Las autoridades de La Habana castigarán con multas de 2.000 pesos a quienes no guarden distancia física de al menos un metro en las colas, declaró el coordinador de Fiscalización, Control e Higiene del gobierno en la capital cubana, Orestes Llanes.
La crítica situación epidemiológica evidenciada en el incremento de casos positivos de la COVID-19 y su dispersión por la ciudad, obliga a arreciar las acciones de control y de prevención, dijo Llanes a la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
Desde que el 1ro de septiembre entraron en vigor en La Habana nuevas disposiciones dirigidas a limitar la movilidad de personas y vehículos, amparadas por el Decreto 14/2000 del Consejo de Ministros, se han impuesto 3.457 multas, de las cuales 207 ascienden a 3.000 pesos cubanos (CUP) y el resto a 2.000 pesos, detalla la fuente.
Del total de sanciones, 64 fueron aplicadas a directivos de instalaciones estatales por no acatar las medidas sanitarias y 108 a administrativos de centros o locales que no cerraron en el horario establecido.
Asimsimo, se impusieron multas a 24 personas por consumir bebidas alcohólicas en lugares públicos añadió, y a otras 26 que violaron el toque de queda vigente de 7:00 p.m. a 5:00 a.m. en la ciudad.
Por su parte, la policía retiró la matrícula y documentos de circulación a 35 conductores de vehículos que no portaban el autorizo correspondiente, o transitaban fuera del horario permitido, precisó Llanes, citado por la ACN.
A pesar del aumento de las restricciones que impuso el gobierno habanero desde el martes pasado, siguen observándose incumplimientos de las regulaciones higiénico-sanitarias por parte de personas e instituciones, advirtió Llanes.
Las largas colas son un problema crónico en Cuba, a causa del desabastecimiento de productos de primera necesidad como alimentos y artículos de higiene, reforzado por el impacto del embargo estadounidense y la pandemia de coronavirus.
En las condiciones epidemiólogicas actuales, esas concentraciones de personas representan una de las principales preocupaciones para las autoridades sanitarias de la Isla, y aunque el gobierno cubano decidió atacar a los llamados coleros, acaparadores y revendedores, la escasez y las colas continúan.
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