Las biografías de Alina Robert en Internet hablan de que es una actriz y modelo cubana radicada en Estados Unidos. Estos recuentos de su vida apenas abordan cómo fue esa primera etapa en Cuba, qué recuerda de su país y sus primeras incursiones en la actuación.
Estar en un escenario fue algo innato en Alina. “Siempre me corrió por las venas”, dijo a OnCuba a vuelta de correo electrónico en nuestro acercamiento a una artista cubana con una carrera en ascenso en Norteamérica.
“Los niños son los que más imaginación tienen, yo me la pasaba disfrazada e inventándome personajes”, cuenta recordando el taller de teatro de su escuela primaria. De esa época guarda momentos muy gratos, como su papel en Los zapaticos de Rosa y El camarón encantado, este último lo hizo con 9 años, y con él encarnó por primera vez un rol masculino.
Alina Robert recuerda su barrio, su gente, donde se crió y vivió la mayoría de sus años en Cuba. “Todas esas vivencias me traen mucha nostalgia”. Cada cierto tiempo, cuenta, siente muchos deseos de volver y, “gracias Dios, soy bendecida de poder regresar siempre que tengo la oportunidad”.
En Miami, donde vive, Alina trabajó como presentadora y modelo del programa Sábado Gigante, y concursó en Nuestra Belleza Latina 2014, reality show del que fue finalista. Robert además es graduada del Centro de Formación Actoral (CIFALC) de Miami y fue alumna del Adriana Barraza Acting Studio; también cursó programas de estudio en el Teatro Prometeo del Miami Dade College.
Ya en el cine, ha intervenido en los largometrajes El justiciero 2, Con Elizabeth en mount Dora –considerada Mejor película del Festival Internacional de cine L-Dub (2013)– y las producciones de Venevisión Internacional Corazón apasionado, Talismán y Los secretos de Lucía.
La artista ha combinado la actuación con su trabajo como modelo, en el que ha gozado de reconocimientos como el de Miss Cuban American 2012, Reina Mundial del Carnaval (Ecuador 2012) y finalista en los concursos Miss Caribbean World (2012) y Miss Latinoamérica Internacional, celebrado en Panamá hace cuatro años.
***
¿Qué extrañas más de la Isla?
He encontrado un balance en mi nueva vida en Estados Unidos con la nostalgia de mi Isla, ahora la sobrellevo mucho más. Tengo recuerdos muy bonitos de Cuba, y me dan más nostalgia mis recuerdos de la infancia.
¿Se conocen en Cuba tus éxitos en Estados Unidos?
La gente me recibe con mucho cariño, sobre todo las muchachas más jóvenes porque me recuerdan del show de televisión Nuestra Belleza Latina, con el que muchas se sienten identificadas. También Sábado Gigante fue una gran plataforma para mí y con el famoso Paquete de la semana mucha gente de por allá nunca se lo perdía.
¿Pensaste que realmente ambos marcarían tu carrera?
Mi objetivo principal de participar en Nuestra Belleza Latina era ser reconocida en el mercado del entretenimiento, y que en un futuro me abriera más posibilidades en mi carrera.
Sábado Gigante sí fue una sorpresa rotunda para mí. Nunca imaginé que sería parte de un show legendario como este.
Hay que habla del sinsabor que puede dejar la salida de una competencia como Nuestra Belleza Latina. ¿Cuán descarnado puede ser un concurso? ¿Qué rostro no ven los televidentes de las competidoras?
Desafortunadamente a mucha gente sí le dejó un sinsabor, pero para mí fue una experiencia y es lo que siempre digo. Lo que sucede con el concurso es que la audiencia está involucrada votando directamente, y para los que se apasionan y se esmeran votando quizá sí lo pueden ver descarnado e injusto. Siempre lo vi como una oportunidad, nunca salí del Concurso rechazando la experiencia, ni mucho menos.
Los concursos –también los de belleza– son competitivos. Se basan en rivalidades y en demostrar quién es el mejor. Las superficialidades que muchas veces se viven sí me afectaron porque descubrí una cara de la moneda para la que no estaba lista en ese momento, aunque las experiencias vividas y el crecimiento profesional que tuve allí y en los que he participado, han tenido que ver mucho con la persona que soy ahora y con cómo valoro lo mejor del ser humano y el respeto a mí misma como mujer.
¿Crees necesario que los shows de ese tipo marquen las tendencias de la apariencia física?
Son entretenidos, si los miro desde el punto de vista de contenido para televisión. Necesarios no son, aunque si lo veo desde la apariencia física, ¿por qué no? Está bien tener la autoestima en alto, valorarnos como mujeres y aprender a resaltar nuestras cualidades.
En mi caso, gracias a los concursos en que he participado, en los que la apariencia física es un factor decisivo, soy consciente de lo importante de tener una alimentación balanceada, no solo para el físico, si no para la salud.
¿Alina Robert es una mujer de apariencias?
No me considero así para nada. La primera impresión es la más importante, eso dicen. Pero últimamente me cuesta un poco dedicar tanto tiempo a arreglarme. Llegar a Estados Unidos y buscar un espacio entre tantas actrices latinas, como decimos no es, como decimos en Cuba, fácil.
¿Tu fórmula para hacerte de un nombre?
¡Enfocarme, prepararme, ser apasionada y tener paciencia!
¿Es la televisión tu medio más cómodo?
Sí, me es cómodo, porque he trabajado para allí en los últimos años, y el hábito hace al monje como dicen. Sin embargo, el cine me apasiona.
A las cubanas les ha sido muy difícil el mundo de Hollywood, ¿piensas ya en él, o todavía?
Claro. Nunca puedo dejar de proponerme nuevos horizontes. Pero no solo a las cubanas se les hace difícil entrar al mercado americano, sino a todos los latinos. No obstante, creo que los estigmas se van erradicando cada vez más en el cine con los actores latinos. Tenemos una voz mucho más fuerte y cada vez mejores oportunidades.
El teatro fue para ti muy cómodo en los inicios. Háblanos de ello.
El teatro es un arte que respeto mucho, de chiquita lo hice y entonces entendí lo sacrificado y difícil que es. El actor tiene que ser muy disponible y dedicado al teatro. A mí me gusta más hacer cine, que me da otra emoción; pero siempre agradezco disfrutar de una buena obra de teatro, sobre todo cuando tengo oportunidad de interpretar un personaje interesante en alguna.
¿Por qué no has separado la carrera como modelo de la actuación?
Nunca me he considerado una modelo. Siempre ha sido un complemento en mi carrera buscando desarrollarme en el mundo de la actuación.
Hay mucha gente que se pregunta cuáles son los proyectos que ocupan a Alina Robert ahora. ¿Piensas probar a actuar para los cubanos alguna vez, quizá una experiencia con la Televisión Cubana o el Icaic?
Cuando se me presente la oportunidad sería un placer para mí. Me llena de honra poder actuar en mi país con actores cubanos desde allá. En estos momentos he tenido la oportunidad de actuar en el cortometraje Casting, dirigido por Hansel Porras, donde tengo el gran regalo de coprotagonizar junto a nuestro gran Alberto Pujol. Ojalá muchas sorpresas nos lleguen al equipo con este trabajo. A la vez tengo muchas ganas de que pronto se estrene la película Bruno and Naomi’s Blinde Date, mi primera película totalmente en inglés.