Por insólito o exótico que parezca, la cría de gusanos de seda se afianza en Cuba, con una producción destinada a artesanos privados conectados con el turismo.
En la estación experimental Indio Hatuey, adjunta a la Universidad de Matanzas, el bioquímico cubano Dayron Martín dirige el proyecto ArteSeda.
La iniciativa integra el proceso de principio a fin: desde la cría de las orugas hasta la producción de su alimento preferido, la morera, y luego la cosecha de la seda, de acuerdo con un reporte de la agencia británica Reuters.
Nativos de Asia y trasplantados a Cuba, los gusanos hilan una fibra blanca fina y brillante que se espera sea utilizada por los artesanos cubanos para crear productos que van desde vestidos, blusas, camisas e incluso cosméticos, narró el especialista.
“Es un proceso ancestral que tiene más de 5 mil años”, explicó Martin sobre la práctica tradicional china, que llegó a la isla en 2005 con las primeras camadas de gusanos que se insertaron en un hábitat apropiado con abundante alimento en la estación Indio Hatuey.
Según el experto, los gusanos necesitan condiciones muy específicas y Cuba cumple con los requisitos.
Entre tales condiciones, la isla ofrece temperaturas adecuadas, vientos alisios y una temporada de crecimiento durante todo el año, además de abundante alimento para los gusanos.
El proyecto cubano, que comenzó con financiación de la Unión Europea, las autoridades locales y más recientemente del gobierno francés, tiene por meta adiestrar a los artesanos cubanos en el proceso y permitirles criar sus propios gusanos desde cero, señala Reuters.
Luego, los artesanos usan su seda para crear productos de cosecha propia que pueden vender tanto a turistas como a residentes locales. Así lo confirmó Dalgi Chaviano, propietario de una pequeña tienda en La Habana que produce cosméticos, artesanías, jabones, telas y estampados.
Chaviano dijo a la agencia británica que recientemente recibió autorización de las autoridades habaneras para cultivar moreras y gusanos de seda, lo que le permitirá producir su propia materia prima y emplearla en la confección de sus productos.
La producción de seda en el mundo
Los gusanos de seda son la larva de una polilla (Bombyx mori) originaria de Asia. Tejen un capullo de fibra de seda que se ha utilizado durante siglos como fuente de seda comercial.
El reporte de Reuters no describe cómo es el proceso empleado en Cuba para la producción de este demandando producto, en el cual se adiestran los artesanos a partir del proyecto antes mencionado.
No obstante, existen técnicas milenarias empleadas tradicionalmente en el mundo. Siguiendo estas técnicas, el proceso de producción comienza con el cultivo de los gusanos, cuyos huevos se nutren cuidadosamente hasta que eclosionan y se convierten en larvas.
Una vez eclosionados, los gusanos de seda se alimentan de hojas de morera. Las consumen vorazmente y crecen con rapidez.
Durante este periodo, que dura aproximadamente un mes, mudan varias veces. Tras la última muda, empiezan a tejer sus capullos.
Los insectos segregan un líquido pegajoso, llamado sericina, que se endurece al contacto con el aire, formando un capullo protector.
El capullo sirve de refugio al gusano y es la fuente de las fibras de seda. Antes de que los gusanos se transformen en polillas, los capullos se cosechan cuidadosamente.
Para obtener fibras de seda largas y continuas, los capullos suelen hervirse, lo que mata a los gusanos de seda de su interior, un manejo que ha sido denunciado por grupos ambientalistas y defensores de los derechos del mundo animal.
Una vez recogidos los capullos, comienza el proceso de devanado de la seda. Los capullos se sumergen en agua caliente para ablandar la sericina y facilitar el desenrollado de las fibras.
Las fibras de varios capullos se desenrollan con cuidado y se combinan para formar un único hilo de seda. El tejido se crea entrelazando los hilos en un telar, lo que da lugar a la producción de diversos tejidos de seda, como el satén de seda, la gasa de seda y el brocado de seda.
La seda es muy apreciada por varias propiedades, entre ellas su textura suave y tersa, el brillo natural, la transpirabilidad, que ayuda a regular la temperatura corporal, y el poder hipoalergénico, por lo que es menos probable que cause reacciones alérgicas en comparación con los tejidos sintéticos.
Según datos de Naciones Unidas, el principal productor de seda del mundo es China. Le sigue India y, de lejos, continúan el ranking Uzbekistán, Brasil, Irán, Tailandia y Vietnam.
En 2022, la seda fue el producto número 95 en el mundo en cuanto a volumen monetario de comercialización, con un total cercano a los dos mil millones de dólares.