El futuro de la sociedad cubana plantea diferentes hipótesis sobre el rumbo a seguir.
El 11J plantea un antes y un después en muchos campos, pero algunos de sus orígenes y sus causas siguen vigentes hoy en medio de una creciente complejidad social.
Si se tienen en cuenta variables, tendencias, visiones de conjunto, se pueden advertir posibles escenarios y diversas perspectivas de análisis. Entender las características de sociedad cubana actual, la esencia de su modelo político, cómo se comporta demográficamente, cómo es su producción simbólica, cuán diversa es en su realidad, cómo se disputa la ideología, así como comprender que existe una pelea por los propios conceptos y categorías que se utilizan en el lenguaje político, económico y filosófico para explicar el socialismo cubano, y el propio “socialismo”, siguen siendo exigencias y urgencias de hoy.
Las preguntas sobre el sistema político y el Estado cubanos son interrogantes que a la vez intentan rastrear las transformaciones que se han sucedido a lo largo de décadas en las relaciones entre este Estado y la sociedad civil, sobre el encogimiento o el alargamiento del aparato estatal en los contornos de la vida económica y política, y cuál es la mejor vía para canalizar y gestionar las demandas y necesidades de la sociedad cubana en general y de su gente en específico.
La serie Voces Cubanas, con la idea de seguir aportando al debate presente de Cuba, conversa hoy con Juan Valdés Paz, sociólogo, integrante del consejo editorial de la revista Pensamiento Crítico y durante dos décadas miembro del Centro de Estudios sobre América. Por la obra de su vida, recibió el Premio Nacional de Ciencias Sociales. Entre otros libros suyos, pueden consultarse La Transición Socialista en Cuba (1993), Procesos Agrarios en Cuba, 1959-1995 (1997), El proceso de organización agraria en Cuba. 1959-2007 (2009); El espacio y el límite. Ensayos sobre el sistema político cubano (2010) y La evolución del poder en la Revolución Cubana (2018), en dos tomos.
Desde hace algún tiempo la sociedad cubana se transforma social y económicamente, y se visualizan demandas de diversa índole por varios sectores. ¿Está el Estado cubano en capacidad para absorber y gestionar esas demandas?
Quisiera comenzar aclarando la pregunta, la cual más exactamente, en el caso cubano, debiera referirse al sistema político —integrados por conjuntos de instituciones políticas, estatales, y civiles— y a sus capacidades. De manera que me referiré al Estado, un subsistema de aquél, integrado a su vez por diversas instituciones a cargo de las funciones: a) legislativas; b) de producción, implementación y control de las políticas públicas; c) de administración pública de esas políticas; d) de la seguridad externa e interna de la sociedad nacional; e) de la impartición de justicia; etc.
La interrogante sobre las capacidades del Estado se referiría a todas estas funciones, con respuestas diferentes.
Por otra parte, y como se observa, digamos que ningún Estado dispone de la capacidad para absorber y gestionar todas las demandas que le plantean sus respectivas sociedades, aunque sí sus necesidades básicas; y la capacidad de que dispone y el número de satisfacciones que puede dar es una variable temporal afectada por diversas condiciones, algunas de las cuales pueden controlar y otras no.
Regresando al escenario cubano de la pregunta, diría que el Estado cubano ha logrado, con variaciones en el tiempo, particularmente en las primeras tres décadas del período revolucionario, satisfacer gradualmente, en cada esfera del Estado, gran parte de las demandas de la sociedad, así como satisfacer las necesidades básicas de las grandes mayorías, mediante una oferta de bienes públicos y una política social gratuita y universal.
Como se sabe, las relaciones de intercambio con el campo socialista en general y la URSS en particular permitieron sostener esta oferta y aseguraron un cierto ritmo de desarrollo. El derrumbe del socialismo este europeo impactó al país severamente, dando lugar a un “periodo especial” del cual logró recuperarse solo en parte.
Ello planteó la necesidad, presente hasta hoy, de iniciar un período de reformas orientadas a instaurar un nuevo modelo económico socialista; un Estado de Derecho; y una nueva etapa de su desarrollo democrático. La dilación de estas reformas, la resistencia de dirigentes y funcionarios de todas las esferas a implementarlas, así como el agravamiento del escenario interno causado por la ofensiva norteamericana de “cambio de régimen” y la pandemia del COVID-19, ha afectado las capacidades del Estado y del incipiente sector privado, para sostener su oferta de bienes públicos y culturales; de mayor desarrollo democrático; de seguridad ciudadana; y de un mayor nivel de vida de la población.
Ciertamente, las capacidades del Estado cubano no solo se han visto restringidas por el escenario actual sino también por otras condiciones más estructurales, de las que quiero destacar al menos tres: a) el modelo de socialismo de Estado, que hace de esta institución un poder omnímodo en todos los sistemas sociales; b) un diseño del Estado, caracterizado por la centralización de las atribuciones y recursos, el verticalismo de la dirección, la burocratización de sus funciones, las manifestaciones de corrupción; y c) el muy bajo control democrático sobre su desempeño.
De lo anterior se deduce que el Estado cubano retiene un potencial de desarrollo de sus capacidades, mediante la superación de sus deficiencias de diseño y de gestión. Numerosas y transitorias campañas —antiburocratismo, contra la corrupción, de mayor representatividad, etc.— se han promovido sin efectos duraderos y sobre todo, sin influir en su diseño institucional.
La implementación de la nueva Constitución de la República y de sus leyes complementarias, parecen ser una oportunidad extraordinaria para superar algunas de estas limitaciones. Al respecto, cobra una especial importancia las propuestas de territorialización o municipalización efectiva de las funciones del sistema político y del civil.
¿Cuál es su opinión sobre la intensificación de las sanciones a Cuba que tuvieron lugar durante la administración Trump en medio de esta crisis agravada por la pandemia y sus consecuencias sobre el país?
El bloqueo económico, comercial y financiero de EEUU sobre Cuba, concebido a partir de 1960, y formalizado en 1962, tiene su propia historia, caracterizada por su intensificación a lo largo del tiempo, como parte de estrategias políticas en las que se contienen sus intereses geopolíticos, más generales; y sus objetivos políticos inmediatos, tales como la subversión del régimen o su inviabilidad. Los impactos del bloqueo han marcado a la sociedad cubana en su evolución de más de seis décadas. La sociedad cubana ha tenido que absorber tales impactos, sobrevivir a ellos, compensarlos y sostener su desarrollo.
Los especialistas han caracterizados al bloqueo de distintas maneras: como un elemento de presión sobre el comportamiento del Estado y el Gobierno cubano; como recurso de una guerra no convencional; y eventualmente, como arma de una guerra convencional.
Pero el bloqueo adquiere un nuevo significado desde el segundo mandato de la Administración Obama, una vez que el Gobierno cubano declara y promueve, un programa de reformas económicas y políticas a su modelo socialista. Obama admite el fracaso de las estrategias desenvueltas hacia Cuba por todas las Administraciones anteriores y propone e inicia un ciclo de normalización de las relaciones con la Isla. En el fondo, de lo que se trata es de la percepción de que las reformas políticas creaban inusitadas condiciones para una mayor penetración e influencia de EEUU en la sociedad cubana, así como para saldar su obsesión por volver a ser un actor interno en ella. Pero no olvidemos que la normalización de Obama tenía como limite la permanencia del bloqueo, aunque sus medidas lo compensaran en parte.
La Administración Trump, de motu proprio o bajo la influencia de los sectores de la derecha electoral floridana, rompió ese ciclo de normalización y reasumió la tradicional política de presiones, llevando el bloqueo a su forma extrema, bajo la percepción de que las reformas cubanas podrían hacer viable al régimen cubano y asegurar su continuidad en el largo plazo. La imprevisible y dilatada pandemia del COVID-19, reforzó los efectos de esa política, desatando una nueva crisis sobre el país.
Las contrapuestas posiciones de ambas Administraciones —cambio de estrategia en la de Obama, radicalización del bloqueo en la de Trump— también se vinculaban a las respectivas estrategias de recuperación hegemónica en América Latina y el Caribe, así como al conflicto con Venezuela.
Considero que sin el bloqueo o asumiéndolo como una invariante de la política de EEUU hacia Cuba, caso de la Administración Biden, la implementación de los programas de reformas al modelo económico cubano, ya aprobados y consensuados, permitiría, mediante un mayor crecimiento y desarrollo, disponer de la capacidad de satisfacer las necesidades básicas de la población y parte de las demandas de sus diferentes estratos. Numerosos economistas cubanos han insistido en lo perentorio de estas reformas.
La actual dinámica socioeconómica genera cambios en la composición clasista o de sectores de la sociedad cubana y sus dinámicas de desigualdad. ¿Cómo ve este problema y sus posibles soluciones?
La sociedad cubana del 2021 es otra y diferente de la de los años ochenta, salvo en el discurso oficial. Los cambios acumulados en la estructura social condicionan las políticas públicas y éstas debieran tomar en cuenta tales cambios.
Podríamos resumir estos cambios estructurales como de: a) una estructura demográfica congelada y envejecida; b) una estructura generacional de siete generaciones políticas convivientes, con las tres últimas vinculadas a experiencias de crisis socioeconómicas sucesivas; c) una estructura socio clasistas modificada por el ascenso de un sector campesino en la sociedad rural y de una burguesía mercantil, en la urbana; una estructura ocupacional que incluye un creciente sector cuentapropista; una estructura del estatus social modificada en favor de la autoridad, propiedad y del ingreso; un patrón de desigualdad que se ha duplicado y cuyo término inferior de la desigualdad incluye más pobres y marginados; etc. Es decir que, en la segunda década de los 2000, la sociedad cubana ha devenido más estratificada, más diferenciada y desigual.
Solo una visión esquizofrénica no vería los cambios ocurridos en la sociedad cubana y no advertiría algunas de sus consecuencias económicas, sociales y políticas. Solo una visión de ese tipo no admitiría el carácter objetivo de un nuevo centro social —grupo etario entre 30 y 50 años—; unas capas medias conformadas por dirigentes, profesionales, oficiales, técnicos y empresarios; intelectuales, etc., para el cual hay que elaborar políticas públicas diferenciadas, ampliar las condiciones del consenso y reconstruir el discurso hegemónico. Igualmente, la necesidad de políticas de recuperación, focalizadas en los espacios y grupos de riesgo.
Esta evolución de la estructura social no ha estado acompañada de un desarrollo sostenido o de un patrón igualitario sustentable, sino de la alternancia de situaciones de crisis y de recuperación económica. Ello ha implicado la necesidad de una nueva estrategia socialista, basada en la emergencia de un nuevo modelo de desarrollo económico y social “con mercado” y el paso a un patrón de mayor desigualdad, en parte compensado con políticas de equidad.
Una cuestión central es que, a diferencias del modelo “socialista” anterior, éste que se promueve ahora conlleva un bloque social menos homogéneo, con intereses reales más contradictorios y con una diversidad ideológica mayor. El consenso requerido sobre el modelo de sociedad se sitúa, más que en las condiciones sociales y expectativas compartidas, aunque también, en la identidad con una comunidad política soberana, más incluyente, igualitaria y participativa, que esté protegida por un Estado de Derecho y acompañada por un desarrollo democrático ininterrumpido. Dicho de otra manera, por el paso de un socialismo de Estado a una República socialista.
En un contexto político, económico y social tan complejo, ¿Cuál es el espacio que tiene hoy la crítica social, cuál el rol de las ciencias sociales y cuál el papel de los intelectuales?
“En un contexto político, económico y social tan complejo”, como el cubano, de asedio y hostilidad permanente por parte de la superpotencia hemisférica, el espacio para la crítica social se hace restrictivo, dado que: esta crítica incluye a los más diversos actores y corrientes; una parte de esa crítica se muestra comprometida con la estrategia de subversión del régimen promovida por EEUU; y otra parte de ella es de oposición al socialismo, al gobierno o a las leyes. Pero el mayor problema consiste en que dichas restricciones, cuando sean necesarias, puedan no ser transparentes, públicas y consensuadas. Cabe decir, que la experiencia histórica es el de un uso discrecional de esas restricciones por instituciones y funcionarios.
Obviamente, ese espacio restringido es en parte una variable de un contexto defensivo, pero ello no obsta para que tenga que haber un espacio libre de restricciones, demarcado y protegido por la Ley que es el espacio crítico de los ciudadanos. La crítica, como libertad de opinión, está amparada por la Constitución de la República y contra ella no caben más restricciones que las admitidas por la Ley. Paradójicamente, ese espacio ha estado acotado no solamente para las corrientes “anti socialistas” sino también para las voces y corrientes críticas que le pasan al régimen revolucionario por la izquierda, es decir que le reclaman no ser suficientemente revolucionario o socialista.
La indefinición teórica y práctica de que sea una “esfera pública” socialista o una “sociedad civil” socialista, contribuye a la promoción de políticas restrictivas y a limitar la contribución ciudadana.
Un caso particular en este panorama es el de las ciencias sociales, institucionalizadas de hecho, a las que en teoría se les asigna el papel de favorecer la construcción consciente de la “nueva sociedad”, mediante la producción de conocimientos, de técnicas y buenas prácticas.
Todo lo anterior supone la existencia de políticas públicas orientadas al desarrollo de las ciencias sociales y a la implementación de sus resultados. En la experiencia socialista, foráneas y cubana, este papel de las ciencias sociales se ha visto estorbado por la falta de tales políticas, por la supeditación de éstas a ideologías de Estado, por el discurso hegemónico, el secretismo, el unanimismo, la inconveniencia política, etc.
Toda la experiencia del socialismo real ha mostrado una alta suspicacia, sospecha y rechazo hacia la crítica expresa o implícita en los resultados de las ciencias sociales, atribuyéndoles intencionalidad política o un carácter subversivo. En esta perspectiva, las políticas hacia las ciencias sociales han tendido a ser medidas de contención. Cabe decir, que la actual postura de la dirección de nuestro país parece ser una superación de estas concepciones.
El papel de los intelectuales ha sido objeto de discusión desde hace siglos; hasta convertirse en una especialidad de las ciencias sociales. Convencionalmente, se acepta que su función social es en general, producir por distintos medios, conocimientos, representaciones, normativas, imaginarios, identidades, testificar la época, etc.
De los intelectuales, o mejor, de los trabajadores intelectuales cubanos, hay que decir que representan al sector social de los creadores, innovadores y críticos del orden establecido, pero sin poseer por ello ninguna naturaleza angelical. No son “las partes blandas de la sociedad” pero tampoco son los depositarios de su destino. Individual o colectivamente, son ciudadanos de una República en la cual tienen derechos y deberes compartidos, así como, lealtades y compromisos con el orden político y social elegido por las grandes mayorías y al servicio de ellas.
Dicho de otra manera, el problema de los actores que cumplen estas funciones es el grado de compromiso individual y colectivo, con los proyectos de nación y de sociedad, refrendados por las grandes mayorías. Frente a estos proyectos se posicionan no solo como intelectuales sino como actores políticos.
¿Cuáles cree que son los desafíos más complejos para el socialismo cubano en este momento?
Lo que llamamos el “socialismo cubano” prefiero representármelo como la conjunción de dos proyectos diferentes: un proyecto nacional, invariante, de independencia, soberanía y autodeterminación del Estado nación cubano; y un proyecto de sociedad, variable, de inspiración socialista.
El proyecto de nación, la prioridad absoluta, ha debido enfrentar la resistencia, mediación y hostilidad de los EEUU como potencia imperial e imperialista. Por su parte, el proyecto de sociedad ha estado influido fuertemente por el contexto, según haya sido este más o menos favorable al proyecto de nación, a la permanencia del poder revolucionario, a la seguridad nacional y a su desarrollo económico social, en el tiempo.
En estas perspectivas, el socialismo cubano comparte hoy los mismos desafíos históricos de los últimos 60 años, pero en un contexto internacional más adverso e incierto. En estas condiciones, el proyecto de sociedad socialista imaginado se ve enfrentado a nuevas restricciones internas y constricciones externas que le imponen los cambios necesarios para que su poder constitutivo se reproduzca, su desarrollo económico político y social se haga viable y su legitimidad se sostenga.
Dicho de otra manera, el proyecto socialista cubano tiene que ser, en el corto y mediano plazo, reformado; y en mediano y largo plazo, repensado y rediseñado.
Pero en lo inmediato, en la coyuntura, el socialismo cubano tiene que: a) controlar la pandemia y remontar sus efectos más graves; b) promover las reformas económicas que le permitan superar la actual crisis de la sociedad cubana, así como a sus propias limitaciones de gestión, atendiendo, como decía el colega Aurelio Alonso en los noventa, a promover un nuevo modelo económico sin desocializar, es decir, realizar la reformas necesarias y a la vez socializar más cada esfera de la sociedad; y c) si bien la emergencia es económica y social, la superación del actual escenario es política, lo cual implica: implementar sin cortapisas el Estado de derecho declarado en la nueva Constitución de la República; instaurar con plenas garantías el orden constitucional prescrito en ella y en sus leyes complementarias; así como, reconstruir el consenso sociopolítico, mayoritario, acerca de un proyecto de sociedad más autóctono y viable.
Por que este pensador liga la oposicion al tipo de estado totalitario que existe hoy en cuba con la perdidad de la saberania ?? De que soberania habla ?? Es o no es el estado cubano,apresado por la fuerza superior de un Partido (PCC) totalitario o no ??Que parte de la poblacion cubana ha elegido vivir en guerra contra los EEUU y sus valores ?? El autor lo puede cuantificar ?? Entonces por que se habla que es un “destino escogido ” ??
Respuesta a la pregunta 1: porque cualquiera puede ver a Yotuel yendo a darle las gracias a Bob Menendez y a Biden por mantener y endurecer las sanciones en medio de la pandemia, cualquier puede ver al “Trump my president” de San Isidro, porque las firmas recogidas en Miami & global associates piden intervencion humanitaria y no respeto a la soberania de Cuba, porque todos saben quienes son los patrones de la UNPACU, y sabemos lo que pide UNPACU cuando le dan microfono: mas sanciones, mas estrangulacion de la poblacion civil e Cuba. La posicion patriotica dentro de la oposicion existe, pero no es ni remotamente dominante (como mismo existe socialismo democratico dentro del PCC pero no es dominante).
Respuesta a la pregunta 2: La parte de la poblacion cubana que ha elegido vivir en guerra contra USA es irrelevante, porque USA ha decidido hacer la guerra a la poblacion de Cuba y le exige la *rendicion*. Por desgracia, no se puede hacer un referendo en Cuba para resolver el problema con USA. No mandamos sobre el Congreso.
La mayoría del pueblo de Cuba prefiere perfeccionar este sistema y no implementar otro. Aún en medio de la situación que vive este país, esa es la tendencia predominante, no ,lo dude. Pueblo no son los delicuentes en chancletas de baño y sin camisas que protagonizaron el 11J( claro hubo , aunque muy pocas, personas serias que se dejaron manipular o tenían otros intereses. Pueblo le llaman desde el norte a los que apedrearon el Pediátrico de Cárdenes… No hay que engañarse. Los autores intelectuales del 11J son valientes únicamente en internet y a 90 millas de aquí… Todos patriotas cubanos que un día emigraron, luego regresaron a vencer o morir…La historia no miente, pero esos “patriotas” modernos aquí no vienen, no hay pantalones para eso….Es la pura verdad, no inventen más….No me interesa la política , pero sí observo mi entorno ….
bueno,en verdad,no ha respondido nada de lo preguntado.
1- es normal y necesario que todo cubano que desee la elimiacion de ese gobiern totalitario y fallido que gobierna en cuba,se acerque a los USA.por que ?? Pues porque en 62 anos,el gobierno de los EEUU ha sido consistente el eliminar ese sistema que oprime y destruye a los cubanos y al Pais.No ha habido aliado mas seguro.Firme en los deseos de los cubanos libres.
2- El gobierno de cuba es incapaz de hacer una consulta al pueblo de cuba porque tiene miedo,no es lo mismo oprimir con todas las ventajas que convencer !!!El dia que el pueblo de cuba con garantias y opcines vote por el PCC ,los EEUU tendran que dialogar con el gobierno electo.Pero dudo que eso se de…..No hablen de soberania los que hicieron de cuba un pais satelite y usaron a los cubanos como carne de canon !!!
Veamos: que “el proyecto socialista cubano tiene que ser, en el corto y mediano plazo, reformado; y en mediano y largo plazo, repensado y rediseñado” (sic), no es ningún descubrimiento político o filosófico de esta hora, sino un tema que ha sido tocado ya muchas veces, desde la desaparición del socialismo real, por la mayoría de los cubanos. Pero, como siempre ha sucedido, en Cuba los cambios dentro de la base y la superestructura han marchado con demasiado retraso. Como quien avanza sobre un campo minado y sin zapadores a la vista. Y esto es más notorio en la política que en cualquier otra esfera. De hecho, todos esos cambios en el pensamiento y en la vida del cubano que señala el articulista han ido fraguándose de manera invisible para quienes se valen de un discurso lleno de viejos esteriotipos. Diría que hasta que llegó el 11 de julio. Y me atrevo a afirmar que fueron invisibles para buena parte de los dirigentes, pues fenómenos de ese tipo no pueden verse hasta que eclosionan si antes, con tiempo, no se advierten y se atienden como es debido. Y no son negados, de forma sistemática, por una mentalidad inmovilista, acostumbrada a satanizar, de manera indiscriminada, cualquier pensamiento contrario al oficial. De ahí que no lo hayan comprendido aún y lo remitan sólo a una labor sediciosa por parte del Imperio. A estas alturas, ¿qué no ha hecho o inventado ya Estados Unidos para destruir la Revolución? ¿Será que le queda algo más por hacer? Lo que vemos son variaciones de lo mismo, porque ya se sabe (¡y quién no lo sabe!) que Estados Unidos no sólo desea, sino que necesita destruir el ejemplo de independencia nacional que significa Cuba para los países del Tercer Mundo, América Latina incluida. Y que esos 62 años de oprobio no los va a eliminar de su política exterior, porque sería como pedir a un cocodrilo que no se comporte como tal, y no ataque a su presa. Los cambios políticos y de cualquier otra índole en la Isla tienen que seguir su ritmo, marcados por la realidad interna y externa del país. Y siempre dentro de lo que decida una mayoría de la Isla, que en definitiva es (o debe ser) la responsable absoluta de la realidad que vive.
Alquí, en el foro, tenemos a un triste propagandista de la política yanqui, la más espuria de todas: la del bloqueo. Por lo que escribe (sin argumentar nada que sirva para dar pie a una buena discusión dialéctica, sólo bobadas), afirma que “es normal y necesario que todo cubano que desee la eliminación de ese gobierno totalitario y fallido que gobierna en Cuba se acerque a los USA” (me disculpo por hacer labores de corrector de galeras). Esto que comento no es lo que pudiéramos llamar una opinión seria y personal, sino más bien una interpretación “mercenaria” sobre las oscuras pretensiones que laten en el bloqueo a la Isla. Respeto a cualquiera que disienta con la realidad cubana, que no quiera vivir en el socialismo, incluso que intente, con argumentos, rebatir sus fundamentos filosóficos. Estoy acostumbrado a discutir con ideas, no con prejuicios ni odios a flor de piel. Pero parece demasiado obvio que para este personaje de marras (seguramente nacido en la mayor de las Antillas), no constituye un crimen de lesa humanidad que Estados Unidos intente la “eliminación” del régimen cubano por la vía que sea, la del hambre incluida. Sólo que no explica -parece que no puede- sobre la base de qué leyes internacionales se apoyan “los USA” como para justificar la “consistencia” de esa política.
jose: se que para los revolucionarios cubanos,la guerra desatada contra los EEUU por el Magnifico y seguida en la continuidad,no existe;el despojo de los capitales y pequenos negocios a los cubanos,no existe,la represion horrorosa,incluida carcel,paredon,exilio,no existe,la intromision y desestabilizacion a paises varios por la exportacion revolucioaria,no existe;el mantenimiento del poder por medio de la represion,no existe;la falta de derechos que sufre hace 62 anos el pueblo de cuba,no existe…..solo existe el Embargo yanky !!! Cuba revolucionaria tiene 180 paises para comerciar,por que ese afan ??O por que no se consulta con el pueblo de cuba que quiere hacer con su Pais ?? Lo que yo defiendo es el derecho de los cubanos a escoger su forma de vida y en esa lcha,ningun pais de corte totalitario ayudara.
Estás bastante desinformado, José darío (escribo con minúsculas tu nombre porque así lo deseas). Sólo en la década del 60, sin ir más lejos, y sin mencionar los eventos de la ONU en los que se condena el bloqueo, en la capital cubana hubo dos o tres Declaraciones de La Habana (con más de un millón de asistentes a la Plaza de la Revolución) que las respaldaron. Y no hay Estado civilizado que movilice un millón de almas por la fuerza, si no hay -y de hecho hay- algo más que una convocatoria gubernamental. Te pongo este ejemplo que desbarata tu proyecto de “libro blanco” sobre la revolución cubana que no la hizo sólo Fidel, “El Magnífico” como lo llamas con ironía. No sé si con ánimos de discutir sobre su imagen, nada que esté entre mis proyectos, entre otras cosas porque yo no soy fidelista, sólo martiano. Pero como soy martiano soy antimperialista como él. Esa es la diferencia. Yo sé que tú tienes mucho odio porque se nota cuando escribes, y el odio es el emisario de la intolerancia y la mentira ciega. No porque carezcas de razón en parte de lo que dices, pero el sentimiento de rabia, esas ironías llenas de mala leche, y tu “amor” desorbitado hacia “los USA”, “te denoncent”, como dice el verso de Paul Éluard. Mira, yo hace tiempo dejé atrás los odios y resentimientos, y lo que quisiera es un país donde todos, sin excepción, incluso tú, podamos vivir, conocernos y dialogar en paz. Y hacer que Cuba siga adelante. Pero esto no pasa de ser una utopía cuando se usa la fuerza de un lado y del otro. Yo me pregunto a veces por qué la ultraderecha de Miami no le exige el fin del bloqueo a Estados Unidos. Ganaría, en primer lugar, la imagen que no tiene ni siquiera dentro de una mayoría de cubanos emigrados, incluso dentro de la Isla. Sería hasta una jugada maestra porque eliminaría una de las razones del diferendo entre Cuba y EU, dejando a Cuba en el foco de la atención internacional. Si a pesar del fin del bloqueo, la Isla no prospera, ni se alivia la tensión interna, no sé cómo el régimen podría explicarlo. Y la imagen de Estados Unidos mejoraría mucho. Incluso, tendría algo que le falta: moral para criticar la gestión administratuva del régimen cubano. Tú debes haber leído un poco de Historia, supongo. Hay pueblos que prefieren desaparecer que ponerse de rodillas. Uno de ellos está en España. Los romanos se tomaron su tiempo en cercarlo para impedir que le llegaran recursos desde el exterior. Lo hizo el general Escicpión, llamado el Africano, que destruyó Cartago. Y la ciudad prefirió morir que rendirse por hambre, enfermedad y sed. Hoy todos los libros de Historia mencionan ese hecho y el mundo entero menciona a Numancia. Es decir, algo que ocurrió hace más o menos 2000 años. Por haber nacido en Cuba conozco a los cubanos de la Isla. Sé que hay doble moral, pero también hay patriotismo. Lo razonable, sr. josé darío, es cabar con esa infamia de la Guerra Fría. Darle a los cubanos de la Isla esa oportunidad. Saludos.
jose : gracias por los elogios.Sucede que,el que tiene la oligacion de darle al pueblo de cuba su derecho a decidir es el gobierno totalitario comunista,que nunca se lo ha dado en 62 anos !!! La poca lbertad que tienen los cubanos hoy,es gracia a a presion del embargo.Nunca olvdes eso.Si lo EEUU fuera como espana que comercia y entiende al gobierno comunista los cubanos serian hoy un pueblo sometido y sin esperanzas tratando de vivir por las propinas y robos que le permitan sirviendo a los turistas de paises libres,democraticos y con dinero !!!!.
Veo que eres de pocas luces, josé eduardo, y me apena. Ustedes los “de allá” parecen salidos de un troquel. Hablas con uno y ya hablaste con todos. Esa homogeneidad es carencia y me recuerda otras de los años 30 en Alemania. Pero no vamos a continuar esta discusión porque la conozco. De sobra. En lo personal, no me siento responsable directo de los errores políticos cometidos en Cuba. En todo caso, de haber sido formado allá, durante mi juventud. Y muchas discusiones que tuve y muchos problemas que me busqué por defender lo que creo. Pero yo no hago de francotirador como tú, que disparas siempre con las misma balas. Y esa es la postura más fácil. Diría la más elemental de esa carnavalesca Miami de la que hasta Reinaldo Arenas (uno de los escritores cubanos que más respeto) se burlaba de modo sangriento. Ya te dije que soy martiano (a ver si entiendes) y como martiano, ANTIMPERIALISTA. Eso significa que no acepto ninguna política imperial y prepotente contra mi patria natal. Así de sencillo es, sin mucha retórica, y sin tener que babear odios aprendidos repitiendo consignas. Saludos y buen vivir.