso parezca normal y hasta hoy, ni una sola nota referido a los responsables de ese lamentable y de todos los que vendrán. Que tan normal y flemático luciría del LLano de haberle tocado un poco más de cerca.
Falso. Tras el colapso del puente de la FIU en Miami sí se denunciaron resposabilidades políticas también. Miren este artículo (que oportunamente Cubadebate tradujo y publicó también). https://www.miaminewtimes.com/news/munilla-family-firm-behind-collapsed-fiu-bridge-are-major-miami-political-players-10176950
Si el Estado Cubano+Partido Comunista hace suyos los logros de los medicos y bioquimicos y creo que ya no quedan mas logros que contar… del mismo modo tienen que hacer suyos y responsabilizarse con las consecuencias de negligente gestion economica y social.
En Miami, donde se cayo el puente mencionado, es un inversionista privado quien es responsable por el planeamiento y ejecucion de la obra. Todos los participantes privados en esa obra estan siendo investigados y seran llevados a la justicia criminal si se determina que hubo negligencia.
Quien si no el Estado Cubano debe responder por su negligencia e incompetencia? No puedes ser el dueno del bate, la pelota y el juego y culpar al equipo contrario si pierdes.
Lo que menciona de la brutalidad policial en USA es cierto. Lo curioso es que esa noticia tambien la dan aqui, sale en todos los periodicos y todos los canales de television y nadie lo puede esconder y esos policias son procesados de acuerdo con la ley. Me encantaria ver alguna vez un articulo en el Granma o en la TV Cubana donde discutan el abuso policial constante que hay en Cuba, la falta de libertad que permite a un policia llevarte preso sin siquiera darte una explicacion, que discuta la indecencia de acosar a las personas por pensar diferente o la corrupcion de la aduana que funciona regularmente en base al soborno y el abuso.
Si, propongo que se miren los dos polos con el mismo catalejo. El cubano que ha vivido y trabajado toda su vida en Cuba y vive miserablemente en una vivienda que se cae a pedazos haciendo todos los dias algo aceptablemente ilegal para sobrevivir y aquel que vino a USA donde presumiblemente seria discriminado y empezando de cero solo con su trabajo en unos meses vive con mas tranquilidad y dignidad que el se quedo atras. Y este gusano de aqui que vino dejandolo todo atras es, ademas, el que ayuda a los suyos a sobrevivir y al Gobierno cubano a tener el dinero de las remesas que mal administra en hacer hoteles de lujo en vez de arreglar balcones antes que se caigan…
No, usted no tiene razon y tampoco Eduardo del Llano a quien respeto como creador pero padece de la catarata tipica de quien ha nacido y vivido en nuestro pais y no conoce otra cosa que el discurso con el que crecimos. Accidentes pasan en todas partes pero esto no es un accidente. Es una desgracia que sucede y se repite y se repetira mientras el pueblo cubano no sea la prioridad de los que mal gobiernan nuestro pais. Esas cosas solo pasan en muchos otros paises donde los gobiernos son abiertamente corruptos y ladrones, sin pintarse la fachada demagogica del socialismo y salvadores de su pueblo. Como alguien dijo del comunismo… el gobierno te corta las piernas y luego te da muletas y encima espera que se lo agradezcas…
Yo no voy ha dejar un comentario de 5 paginas, solo el que siempre hago pues vivo en lahabana vieja. culpamos de todo al gobierno, pero las acciones de deterioro de las edificaciones de la habana vieja las hacemos nosotros. vivo alli, veo el dia a dia de mi calle mi ciudad, el comportamiento de los que vivimos, convivimos….el maltrato a las edificicaciones las construcciones ilicitas, la suciedad no por que no se recoja la basura si no por la idolencia de esos que viven o que llegan a vivir falto de una educacion social, el aumento poblacional de la zona, el hacinamiento de los inmuebles. Entonces eso propietarios de viviendas en su mayoria adquiridos por diferentes medios nunca han separado ni un peso o cuc de sus ganancias por las que sean para la reparacion de sus viviendas pero si se les ve vivir como quieren, tomando, trasnochando, fiestando, en fin..pero luego si culpamos entonces al gobierno por todo….que tiene culpa, si por que no tiene organizado un sistema que no permita que en un lugar tan poblado siga permitiendose que mas personas vivan y ocupen casas que por demas ya no se les puede ni llamar asi por que le han hecho tantas modificaciones que es imposible llamarlas de ese modo. Creo que el tema constructivo en la habana vieja tiene muchos lados para verse muchos somos culpables de como esta constructivamente la ciudad. Lamento tanto que esas tres criaturas hayan perdido sus inocentes vidas.
Tiene usted razon amigo mio… la apatia y el abandono estan ya enraizados en nuestro pais. No hay orgullo y nadie cuida nada pues el desaliento ni deja ver la suciedad y la destruccion. La gente necesita donde vivir y usted tiene la suerte de tener su techo decente pero hay muchos que no lo tienen y sabemos todos que en nuestro pais se construye solo por intereses economicos del Estado y no viviendas accesibles a la poblacion. Sabe usted igualmente que la persona trabajadora no tiene recursos propios para adquirir o mejorar una vivienda que ya se cae a pedazos con el peso de los siglos. Estoy de acuerso en que en Cuba se fiestea mucho y se trabaja poco, pues el bienestar no ha estado nunca vinculado al esfuerzo decente del trabajador sino a la lucha diaria de sobrevivir lo mejor posible mientras pasa el temporal que ya lleva 6 decadas. Sepa usted que esas mismas personas que por anos viven en la inmundicia, la suciedad y la bebida llegan a este pais y se forjan un futuro y son incapaces de tirar una colilla en el piso siempre limpio de esta ciudad y que se enorgullecen de tener sus pequenas viviendas en una pulcritud envidiable.
Discrepo, usted sabe de los años, dinero y gestiones que tiene que hacer una persona para conseguir hacerle un mantenimiento mínimo a su casa, no digo yo un edificio? Ni de qué hablar de adquirir una vivienda. Usted no vive realmente en Cuba, por no decir en la habana vieja. No es menos cierto que a esos lugares están migrando personas que vienen de otros lugares del país en busca de mejores oportunidades, como mismo hemos emigrado al exterior del País nosotros, el exilio. La desesperanza de los primeros los lleva al alcoholismo, la mala calidad de la educación a la ignorancia. El que tiene condiciones económicas en Cuba es porque alguien se las proporciona desde el extranjero o roba en su trabajo. La mayoría no tiene ni una cosa ni la otra. Sea más objetivo. Yo viví 18 años en Jesús María, a mí no me cuela ese cuento.
Gran articulo!
Pasó en Cuba, soy cubano, mi familia vive en Cuba. Resulta que ahora esas no son razones suficientes para exigir una respuesta por parte de las autoridades responsables. Dos o tres artistas o politicos cubanos y medios de información que opinen fuera de cuba le quita el derecho al resto de los cubanos porque sencillamente no son criticos de las sociedades en donde ahora residen. Como saben uds que no es así? Si buscas bien en las redes hay tambien cubanos donde quiera que esten en el mundo marcan la diferencia en la sociedad y activamente influenciando su entorno.
No pude con tanto paternalismo con el régimen cubano y desafío al Gobierno de EEUU. Me pareció estar leyendo el Granma con matices diferentes para hacernos creer que no es un periódico oficialista. Dejarán de ver la paja en el ojo ajeno algún día? En el Capitalismo no tiene que ver el gobierno con un puente peatonal, todos los responsables pagan por el error y los damnificados reciben hasta millones de compensación. Tenemos nosotros que hacer campañas en un país de leyes? Por qué no podemos hacerla contra una Dictadura que al monopolizarlo todo, es por ende el responsable de todo. Por qué es el exilio el que tiene que ocuparse de estas denuncias? Porque el que lo ha hecho allá adentro lo acosan, lo apresan, lo matan y golpean. Nosotros tenemos las herramientas y la información real y sobre todo porque en tierras de libertad supimos del daño que nos hizo ese Sistema, por tanto se vuelve prioridad hacer por los nuestros que aún permanecen en esa isla-cárcel. Tanto daño han hecho que hasta Incluso el pseudointelectual como E. del LLano se conforma con el Sistema Socialista, aquél que no le ha dejado ni hacer sus propias inversiones para su obra y necesita de crowdfunding para solventarlo.
Bueno, en mi pobre condición de observador de repente no tengo mucho derecho de comentar, pero haré un empeño. Antes de todo, la pérdida de vidas humanas, tanto aquí como allá, es una horrifica tragedia, que nunca se debe repetir, ni olvidar. En cuento a la comparación y el contraste de reacciones y respuestas tanto el ¨balcón¨como ¨la puente¨ me parece que es un muy bueno punto de argumentación, y lleva a la luz las contradicciones de la supuesta ¨cede¨de la diáspora y sus intenciones políticas (no humanitarias).
Sin embargo, el (mal)uso ligero de la conceptualización de la sociedad civil no ayuda con la comprehension del articulo ni con una solución practica para responder al problema grave de que el autor quiere tratar. Si bien ha leído los magníficos ensayos del Prof. Hernández, y otros muy importantes obras como las de Acanda, se sabría que la sociedad civil no es un concepto neutral ni explícitamente concreto, la cual que se usa muchas veces de una forma muy liberal donde se cree una (falsa) division entre el estado y la sociedad. Hernandez y Acanda señalan a Hegel, Marx, y Gramsci y sus mejor y mas substantivas interpretaciones de las relaciones complejas entre el estado y la sociedad. Dependiendo de la tradición histórica-académica, su criterio o características son diferentes. Es importante hacerlos explícitos en cualquier uso del término .
Además decir que la sociedad civil es necesariamente buena es totalmente erróneo. La sociedad civil se puede considerar tanto la esfera del debate publico, como el con flujo asociativo-organizacional de los diferentes elementos y intereses sociales. Pero la carácter cualitativa no tiene nada que ver con actuar de una manera civil. La sociedad civil es un nivel o ambiente de análisis y no debemos, (y es peligroso presumir, como Robert Putnam lo ha hecho) pensar que esa esfera es un salvador de nuestros problemas de gobernanza. Los nazi, los fundamentalistas religiosos, los jihadistas radicales, y en este caso los anexionistas, anti-comunista-paramilitares también son parte de esa sociedad civil de que el autor se olvida. Pensar que ¨fortalecer la sociedad civil transnacional¨ en sí, va resolver el problema de los cubanos es netamente falso y peligroso, si no me creen, véanse el Helms-Burton o el Torricelli, 20-30 millones de dólares al año para fomentar la sociedad civil ¨cubana¨sin entender realmente el concepto es que nos ha dejado en el problema y las contradicciones que menciona el autor. No todas las partes de la sociedad son creadas iguales. Establecer relaciones entre elementos transnacionales que realmente reconocen tantos los logros como las brechas, que apoya una praxis orgánica de la isla y no impuesto desde afuera con fines politicos o para vengar el pasado es esencial para un proyecto verdaderamente constructivo y positivo. Cuba ya tiene raíces fuertes de la sociedad civil, es hora de discernir y solidarizarse con los actores que realmente son creativos y no destructivos.
Este articulo da tanta risa, que no vale la pena ni analizarlo. La perspectiva es tan falsa!. Yo lo invito a que vaya a vivir a Cuba como la gente de a pie: que viva allí en una vivienda en malas condiciones, que coma lo mismo que come mi tía de Jacomino, que no pueda escribir nada en contra de las injusticias del feudo castrista. Es decir, que deje su cómoda cátedra en la muy americana Indiana, desde donde estoy seguro adoctrina a los estudiantes, llenándolos de las estupideces y crueldades del socialismo y el comunismo (que luego votan por el viejo decrépito de Sanders, la histérica de la Warren, y toda esa caterva izquierdista seudodemócrata).
Los comentarios están mejores que el artículo.