Migrantes que corren, que escalan con desespero los muros fronterizos, que viajan en el techo de “La Bestia”, el tren de la muerte. Migrantes que se lanzan al mar, que navegan hacinados en frágiles barcas, que escapan cuando llegan a la tierra prometida. Migrantes que lloran, que sufren, que mueren ante los ojos impasibles del mundo.
Todo ello y más se condensa emotivamente en “Éxodo: causas y consecuencias”, videoarte centrado en el tema de las migraciones, en la denuncia de sus dramas y dolores, y que combina el talento de tres reconocidos creadores cubanos: el artista Michel Mirabal, el realizador audiovisual Alejandro Pérez y el maestro Frank Fernández, Premio Nacional de Música.
La pieza, de apenas cinco minutos de duración, tuvo su estreno este martes en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes, en La Habana, y formará parte del proyecto artístico que Mirabal expondrá a partir de mayo en la Bienal de Arquitectura de Venecia.
Como parte de la muestra, titulada “Arquitectura de un sistema”, el video se exhibirá constantemente frente a un lunetario instalado en una de las salas del Instituto Veneciano de Ciencias, Letras y Artes, en el palacio Loredan, entre el 18 de mayo al 23 de julio. Varios salones de esta histórica edificación veneciana serán ocupados por las obras del artista cubano durante el evento, con la curadoría del experimentado Nelson Herrera Ysla.
Precisamente, “Éxodo…” también descubre momentos del proceso creativo de otra de las piezas que se expondrá en la célebre ciudad de los canales. En ella, Mirabal ha intervenido con salpicaduras de pintura —roja, blanca y azul, como los colores de las banderas de varios países, entre ellos Cuba— un grupo de pasaportes fijados sobre un lienzo, en otra referencia directa al tema migratorio, hilo conductor del proyecto.
No faltan, lógicamente, las referencias al escenario migratorio cubano, más allá de los pasaportes y los alegóricos colores. En las imágenes de archivo utilizadas en el videoarte se aprecian pasajes de las salidas por el puerto del Mariel en 1980, y también de la crisis de los balseros una década después. Pero, como insisten sus creadores, la pieza extiende su mirada a la emigración como un doloroso fenómeno contemporáneo que abarca todo el planeta, de América a África, desde el Caribe hasta el Mediterráneo.
Y en una analogía visual, el artista —y con él, el espectador— contempla hormigas que se mueven sobre el globo terráqueo, que transitan en caravana, vistas desde un plano superior. Hormigas que representan el andar angustioso de los migrantes.
Desde una perspectiva cenital, los humanos migrantes semejan el andar de las hormigas buscando alimento y refugio. Para un observador indolente, mirando en la distancia, no son más que puntos en la inmensidad del territorio; puntos que se movilizan en grupo.
Se trata, en opinión del curador, de uno de los platos fuertes de la exposición, que resume su eje central y le brinda coherencia a un conjunto que reúne instalaciones, pinturas y esculturas en un escenario “muy complejo”, al que la muestra debe integrarse preservando al máximo sus valores arquitectónicos y patrimoniales.
“Éxodo…”, que cierra con una imagen tristemente célebre e impactante —de la que no haremos spoiler—, se proyectará a mitad del recorrido artístico por las salas del Palacio e integrará simbólicos espantapájaros como parte de su público, según describió el también crítico de arte.
“Un mensaje fuerte”
“Éxodo…” es una obra ante la que es muy difícil permanecer indiferente. Y en ello resulta fundamental la efectiva combinación de la música con las imágenes en movimiento, tal como resaltó Herrera Ysla en su presentación. Apela a un montaje que no busca abrumar sino conmover, que expone solo una muestra limitada del tema, pero que consigue capturar todo el drama, toda la tragedia, y llama, más que a reflexionar, a actuar sin demora para enfrentar las causas y consecuencias del fenómeno.
“Es un mensaje fuerte, porque el tema es muy fuerte”, apuntó Mirabal, quien enfatizó en que se trata de una realidad que sobrecoge y le toca de cerca como artista y como persona, al igual que a sus compañeros de creación.
Uno de ellos, el realizador Alejandro Pérez, agradeció a Michel la oportunidad de abordar esta temática, por “su urgencia” y sus múltiples repercusiones, y también el poder trabajar junto a él y Frank Fernández en el video, cuyo estreno este martes en Bellas Artes sirvió como prólogo al amplio y ambicioso proyecto que se exhibirá en la Bienal de Arquitectura de Venecia.
Pérez dijo estar “muy feliz” con el resultado y comentó al público que “Éxodo…” pretende ser un “fuerte llamado de atención” sobre el fenómeno migratorio, “un llamado a hacerle frente y a parar sus consecuencias terribles”; una apreciación con la que coincidió Frank Fernández.
El notable compositor y virtuoso intérprete del piano catalogó el video como una “gran canción protesta” sobre un tema “muy doloroso, intenso, terrible”, y ponderó la dinámica de equipo que les permitió a los tres creadores realizar “un trabajo tan colectivo como pocas veces sucede”.
Gracias a esta integración, según explicó a una pregunta de OnCuba, pudo partir de “imágenes claves” sugeridas por Pérez, y las opiniones y pautas —como el propio título— dadas por Mirabal, para componer una pieza que pudiera transmitir el drama de los migrantes “en toda su intensidad”.
Una música que “comienza con un elemento electroacústico y termina con una sonoridad de un romanticismo telúrico, de gran soledad”, como la que, desde su perspectiva, sufre quien decide emigrar. Para ello apeló a una última nota muy grave, en una tesitura “que no la tiene ni el contrafagot”, a manera de “protesta contra las causas de la migración y sus dolorosas consecuencias”.
Mirabal: “el resultado nos llena de emoción”
Considerado uno de los artistas plásticos más importantes de Cuba en la actualidad, Michel Mirabal (1974) no esconde su satisfacción con “Éxodo…”, y estima que resulta “perfecto” para integrarse en el conjunto artístico que presentará en Venecia, con la curadoría de Herrera Ysla, algo inédito en su ya reconocida carrera.
“La producción de esta exposición está bien fuerte. Estamos trabajando con personas que se dedican a hacer películas, que hacen efectos especiales, y esto va a ser algo que nunca he hecho en mi vida. Y creo que el videoarte funciona perfecto en esta idea, por cómo ha quedado y la manera en que conecta con el resto de las obras”, comenta a OnCuba el artista, quien en los próximos días partirá hacia España para seguir trabajando en el proyecto.
Acerca de su relación creativa con Alejandro Pérez y Frank Fernández, cuenta que ambos “son amigos personales hace mucho tiempo, pero, además, yo soy un gran admirador de su trabajo, porque considero que son enormes artistas y es un privilegio que me puedan acompañar en este proyecto.”
“Ya habíamos hecho otros trabajos juntos y me pareció importante invitarlos nuevamente, porque pensé que tenían mucho que aportar a este videoarte y no me equivoqué. Estoy realmente muy satisfecho con la manera en que trabajamos y, por su puesto, con el resultado, porque creo que transmite muy bien la idea, el sentido, de lo que nos propusimos”.
En cuanto a la selección del tema del audiovisual, que se integra a la exposición en Venecia, reconoce que “en realidad no es nuevo”. “Las migraciones, el éxodo, existen desde hace mucho tiempo, prácticamente desde el origen de la humanidad. Pero este es un fenómeno muy fuerte en el mundo contemporáneo, y eso es lo que buscamos reflejar en el video —afirma—, hablar de lo que sucede en ese sentido en el tiempo en que nos ha tocado vivir, de lo que ha venido sucediendo en los últimos años, no solo en Cuba, donde sabemos que es un tema muy sensible, sino en todo el mundo, por las guerras, por los desplazados, por la crisis económica, por las diferencias políticas”.
“El video lo que pretende es mostrar esa realidad y hacer un llamado de atención a todo el mundo, convocar a preocuparnos realmente por esa situación, a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para aliviar el sufrimiento que genera. Eso es algo que me parece fundamental, porque es un tema muy humano, que nos afecta a todos y de muchas maneras, como humanidad, como país, como familia, y creo que deberíamos mostrarle más atención en lugar de a cosas más materiales, más superficiales, que muchas veces imponen los medios y la sociedad contemporánea”, reflexiona.
“Cada artista tiene su propia propuesta, su propio sello, y eso es lo que he tratado de hacer también con este proyecto —precisa Mirabal—. He buscado imprimirles a las piezas que voy a exponer en Venecia mi manera de ver las cosas, y en el caso del videoarte, conjugar mi perspectiva con las ideas e interpretaciones de Alejandro Pérez y Frank Fernández sobre el tema que abordamos en la obra.”
“Creo que los tres logramos integrarnos muy bien —considera—, a partir de las pautas que establecimos, en la selección de las imágenes que pensamos utilizar, en la composición de la música, para la que Frank, muy humildemente, nos pidió nuestra opinión; pero qué se le puede decir a un maestro como él. La verdad es que fue un proceso intenso, muy rico, y creo que lo que finalmente quedó nos ha dejado muy contentos, muy satisfechos como artistas y nos llena de emoción”.