Una investigación realizada por científicos de Cuba y los Estados Unidos en los arrecifes coralinos de la Isla reveló su “excelente salud” y la existencia de más de 130 especies de peces y 260 de esponjas que viven en esas zonas costeras.
La expedición que abarcó 1.430 millas náuticas y se extendió por más de veinte días entre los meses de mayo y junio, permitió observar la distribución de las comunidades de arrecifes mesofóticos –ecosistemas que dependen de la luz– a una profundidad de entre 30 y 200 metros, comparar su salud y conexión con otros en el sudeste norteamericano y el Golfo de México.
Además, se analizó el estado de las algas y otras especies que habitan en la llamada zona crepuscular del océano.
El jefe científico de la investigación fue el académico estadounidense John Reed, con más de 40 años de experiencia en el estudio de los arrecifes coralinos, quien al cierre del trayecto reconoció que los resultados habían superado las expectativas.
Entre los hallazgos realizados por los investigadores de ambos países, quienes navegaron a bordo del buque de investigación estadounidense F. C. Walton Smith, estuvieron los de especies no comunes en el área. Entre ellos se cuenta el del alga marrón (Sporochnus pedunculatus) a 45 metros de profundidad en Cayo Sabinal, ubicado en el archipiélago al norte de la provincia oriental de Camagüey, según reseña el periódico Juventud Rebelde.
Asimismo, en la zona de Cayo Coco, también perteneciente al archipiélago Sabana-Camagüey, se registró un récord de 62 metros de profundidad para el alga verde calcificada (Udotea occidentalis), y de 120 metros para la especie de Anadyomene.
Otro importante resultado del estudio mostró la existencia de una gran cantidad de clorofila en cada estación profunda –menor de 150 metros–, lo que indica la presencia de algas a esta hondura, una importante fuente de alimento para corales y otros organismos.
En la primera etapa de la investigación que abarcó –entre el 17 y el 29 de mayo– la costa norte y sur del occidente y centro de Cuba desde La Habana hasta la provincia de Cienfuegos, los científicos dijeron que observaron una cantidad de especies marinas “impresionante”.
La segunda fase –del 31 de mayo al 11 de junio– continuó el estudio por la costa sur hasta la capital cubana.
En el estudio fue utilizado un vehículo operado de forma remota (ROV- Remote Operated Vehicle), propiedad de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington, para la captura de videos y fotografías de alta calidad. Asimismo, la sonda oceanográfica CDT midió los parámetros abióticos del agua.
“En todos los sitios visitados se tomaron muestras de agua, de su calidad y aspecto, algo que nunca antes se había hecho con un perfil tan completo, desde los cinco metros hasta los 300 y 400 metros de profundidad”, comentó la Dra. Patricia González Díaz, directora del Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana (CIM-UH), al finalizar la exploración.
Por su parte, el director del Centro Nacional de Áreas Protegidas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma), Carlos Alberto Díaz, explicó que se pudo constatar un “ambiente saludable” con suficiente oxígeno disuelto, lo que ayudará a tener una línea base para los trabajos futuros respecto a las incidencias y la mitigación de los efectos del cambio climático.
En esta expedición conjunta participaron los institutos para la exploración, investigación y tecnología oceánicas de la Universidad Atlántica de la Florida, y de Estudios Marinos y Atmosféricos de la Universidad de Miami.
Por Cuba intervinieron dependencias de la Agencia de Medio Ambiente del Citma, como el Centro de Investigaciones Marinas de la Universidad de La Habana, el Instituto de Ciencias del Mar, el Acuario Nacional y el Instituto de Meteorología.
Esta incursión científica formó parte del Plan de Actividades suscrito entre la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica y el Servicios de Parques Nacionales de Estados Unidos (NOAA) y el Servicio de Parques Nacionales de los Estados Unidos, y el Citma, de Cuba, en noviembre de 2015.
Los gobiernos cubano y estadounidense firmaron a finales de 2015 un acuerdo bilateral en materia de medioambiente con el fin de fortalecer la protección de su biodiversidad y sus ecosistemas costeros y otro memorando de entendimiento para la conservación de áreas marinas protegidas.
Esos acuerdos son parte de los 22 logrados en el proceso de acercamiento entre ambas naciones iniciado con la administración del expresidente norteamericano Barack Obama, que podrían verse afectados por el cambio de política hacia la Isla anunciado por el presidente Donald Trump.
En 2016 la cooperación científica entre investigadores marinos de Cuba y los Estados Unidos mostró otro importante resultado cuando los acuarios de la Florida y el Nacional de Cuba se unieron en un programa de restauración de arrecifes coralinos que espera incrementar en los próximos años las poblaciones de estos organismos en la región común.
EFE / OnCuba