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Coco Solo es uno de los barrios más conocidos del municipio habanero de Marianao. Y aunque su nombre puede resultar curioso, y hasta divertido para algunos, su realidad, sin duda, no lo es.
Sus orígenes se remontan a los tiempos de la colonia, y en particular a la segunda mitad del siglo XIX. Por entonces la zona donde está enclavado comenzó a urbanizarse y surgieron los repartos que dieron lugar a la ya desde entonces llamada barriada de Coco Solo.


Según algunas fuentes, el nombre de este barrio se debe a la abundancia en el lugar del cocó, un material calizo utilizado en la construcción. Otras fuentes, más literales, lo relacionan directamente con un coco o una mata de coco que habría servido para identificar la zona.
La forma en que se escribe su nombre también varía. Mientras unos —como hacemos nosotros ahora— ponen ambas palabras por separado, otros las ponen junto, para formar un solo término. Ello, no obstante, no cambia en lo absoluto el devenir ni la actualidad de este lugar.


Ubicado en el entorno del conocido y venido a menos río Quibú, el barrio de Coco Solo comparte historia con el reparto Zamora, que territorialmente fue parte del mismo en sus orígenes y con el que hoy comparte también una estructura administrativa: el Consejo Popular Zamora-Coco Solo.
Lo que en sus orígenes fue una barriada de clase media, fue ampliándose y dando paso a una comunidad humilde, con sitios considerados incluso marginales —o “vulnerables”, según la terminología de las autoridades—, marcados por la precariedad y la supervivencia cotidiana.
Así nos lo descubre este domingo el fotorreportero Otmaro Rodríguez, quien se adentró en esta barriada habanera —más allá de sus lugares más céntricos y conocidos— para revelarnos esa otra ciudad que no se muestra en las postales turísticas ni en las fotos oficiales.


























