“Yo vengo de todas partes, y hacia todas partes voy…”
José Martí
Cuba sigue subiendo en la tabla de medallas. Ya reservó butaca en los Top Twenty, y todavía le restan unas cuantas opciones para ratificarse ahí. Es un orgullo saberse compatriota de esa gente: Mijaín, Ismael Borrero, Idalis… A veces hasta da la sensación de que somos nosotros los que competimos. Y es que existe una invisible conexión que nos acerca sentimental e irreversiblemente con los compatriotas, un enlace tan fuerte que no pueden romperlo las distancias geográficas ni los enfrentamientos ideológicos. Por eso yo celebro cada vez que un cubano lo hace bien, más allá de la bandera que defiende.
Ahora mismo, sin pecar de minucioso, en Río hay diez figuras con sangre cubana que representan otros pabellones. En unos casos como atletas; en otros, como entrenadores. Corren, saltan, tiran a puerta, hacen acrobacias, nadan… Lo hacen bien, y uno se regocija junto a ellos. A fin de cuentas, son cubanos. Tanto como los que vivimos en la Isla.
Orlando Ortega lideró ayer su heat preliminar de 110 con vallas. Ganó fácil, bajo un aguacero torrencial, con la cuarta mejor marca. Otrora coequipero del otrora recordista Dayron Robles, sexto en la final olímpica de Londres, el artemiseño se nacionalizó español (como Rolando Urios, Iván Pérez, Niurka Montalvo, Frank Casañas…) y se postula con razones sobradas para subir al podio. Bien le vendría a España, que no obtiene medallas en el campo y la pista desde que otro cubano, Joan Lino Martínez, fuera bronce en el salto de longitud de Atenas 2004.
Considerado hasta hace poco el mejor voleibolista del planeta, Osmany Juantorena debió esperar bastante para poder representar a Italia extrafronteras. Y cuando tuvo la oportunidad, el sobrino de Alberto clasificó a la Azzurra para Río con un partido memorable ante Polonia en la Copa del Mundo. Poco falta en la alforja de este atacador auxiliar: ha triunfado en campeonatos, copas y supercopas italianas y turcas; se ha impuesto en Champions Leagues y eventos orbitales para clubes; tres veces lo eligieron MVP… “La escuela cubana de voleibol es la mejor del universo”, dice él.
En cuanto a Ryan Lochte, no es leyenda: tiene una palma en vena. Vio la luz en Rochester, pero Ileana, su madre, es habanera. Fue ella quien lo enseñó a nadar desde pequeño, y la culpable de que hoy el Cocodrilo tenga una vitrina exuberante de medallas estivales (si no son más es porque existe Michael Phelps). ¿No me cree que Lochte ha vivido, de alguna manera, un proceso de cubanización? Mire algunos de los platos que prefiere: croquetas, picadillo, bistec empanizado, ¡ropa vieja!…
Seguimos. Danell Leyva, bronceado en el All Around de la gimnasia artística de Londres y actual integrante del Team USA, uno de los especialistas de la élite en barras horizontal y paralelas, es matancero. Libania Grenot, hace unas horas finalista en los 400 metros planos con la lycra azul de Italia, procede de la tórrida tierra de Santiago. Sólido candidato a una presea en la vuelta al óvalo con vallas, Yasmani Copello compitió por la estrella solitaria hasta que se mudó a Turquía en 2012. Y Rafael Capote, un hijo de La Habana, es subcampeón del mundo en balonmano con Qatar, ha sido Todos Estrellas por el lateral izquierdo al máximo nivel, y sus 31 goles en la Arena del Futuro arrastraron a su patria adoptiva a los cuartos de final olímpicos.
¿Y en cuanto a entrenadores? Le voy a referir tres casos que han logrado un global de dos títulos y un galardón de plata…
Ubaldo Duany, exsaltador de largo, ha sido pieza clave en los logros de Caterine Ibargüen, invencible a día de hoy en la prueba de triple. Fue él quien la convenció hace algunos años de olvidarse del salto de altura, ha sido él la batuta de su preparación, y a él –antes que a nadie- le dedicó la colombiana su medalla.
Iván Pedroso, el rey de la longitud en Sydney, el monarca de nueve coronas orbitales, obró el milagro de llevar a una venezolana hasta la plata olímpica, aventaja solamente por Ibargüen. La muchacha se llama Yulimar Rojas y cuenta que conoció a Pedroso a través de las redes sociales: “Cuando Facebook me lo sugirió de amigo decidí escribirle, le dije que era una joven atleta de Venezuela, que era mi ídolo y que quería entrenar con él”. El cubano le respondió que hacía tiempo venía siguiendo su carrera, que sí, que aceptaba. Se la llevó a entrenar en España, le cambió la mecánica de salto, y en tres meses la chiquilla ya había mejorado medio metro.
Cierro con el entrenador de Mo Farah, el fondista que humilla sistemáticamente a kenianos y etíopes en 5 y 10 mil metros. Pues bien, sepa que su preparador es Alberto Salazar, quien fuera un excelente corredor de maratones. Vencedor en tres oportunidades en New York. Una vez líder en Boston. Exaltado en Estados Unidos al Salón de la Fama de Largas Distancias. Reconocido por la IAAF en 2013. Y cubano, por más señas.
Faltó el entrenador de las clavadistas canadienses.
A mí me dan pena los que siendo formados en Cuba, compiten x otro país, pena para no decir otra cosa… Y aplaudo a Iván Pedroso y al técnico cubano de la Ibrguen x ayudarlas a su grandeza…
Y a mi me dan pena los que no son capaces de criticar a los que permiten que los deportistas, y cualquier otro profesional, cubanos no sean remunerados de la manera adecuada y tengan que abandonar su pais para poder realizar sus sueños y tener una vida acorde a sus capacidades, sus sacrificios y sus dotes. Felicito a los cubanos que han decidido permanecer en Cuba y felicito a los cubanos que en otros paises ponen nuestra isla en lo mas alto de sus especialidades.
Pues yo siento un honor inmenso al verlos triunfar, pena me dan los que sin contar con el pueblo deciden quien juega y quien no, ahora mismo podriamos tener a un gran equipo de volley y alguien decidio que no, en el clasico pasara lo mismo, en fin , habra que seguir esperando,
Hola falto el entrenador de boxeo de Azerbaijan
Omar: Se ha preguntado usted por qué compiten por otras banderas? Será que preferirían hacerlo por la nuestra, y se les niega? Tendrán las mismas razones que los técnicos que deciden ayudar a atletas de otras tierras -cosa que usted aplaude- en lugar de hacerlo con los nuestros? Sea coherente pues, antes de sentir pena, aplaudir, u ¨otra cosa¨…
Así mismo, trampolina, es el habanero Arturo Miranda el entrenador de las clavadistas canadienses, en su tiempo, gran saltador. Omar, no te debería dar pena, al contrario, orgullo. Si te da pena es porque eres de los que sigue poniendo las ideologías por delante de la familia (de seguro ninguno es pariente tuyo), el deporte y un montón de cosas más. Hace rato que los kenyanos olvidaron sus diferencias con Mo Farah por haber abandonado Kenya y lo abrazan y besan cada vez que este les gana; todas las judgadoras del equipo de Balonmano brasileño juegan en culquier parte menos en Brasil y no creo que haya un brasileño que no las apoye; eso es simplemenete un logro más del deporte. Más triste que eso es que tú estés pasando las de Caín para que te atiendan en algún policlínico y tu médico esté trabajando en Brasil o en Venezuela o Sudáfrica por cuatro pesos (eso está más cerca de ser mercenario que internacionalista). Quizás nuestro deporte estuviera más saludable si limáramos estas asperesas. Un cubano lo será siempre esté donde esté, si compiten por otras banderas es también a causa de que no los convocamos a competir por Cuba aun cuando muchos están dispuestos a hacerlo, como lo estuvo Juantorena hasta el otro día pero nuestro “orgullo” prevaleció. Lo triste es que como van las cosas dentro de algún tiempo tendremos Jamaicanos, Barbadenses, Ugandeses, Turcos y atletas de medio mundo compitiendo por Cuba, atletas de cualquier parte menos de Cuba porque cada día son menos los que se disponen a machacarse tanto por una medalla y unos viajes (ya cualquier cubano viaja sin tener que correr ni atrás de la guagua y sin tener que brincar ni un charco) y son más los que despuntan y luego espantan la mula antes de los 20 años. El mundo está cambiando Omar, la guerra fría acabó y nosotros deberíamos insertarnos en este nuevo mundo. Toda esa sobervia déjasela a los narradores deportivos que tanto daño hacen a nuestro deporte con tal de lograr su único objetivo: montarse en el avión, ni les interesa el atleta, ni el público, ni Cuba, ni nada, solo montarse. Pero, nada, todo llega aunque se demore un poco. Por lo pronto, a Ubaldo Duany (primer cubano en pasar los 8 metros en salto largo a principios de los 80’s) seguirán sin mentarlo aunque la Ibargüen salte 16 metros, a ver a Juantorena por la madrugada y de la repetición de la carrera de Ortega, ni hablar.
Juan Alberto, el entrenador de boxeo de Azerbaidjan es el gran Pedro Roque, el más grande entrenador que ha tenido el boxeo cubano. Sí, el más grande, verdadero descubridor y formador de talentos, entrenador, pedagogo, hombre y amigo. Primer especialista en Cuba de Boxeo en obtener un título de Doctor en Ciencias y, por demás, tutor de la tesis de Doctorado de Alcides Sagarra. Gran parte de la gloria de la escuela cubana de boxeo quién verdaderamente la ha tejido es este hombre, caído en desgracia y condenado al ostracismo tras la deserción de algunos boxeadores en el 2010 y que tuvo que hacer de tripas corazón para poder salir de Cuba cuando le ofrecieron trabajo en el exterior. Esas son nuestras credenciales, “prescindo de tus servicios pero impido que otros te aprovechen”. Aun así, este hombre sigue diciendo que la escuela cubana de boxeo es la mejor y que el deporte cubano merece todo el respeto del mundo.