Silvio Rodríguez además de cantar todos los meses en un barrio distinto de La Habana, mantiene una vida activa en el mundo virtual. Como si no bastara con su obra, es además un provocador natural de debates, un bloguero con voz definida dentro de lo que alguien llamaría su identidad 2.0
Casi siempre todo empieza en Segunda Cita, su bitácora digital de textos propios o ajenos, ya sea en forma de artículo o canción, que circulan a diario en la web. Allí comparte desde memorias íntimas hasta canciones nuevas como “Para no botar el sofá”, estrenada como “canción editorial”.
Esto es Segunda Cita todo el tiempo, definido por Silvio como blog en evolución y red abeja. A la vuelta de casi siete años, con más de 600 entradas y 5 millones de visitas de todos los continentes, se ha convertido también en el blog de muchos otros, como es el caso del ensayista y poeta Guillermo Rodríguez Rivera.
Por la agudeza de los textos publicados por él y los interesantes debates que se han generado allí, donde lamentablemente tienen acceso solo unos pocos, el Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau ha colocado de manera impresa y digital en la Feria Internacional del Libro de La Habana “Las crónicas de Segunda Cita”, una compilación de los textos de Rivera.
Durante la presentación, el 11 de febrero en la Sala Nicolás Guillén de San Carlos de La Cabaña, Silvio Rodríguez decía: “De cierta manera este libro viene a paliar esta deficiencia informativa que tenemos, porque pone al alcance de muchos, algunos artículos y debates que se realizaron en Segunda Cita, en este caso a partir de propuestas muy inteligentes como nos tiene acostumbrados Guillermo Rodríguez Rivera”.
“Es una pena que muchas cosas que están pasando en la web actualmente no estén al alcance de todo el mundo, los debates que habían en la prensa en la primera década de la Revolución, están sucediendo hoy en la web. Lamentablemente somos pocos los que tenemos acceso a estos debates que son tan importantes para mantener el espíritu activo, abierto, la mente funcionando en muchas direcciones”.
En Cuba, de acuerdo con Internet World Statistics, la penetración de internet es del 33.6 por ciento, actualmente una de las más bajas del mundo.
“Las crónicas de Segunda Cita” es, para los desconectados, una manera alternativa de llegar al blog. La idea del libro surgió en la propia bitácora digital, donde Víctor Casaus, director del Centro Pablo, propuso recoger en un volumen las entradas de Guillermo, destacadas por su agudeza y profundidad de análisis. Incluye reflexiones sobre el acontecer cubano y mundial: la prensa en Cuba, la guerra de Irak, el sistema electoral cubano…
“Es el debate que tiene lugar en la calle y en tantos lugares, y no en la prensa establecida, que es donde debería estarse dando”, dice Casaus. “Segunda Cita es entonces un espacio de intercambio, reflexión y debate sobre temas que merecen ser atendidos, una necesidad ya perentoria, casi impostergable. Y este blog es un instrumento para que podamos participar en la búsqueda de soluciones a tantos problemas acuciantes que tenemos”.
En su entrada inicial el 9 de mayo de 2010 Silvio contaba que todo había comenzado mientras navegaba un día en los entresijos de la web. El trovador abrió un link enviado por la cantante Cecilia Todd y de pronto arriba un cartel “en luces de neón” le sugería “crear un blog”:
“Y me digo: bueno, tampoco será teclear y cantar, e incrédulo me pongo a seguir los dos, tres pasitos y heme aquí, de pronto con blog propio, madre mía (segundo domingo de mayo, día de las madres en toda Cuba), el que además se llama como séptimo se me ocurrió: Segunda Cita. Hola, pues, todo el mundo. Me siento inaugurado”.
A día y medio de inaugurado, el espacio tenía más de 650 entradas y 200 mensajes por leer. Lo que había comenzado casi como un juego se convirtió rápidamente en un compromiso responsable:
“Descubro que administrar un blog es como jugar a Dios –dice Silvio. Todo queda en nuestras propias manos: la imagen que subes (está bueno eso de “subir”), lo que dices, a quien das voz. Creo que voy a resultar un diosito ecuménico; un diosito que no se las cree todas consigo sino que se cree entre todos; un diosito que precisa aprender cómo es el mundo que hace dos días era nada y de pronto convoca lo divino y lo humano. Así que bienvenidas bondades, dolores, convergencias, divergencias, enfoques, desenfoques, autismos, egotismos, despistes y otras hierbas. Ustedes han decidido hacer un punto de encuentro de esta ilusión”.