Luego de más de un año de ostracismo y sin opciones de pelear, el boxeador cubano Andy Cruz, titular olímpico de Tokio 2020 y tres veces campeón mundial amateur, regresará oficialmente a los cuadriláteros el próximo 15 de julio en el Masonic Temple de Detroit, donde se enfrentará al mexicano Juan Carlos Burgos.
Andy tendrá su debut en una cartelera profesional en Estados Unidos tras firmar un contrato promocional con Matchroom Boxing a principios de este mes, y ponerse en manos de Derek “Bozy” Ennis en su gimnasio de Philadelphia, donde ha establecido su campo de operaciones para pulir deficiencias y ponerse a tono después de mucho tiempo sin verdaderas exigencias competitivas.
“Sé que hay cierta incertidumbre con lo que va a ser mi actuación de ahora en adelante. Quiero decirle a mi público, a mis seguidores y a los que no me siguen que estén pendientes. Les voy a dar la sorpresa que ellos están esperando. Voy a salir a dar lo mejor de mí. Lo que hice como amateur lo voy a repetir como profesional”, dijo Andy en declaraciones que recoge El Nuevo Herald.
La disposición y los deseos del matancero son incuestionables, aunque debe transitar con cautela este camino de adaptación del amateurismo al profesionalismo, el cual comenzará ante un rival de 35 años que lleva media vida sobre el ring, con balance de 35 victorias, 7 derrotas, 3 empates y 21 nocaos en 45 peleas en el circuito rentado.
Burgos arrancó su carrera profesional tan pronto como en el 2004, cuando solo tenía 16 años. Su recorrido hasta el 2010 fue perfecto, con 25 triunfos, lo que le dio la oportunidad de pelear contra el japonés Hozumi Hazegawa por la faja de los pesos pluma del Consejo Mundial de Boxeo.
El pugilista mexicano aguantó los 12 asaltos, pero finalmente el nipón se llevó los honores por votación unánime de los jueces. De ahí en adelante, Burgos ha tenido otras 19 presentaciones desde el 2011, con 10 triunfos, 6 reveses y 3 empates, pero no ha sido el verdugo indomable que parecía en el inicio de su carrera.
De hecho, en sus 5 combates más recientes lleva un solitario éxito, un empate y 3 derrotas, la más reciente frente al norteño Keyshawn Davis, quien coincidentemente fue víctima de Andy Cruz en los Juegos Olímpicos de Tokio, en el Mundial de Yekaterinburg 2019 y en los Panamericanos de Lima 2019.
Este enfrentamiento ante Burgos será el punto de partida para Andy en la división ligera del boxeo profesional, la cual tiene una competencia extrema. Además de Keyshawn Davis aparecen otras figuras de alto calibre como el ucraniano Vasyl Lomachenko o los talentosos norteamericanos Shakur Stevenson y Devin Haney, ambos invictos en circuitos rentados.
La entrada de Andy Cruz en estos escenarios debe aumentar la rivalidad en la categoría, algo que el cubano tiene claro: “Vine a hacer historia y para hacer historia tienes que pelear contra los mejores. Estoy en una división fuerte y difícil, pero siempre me ha gustado trabajar bajo presión. Los mejores combates los hago bajo presión. Los combates difíciles me hacen sacar lo mejor de mí”.
Un año de peleas sin subir al ring
Andy Cruz era el mejor boxeador de la selección nacional cubana, pero el pasado año una serie de sucesos quebraron la relación entre las autoridades deportivas de la isla y el pugilista matancero, quien decidió cambiar de aires. A partir de la ruptura, su camino ha sido muy complejo y repleto de obstáculos y episodios amargos.
Primeramente, Andy fue excluido sin razones convincentes del equipo antillano para el primer tope profesional de los Domadores en Aguascalientes, México. Ese evento marcó el estreno de los pugilistas cubanos en la arena profesional bajo el amparo del Inder, por lo que se esperaba que el matancero estuviera presente como uno de los principales protagonistas en su condición de estrella de la armada.
En principio, los directivos del boxeo cubano sólo dijeron que la exclusión de Andy se trataba de “ajustes de última hora”, y después añadieron que el estelar pugilista había mermado su rendimiento y actitud en el gimnasio, por lo que “el colectivo optó por la estrategia de no exponerlo y premiar la entrega de Osvel Caballero”.
Apuntando a Tokio: Cuba navega en la élite olímpica con su buque insignia
Sin embargo, diversos rumores apuntaron que Andy no estaba en el equipo para el cartel de Aguascalientes porque tenía previsto abandonar la selección en el extranjero para emprender camino en el profesionalismo. En un afán por desmentir dichos rumores, los medios oficiales de la isla publicaron a inicios de junio del 2022 un mensaje del propio boxeador, en el que aseguraba estar entrenando fuerte y preparándose en la escuela habanera Orbein Quesada –conocida como La Finca– para el campeonato nacional Playa Girón.
En dicha misiva, además, dijo que se encontraba a la espera de su debut en circuitos profesionales bajo la égida de la Federación Cubana, “para demostrarle al mundo y demostrarme a mí mismo que estamos preparados para cualquier tipo de evento”.
Solo una semana después de estos hechos, la Federación Cubana de Boxeo develó que Andy había estado involucrado en un intento de salida ilegal del país, por lo que se había ausentado del Playa Girón. Además, cambiaron radicalmente la versión sobre los motivos que provocaron la exclusión del talentoso boxeador del tope profesional en México: “Antes, su evidente desmotivación condicionó que no formara parte del equipo que nos representó en el debut de Domadores de Cuba en circuitos profesionales.”
En el olvido quedaron los “ajustes de última hora” y “las estrategias”. El cambio radical del discurso dejaba algo muy claro: la carrera como boxeador de Andy Cruz en Cuba estaba sentenciada. Y, en efecto, a mediados de julio las autoridades de la isla informaron de la expulsión definitiva del matancero del movimiento deportivo nacional por “reiteradas indisciplinas”.
“El proceso del que emergió la referida sanción tuvo igualmente en cuenta sus ausencias y llegadas tardes a los entrenamientos, las ausencias a sus actividades docentes, marcadas por una notable merma de su rendimiento académico, y la forma en que dio la espalda a los compromisos asumidos en varios encuentros organizados por la dirección del Inder”, precisó un comunicado de la Federación de boxeo.
Como era de suponer, Andy pasó varios meses en el ostracismo, peleando en las sombras sin subir al ring. Su nombre desapareció del mapa; de ser un campeón olímpico en la cumbre de su carrera a estar en el agujero y sin perspectivas de salir adelante. Mientras, se esfumaba el tiempo, que es el peor enemigo de cualquier atleta de alto rendimiento.
Pero a principios del 2022 logró salir de Cuba rumbo a República Dominicana, donde se estableció y permaneció entrenando durante varios meses, hasta que se concretó su llegada a Estados Unidos hace solo unos días. Ya firmado para pelear como profesional, la oportunidad de concretar una pelea de estreno cayó por su propio peso. El cartel de Andy, su palmarés y sus potencialidades han sido su mejor carta de presentación, pero ahora tendrá que empezar a escribir una nueva historia.