El Consejo de Iglesias de Cuba (CIC) ha dado a conocer una declaración en la que establece su posicionamiento sobre la Alianza de Iglesias Evangélicas de Cuba, la nueva estructura religiosa creada en junio pasado.
El documento dice que el CIC trabaja con el lema “Unidos para Servir”. “Somos”, afirman, “una confraternidad de iglesias, movimientos ecuménicos y otras instituciones cristianas que confiesan al Señor Jesucristo como Hijo de Dios y Salvador, de acuerdo con las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento, que procuran realizar su vocación común, la gloria de Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
Y continúan: “Nuestra misión es propiciar espacios de encuentro, celebración, reflexión y formación de las iglesias, movimientos ecuménicos y otras instituciones cristianas, como expresión visible de la unidad a la que Dios nos llama en Jesucristo, en el servicio a nuestro pueblo.”
Reafirman que persiguen, entre otros objetivos, “la cooperación de los cristianos con el fin de estrechar relaciones fraternales; enriquecer la vida y el testimonio cristianos; desarrollar el sentido de responsabilidad social y alentar la participación en tareas de interés común para la misión evangelizadora de la Iglesia”.
Sostienen que “no le compete al Consejo de Iglesias de Cuba, ni pronunciarse sobre cuestiones doctrinales que han sido puestas en la escena pública, ni representar en ello ni en otro asunto, ante el pueblo cubano y sus autoridades, a las iglesias y organizaciones, miembros o no”.
Y añaden: “En Cuba todas las denominaciones gozan de libertad religiosa y son iguales ante la ley, por lo tanto cada iglesia u organización religiosa establece las relaciones que estime con las autoridades, y da testimonio ante ellas y el pueblo cubano según lo entienda desde su comprensión de la Fe.”
También señalan que el CIC ha realizado esfuerzos mediadores desde su fundación por decisión soberana de sus miembros y no ha suplantando derechos de otros. En la mayoría de los casos, esos esfuerzos han beneficiado no solo a iglesias y organizaciones miembros del CIC, sino también a todas las denominaciones religiosas y sus practicantes en la isla. “Baste citar”–señalan– la importación y distribución de Biblias a inicios de los 90” y una “contribución decisiva” en lucha contra “toda forma de discriminación religiosa”.
Finalmente, reafirman su compromiso de “continuar trabajando por la unidad de las iglesias cubanas, servir al pueblo y a la nación, buscar los caminos de la paz, la fe y la esperanza, la dignidad de las personas y el cuidado de la Creación, que nos ayuden a construir y vivir las señales del Reino de Dios de igualdad y amor para todas y todos en medio de nuestra amada Patria”.