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La Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un informe en el que se afirma que casi una de cada tres mujeres en el mundo —aproximadamente 840 millones— ha sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja o violencia sexual fuera de la pareja a lo largo de su vida.
El estudio, el más exhaustivo sobre la prevalencia de estas dos formas de violencia contra la mujer, revela que en los últimos 12 meses 316 millones de mujeres (11 % de las mayores de 15 años) fueron víctimas de violencia física o sexual por parte de su pareja.
Liderado por la OMS y socios de la ONU, con datos de 168 países entre 2000 y 2023, la reducción anual de la violencia de pareja apenas alcanzó el 0,2 % en dos décadas.
Por primera vez se incluyen estimaciones de violencia sexual fuera de la pareja (familiar, amigo, conocido, figura de autoridad o desconocido): 263 millones de mujeres la han sufrido desde los 15 años, cifra que se considera subestimada por estigma y miedo.
Sobre violencia en la pareja, el análisis expone que un 24,7 % de las mujeres de 15 y más años que han tenido pareja (25,8 % entre las mujeres de 15 a 49 años) han experimentado violencia física y/o sexual a manos de su pareja sentimental al menos una vez en la vida.
Por otro lado, un 11,4 % de las mujeres de 15 y más años que han tenido pareja (13,7 % entre las mujeres de 15 a 49 años) han experimentado violencia física y/o sexual a manos de su pareja sentimental en los 12 meses previos.
En el caso de la violencia sexual fuera de la pareja, se considera que un 8,2 % de las mujeres de 15 y más años (8,4 % entre las mujeres de 15 a 49 años) han experimentado violencia sexual a manos de alguien distinto de su pareja al menos una vez en la vida.
En tanto, un 2,4% de las mujeres de 15 y más años (2,7% entre las mujeres de 15 a 49 años) han sufrido violencia sexual a manos de alguien distinto de su pareja en los 12 meses previos.
Un “grave problema de salud pública”
Para la doctora en Psicología Marta Ferragut Ortiz-Tallo, profesora de la Universidad de Málaga, este tipo de violencia recogida en el estudio supone “un grave problema de salud pública”. La experta se expresó así al ser preguntada por el estudio, junto a otras colegas, por la web Science Media Center.
Por su parte, la profesora Victoria A. Ferrer Pérez, encuentra entre las limitaciones del informe el hecho de que en varios países no haya datos de prevalencia de la violencia de la pareja y algunos no han realizado una encuesta en casi una década. “La forma de evaluar la violencia no es idéntica en todos los países”, añade.
Ferrer Pérez, quien es catedrática de Psicología Social de Género en el departamento de Psicología y responsable del grupo de investigación Estudios de Género de la Universitat de les Illes Balears, cree “muy probable que la prevalencia de la violencia sexual por una persona diferente a la pareja sea mucho mayor”.
Además, dice, “este tipo de violencia es más compleja de medir, debido a que está muy estigmatizada, es muy probable que en muchos lugares las mujeres no informen de ella”.
Sobre la cuerda de las limitaciones, la profesora Silvia Ubillos Landa, de la Universidad de Burgos, le ve como principal falta “la ausencia de un análisis sobre los comportamientos, actitudes y normas de socialización de los hombres”.
A su juicio, para reducir la violencia no basta con atender a las víctimas, sino que hay que trabajar con los posibles agresores. “Los programas de prevención, educación emocional y sensibilización dirigidos a hombres requieren datos específicos sobre su comportamiento, actitudes y experiencias”.
Una de las injusticias con menos respuestas
“La violencia contra la mujer es una de las injusticias más antiguas y extendidas de la humanidad, pero al mismo tiempo es una de las que menos respuesta ha recibido”, declaró este miércoles el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus.
New @WHO estimates reveal that 840 million women have faced violence at least once in their lifetime, including 263 million who are survivors of sexual violence.
These alarming numbers have remained unchanged for 20 years.
This is unacceptable.
As a father of a young woman… pic.twitter.com/bk9HLybxxd
— Tedros Adhanom Ghebreyesus (@DrTedros) November 19, 2025
En X, el funcionario consideró las cifras como “alarmantes”, sobre todo porque se “han mantenido sin cambios durante 20 años”.
“Como padre de una joven y abuelo de niñas pequeñas, sueño con un mundo donde todas las niñas y mujeres del mundo estén seguras”, escribió.
En 2022, solo el 0,2 % de la ayuda global al desarrollo se destinó a programas contra esta violencia, porcentaje que continúa disminuyendo.
De acuerdo con el informe, las tasas más altas de violencia de pareja a lo largo de la vida se registran en archipiélagos de Oceanía (hasta 60,7 % en Fiji), África subsahariana y sur de Asia (superan el 31 %).
En España la prevalencia es del 18,3 %, por debajo de la media mundial del 24,7 %, mientras en Latinoamérica (23,5 %) y Asia Oriental-Pacífico (18,5 %) están bajo ese promedio, aunque países como Bolivia (52,8 %), Argentina (33,8 %), Costa Rica (34,2 %) y Colombia (29,8 %) superan ampliamente la cifra regional.
El informe también destaca que 12,5 millones de adolescentes de 15 a 19 años sufrieron violencia física o sexual por parte de su pareja en el último año estudiado.
¿Y Cuba?
Los datos globales de prevalencia de violencia física y sexual en la pareja muestran un panorama profundamente desigual entre países, y ubican a Cuba en un punto medio-bajo dentro del espectro mundial.
Según las estimaciones, el 8,4% de las mujeres cubanas de 15 a 49 años que han estado casadas o en pareja ha sufrido violencia de este tipo en algún momento de su vida, y el 5,1% la experimentó en los últimos 12 meses.
La isla se acerca más a los niveles de violencia registrados en algunos países europeos y latinoamericanos, aunque sigue superando a varias naciones con tasas notablemente más bajas, como Georgia (7,3%), Armenia (8,7%), Bulgaria (7,8%), Filipinas (7,2%) o Singapur (7,1%).
Si comparamos con la región, Cuba presenta cifras menores que países latinoamericanos como Bolivia (52,8%), Honduras (23,9%), Perú (23,2%), Colombia (29,8%) o Brasil (19,1%), pero ligeramente superiores a otras naciones caribeñas y sudamericanas con prevalencias moderadas o bajas, como Chile (22,4%), Uruguay (24,8%), República Dominicana (28,5%), aunque en estos casos los valores tienden a fluctuar por la amplitud de los intervalos de incertidumbre.
Cuando se analizan los datos de violencia ocurrida en los últimos 12 meses, Cuba vuelve a situarse en un rango intermedio. El 5,1% reportado es más bajo que el de países con emergencias críticas —como Papúa Nueva Guinea (45,3%), Kiribati (42,2%) o Sierra Leona (41,0%)— y también menor que el de muchos países africanos y latinoamericanos, donde superar el 15% es común.
Sin embargo, sigue siendo más alto que el de países con sistemas de protección consolidados o con niveles más bajos de violencia reciente, como Nueva Zelanda (1,2%), Australia (1,8%), España (2,4%), Polonia (1,7%) o Italia (2,8%).
En el apartado sobre la violencia física o sexual contra las mujeres (desde los 15 años) fuera de la pareja, Cuba no ofrece dato alguno.
Aumentan los feminicidios
Mientras se daba a conocer el informe de la OMS, las plataformas independientes confirmaron en Cuba el feminicidio número 41 en lo que va de año, aunque la organización no analiza esa dimensión.
La nueva víctima es Diosdaysis Sandoval Damas, quien murió el pasado 13 de noviembre en el municipio de Arroyo Naranjo. De acuerdo con las feministas, el presunto agresor es la expareja de Sandoval, quien la “arrastró y la dejó herida en la vía pública”. A la víctima le sobrevive una hija pequeña.
Llegan a 40 los asesinatos machistas en Cuba en 2025, según activistas
En su reciente informe, las feministas también citaron 15 intentos de feminicidios, mientras señalan que tienen tres casos requeridos de acceso a la investigación policial. Además, dijeron estar investigando otros cuatro en las provincias Santiago de Cuba, Camagüey, Villa Clara y Sancti Spíritus.
La Fiscalía General, el Ministerio del Interior, el Tribunal Supremo y otras instituciones anunciaron este año la elaboración conjunta de un registro administrativo informatizado, pero no público, para recabar datos sobre los feminicidios, resumió EFE.
Entre 2019 y el 1 de octubre de 2025, esas mismas fuentes han registrado 300 feminicidios en el país. El año 2024 cerró con 56 feminicidios verificados por las activistas, aunque luego han trascendido cifras superiores desde la oficialidad.
Estas cifras, de por sí alarmantes, reflejan un subregistro parcial debido a la falta de estadísticas regulares por la parte oficial y políticas públicas más agresivas y eficaces ante estos hechos.
Los observatorios feministas insisten en que la prevención de la violencia no puede depender solo de la denuncia ciudadana ni del trabajo de redes independientes. Reclaman voluntad política, recursos estatales y marcos legales adecuados, además del derecho a la libertad de asociación y reunión para poder organizarse contra esta problemática.
El Gobierno, por su parte, asegura estar al tanto del fenómeno y llevar adelante acciones de prevención y control, a través de organizaciones como la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), la Fiscalía y otras entidades estatales o afines al Gobierno.
En julio de 2024 se aprobó el Sistema Nacional de Registro de hechos de violencia de género, dentro del Programa para el Adelanto de las Mujeres. Sin embargo, las activistas han llamado reiteradamente la atención sobre que este registro no cuenta, en su criterio, con la transparencia y acceso público necesarios para la verificación independiente y la rendición de cuentas.
De acuerdo con la socióloga cubana Clotilde Proveyer Cervantes, “hay que promover la cultura de derechos, trabajar en la responsabilidad de ofrecer los servicios, que quienes estén a cargo tengan los conocimientos y puedan implementar adecuadamente los protocolos de actuación”.
En declaraciones publicadas en el portal Semlac, Servicio de Noticias de la Mujer en Latinoamérica y el Caribe, la especialista insistió en que se necesita “una articulación entre el nivel nacional y el local”, al tiempo que es urgente activar “una línea especial para la violencia”.
“Es imprescindible hacer un estudio de prevalencia que permita diagnosticar, realmente, la problemática en el país y pueda complementar la información para el diseño de las políticas”, reclamó.
Igualmente, indicó carencias estadísticas. “Todavía necesitamos datos confiables e inmediatos, que no vayan a la saga, sino que sean un instrumento para el trabajo. Tenemos muchas brechas todavía, pero estamos trabajando mucho”, añadió la profesora universitaria.












