No hay amor como el de madre. Puede parecer un lugar común, pero todas las madres, de cuerpo y también de alma, saben que es cierto. Como también lo saben, lo sabemos, todos los hijos.
No son perfectas, porque nadie lo es, pero sus seres relucen y se agigantan cuando se trata de sus hijos. Entonces aflora toda la ternura, toda la voluntad, toda la paciencia y la dedicación, toda la fiereza, si es necesario.
Este domingo, el segundo de mayo, celebramos en Cuba el Día de las Madres. Es ya el segundo en medio de la pandemia, solo que ahora vivimos un escenario todavía más complejo que el del pasado año.
Durante la COVID-19, las madres cubanas han vuelto a engrandecerse, a multiplicarse. A su rol protagónico en la familia, en el hogar, en el sustento cotidiano, se ha sumado también la tensión de una enfermedad que no distingue edades y ha obligado a suspender las clases y restringir otros espacios de socialización habituales de sus hijos.
Pero los riesgos y los contagios, la escasez y las irresponsabilidades —que también las ha habido—, no han disminuido su cariño y su sonrisa; como tampoco han mellado su determinación, su empeño en salir adelante, y con ellas, sus hijos, a pesar de todas las dificultades.
Por ello en este día, su día, queremos honrar su amor y su perseverancia, su coraje y sacrificio. Las imágenes de nuestro fotorreportero Otmaro Rodríguez, algunas tomadas durante la pandemia y otras cuando todavía el SARS-CoV-2 no ensombrecía al planeta, son nuestro sencillo, pero sincero, homenaje a la grandeza de las madres cubanas.
El Día de las Madres, una conmemoración de larga historia —que no se celebra en la misma fecha en todas las naciones—, es hoy nuestro pretexto. Pero a ellas, a todas las madres, las cubanas y las del mundo, deberíamos honrarlas en realidad todos los días, como mismo entregan ellas todos sus días a sus hijos, a sus familias.
El mejor regalo, entonces, es retribuir su amor, con hechos y no solo con palabras, y particularmente en el actual contexto, mientras nos azote la pandemia y también cuando ya no lo haga, protegerlas, cuidarlas y cuidarnos, para que por mucho tiempo más podamos disfrutar de su sonrisa y de su abrazo.
Pasenle todas esas fotos a Diaz Canel para que las utilice en sus twits. Esos son los verdaderos rostros de las madres cubanas y algunos un poco mas triste, preocupados y etc, los cuales mejor no se muestran.