Le salimos baratas al país. Es más, la mitad de nosotras le sale gratis: una de cada dos mujeres en edad laboral en Cuba realiza, a tiempo completo, un trabajo por el cual no le pagan.
Según datos oficiales de 2017, el 50 por ciento de las mujeres en edad laboral está fuera de la Población Económicamente Activa: no cuentan entre las ocupadas (con vínculo laboral formalizado) ni entre las desocupadas (sin vínculo laboral estable, pero buscaron tenerlo). Los hombres en esa condición son 2 de cada 10, aproximadamente.
Esa mitad de mujeres en edad laboral, según la legislación cubana, no trabajan. Según las estadísticas, no están económicamente activas. Según el discurso político, no se incluyen en sectores productivos. Según una parte del sentido común, son solo “amas de casa”.
Es probable que un número desconocido –pero grande– de ellas sea el sostén cotidiano de la fábrica social que son sus hogares: buscan y elaboran los alimentos, consiguen productos de primera necesidad, multiplican los panes y los peces en situación de escasez creciente y encarecimiento de la vida, se encargan de hijos, hijas, personas enfermas y dependientes en general, planifican la economía doméstica, las tareas de los otros, la limpieza y muchas otras cosas. Muchas de ellas también “luchan” en la economía informal. Pero según las estadísticas, ellas “no producen ni trabajan”.
La otra mitad, las que supuestamente sí son productivas, además de su trabajo por salario o sus ingresos por autoempleo, dedican ingentes horas a esas mismas actividades en la casa (“donde nunca se acaba”). “Doble jornada femenina” es la etiqueta, el eufemismo, que se utiliza para denominar esta circunstancia.
Si trabajan en el sector estatal y son jefas de hogar (en 2030 más del 50 por ciento de los hogares cubanos estarán encabezados por una mujer), sus ingresos serán del todo insuficientes , y solo podrán “complementarlos” con el trabajo que no le pagarán: el cuidado de los otros.
Si trabajan en el sector privado, serán menos proclives a contratación y más a quedar “disponibles”. Así le pasó a Suzel, una cuentapropista de 27 años, embarazada. No la despidieron, pero su trabajo duró hasta que estuvo a punto de dar a luz. No hubo renovación del contrato. No tuvo licencia de maternidad.
Según una encuesta nacional realizada en 2002, cuando se cuentan las actividades cotidianas en el hogar, las cubanas dedican el 71 por ciento de sus horas laborales al trabajo doméstico no remunerado. Por cada 100 horas que trabajan los hombres, las mujeres trabajan 120, muchas veces realizando simultáneamente distintas actividades de cuidados.
Según esa misma encuesta, el aporte de los servicios domésticos y de cuidado no remunerados al Producto Interno Bruto (PIB) nacional era de casi el 20 por ciento, superior a la industria manufacturera de ese momento.
La próxima noticia que tendremos al respecto la traerán los resultados de una Encuesta Nacional sobre Igualdad de Género realizada por el Centro de Estudios de la Mujer y la Oficina Nacional de Estadísticas en 2016. En 2018 aún desconocemos los resultados íntegros, pero conocemos algunos; pocos, pero suficientes para avisar lo que viene: las mujeres continúan siendo las que dedican notablemente más tiempo al trabajo doméstico no remunerado. Las mujeres adultas, por ejemplo, lo hacen un promedio de 38,38 horas semanales: considerablemente más tiempo que sus compañeros, en caso de que vivan hombres en el hogar.
En otros países de la región se realizan encuestas sistemáticas de uso del tiempo. Ellas permiten contabilizar el aporte del trabajo no remunerado a las economías nacionales. Al hacerlo, se cambia el lente político sobre la sociedad que se tiene y la que se quiere.
Si se admite que el trabajo impago de cuidados y para la reproducción de la vida aporta –digamos hipotéticamente– el 12 por ciento del PIB de un país, hay que empezar a considerar cambios en las políticas públicas.
Para empezar, habría que reconocer que quienes lo hacen, trabajan. No trabajan en el mercado laboral (estatal o no estatal), no trabajan por salario, pero trabajan. Y no solo trabajan, sino que aportan a la economía nacional: producen fuerza de trabajo, reproducen la vida allí donde el Estado ha retrocedido como satisfactor de necesidades sociales, y donde el mercado excluye a la mayoría.
En Cuba, cuando no hay cupo para el círculo infantil, siempre hay una mujer que cuida. Cuando hay alguien dependiente de la tercera edad en el hogar, como norma, una mujer se hace cargo. Cuando esa mujer enferma, generalmente otra mujer la cuida.
¿Deben las “amas de casa” tener acceso a jubilación? ¿Deben las mujeres que han cuidado a los hijos, hijas y ancianos a lo largo de su vida tener derecho a compensación en caso de divorcio, por ejemplo? ¿Deben existir leyes, normas, que obliguen a los hombres a compartir el trabajo de cuidados no remunerado en los hogares? Esas preguntas no tienen una sola respuesta, pero tiene sentido hacerlas, pensarlas, discutirlas. Y hacerlo intencionadamente ahora que vamos a discutir cómo queremos que quede nuestra Constitución.
Los “Lineamientos Económicos y Sociales del Partido y la Revolución” (2011) reconocieron que el trabajo de cuidados es central en Cuba. El lineamiento 144 advirtió la necesidad a “enfrentar” el envejecimiento poblacional. En efecto, hoy el 20,1 por ciento de la población cubana tiene 60 años o más. Después de los 75 años el riesgo de demencia, por ejemplo, es de 30 por ciento. Su cuidado es uno de los mayores desafíos para la sociedad cubana en el corto plazo.
Sin embargo, los mismos Lineamientos determinan que quienes tengan familia con capacidad para ayudarlos, dejarán de recibir la asistencia. El sistema público de cuidados tiene capacidad insuficiente. Las familias deben encargarse. Las mujeres se encargarán. Pero ellas “no trabajan”, no acumulan jubilación, no se les reconoce como trabajadoras.
María Elena fue cañera –la primera en Cuba–, vanguardia nacional, 55 años. Madre de una hija y abuela de dos nietos. Tuvo que dejar su trabajo para cuidar a su madre demasiado mayor. No tenía la edad requerida de jubilación. No recibe pensión.
Esperanza fue maestra ejemplar por más de dos décadas. Madre de dos hijos que la acompañaban a sus clases nocturnas para alcanzar el título de Licenciada. Cuidadora a tiempo completo por 11 y 15 años respectivamente de su madre y su padre. Pudo jubilarse con una pensión de 200 CUP (8 dólares) que no le alcanzan siquiera para lo básico.
Yudith, de 37 años, sí ha podido seguir trabajando aunque es madre de cuatro hijos en Yateras, Granma. Ha podido hacerlo porque “contaba con (su) mamá”, otra mujer en edad laboral en la “retaguardia”. Si no estuviera su mamá, tendría que pagar 150 CUP por cada niño, que es lo que cuesta el círculo privado más cercano. No podría seguir trabajando.
¿Cuántas veces hemos sido ellas o escuchado hablar de las Yudith, María Elena, Esperanza, Suzel?
El asunto ha sido parte de la agenda política de primer orden en otros países. En Ecuador, por ejemplo, la Constitución reconoce el trabajo no remunerado de esta forma:
Art. 333.- Se reconoce como labor productiva el trabajo no remunerado de autosustento y cuidado humano que se realiza en los hogares.
El Estado promoverá un régimen laboral que funcione en armonía con las necesidades del cuidado humano, que facilite servicios, infraestructura y horarios de trabajo adecuados; de manera especial, proveerá servicios de cuidado infantil, de atención a las personas con discapacidad y otros necesarios para que las personas trabajadoras puedan desempeñar sus actividades laborales; e impulsará la corresponsabilidad y reciprocidad de hombres y mujeres en el trabajo doméstico y en las obligaciones familiares.
La protección de la seguridad social se extenderá de manera progresiva a las personas que tengan a su cargo el trabajo familiar no remunerado en el hogar, conforme a las condiciones generales del sistema y la ley.
Así, la Constitución ecuatoriana reconoce que los cuidados no remunerados son también trabajo, lo vincula al régimen de seguridad social, y acredita que el trabajo asalariado no puede estar de espaldas al aseguramiento de la vida.
En el Anteproyecto de la nueva Constitución de la República de Cuba solo se reconoce el trabajo en su forma pagada. Los artículos del 75 al 80 se ocupan de ello. Refrendan el derecho al trabajo y al trabajo digno. Aseguran el mismo salario por igual trabajo a todas las personas. Prohíben el trabajo infantil. Regulan el derecho al descanso, a la seguridad social y a la protección. Esos principios son imprescindibles.
Pudieran añadirse otros, también imprescindibles. Entre ellos: reconocer al ejército de personas –en su mayoría mujeres– que trabajan de forma no remunerada y sostienen al país, los hogares, las familias; obligar a los regímenes laborales (en todos los mercados de trabajo) a comprometerse con las necesidades sociales y humanas de cuidado; elevar a rango constitucional la promoción de la equidad en los cuidados.
Luego, la Constitución tendría que asegurar una ley que regule licencias intransferibles para hombres y mujeres para el ejercicio del cuidado, mecanismos institucionales de protección de quienes realizan trabajo no remunerado a tiempo completo, y muchas más propuestas que de seguro emergerán para bien, al menos, del 50 por ciento de la población cubana.
Excelente artículo. En Cuba donde todo se convierte en un problema, habría que ver si el Estado tiene la capacidad para llevar a cabo una política de asistencia social que cubra todos los casos y todas las necesidades de la población. Creo que es misión imposible, pero de todas formas Ailynn y como sugerencia, estas propuestas, con ejemplo ecuatoriano incluido deberían enviarse cuanto antes a la Asamblea Nacional para su análisis, dice un viejo dicho que no hay peor gestión que la que no se hace. En otros temas no harán caso, pero este es un tema sensible que de seguro toca de cerca a varios diputados, ojalá y llegue a buen puerto. Un saludo
Se me olvidaba algo Ailynn, no sé si para el gobierno, en la práctica, las mujeres son baratas, para mí el valor de la mujer cubana es incalculable y ya va siendo hora que ese valor sea de hecho y de derecho y que se plasme en la Constitución.
Traigo a colación una frase de Margaret Thatcher que dice mucho y es la siguiente:
“Si quieres que se diga cualquier cosa, pídeselo a un hombre. Si quieres que se haga algo, pídeselo a una mujer”.
Saludos
En Latinoamerica y Europa cuando se habla de turismo sexual se piensa en cuba,en ningun pais del mundo se regalan tanto las mujeres como en cuba.
Juan R Oro, cuando escucho a alguien con alguna frase que empieza ” en ningun otro lugar etc… Cuba” se me erizan los pelos. Hiperbolico y un poquito exagerado, no crees? Por no decir mas…
Sé que todavía hay mucho que mejorar pero Cuba tiene una de las tasas más altas de igualdad de género. Mírese el número de mujeres en el parlamento, el número de profesionales, el aporte de las mujeres en deporte, los bajos números de feminicidios. No me interesan los estándares anglo de igualdad. Realmente le hacen un flaco favor a la igualdad los artículos de la autora. Es criticar por criticar.
Ah! Se me olvidaba lo “baratos” que salen los programas maternos, los tests para detectar cáncer de útero. También que Cuba legalizó el aborto, gratuito, desde los años 60’s, eliminó la prostitución formal y tiene una escolarización femenina de las más más altas del mundo.
Hola Karel. En mi consideración, los derechos, garantías, espacios, alcanzados por las mujeres en Cuba no inhabilita el análisis crítico allí donde haga falta. En Cuba las mujeres somos un por ciento muy elevado de las personas graduadas de nivel superior, por ejemplo. Eso es virtuoso y hay que intentar llevarlo hasta las últimas consecuencias. Eso significa, también, preguntarnos por qué hay tantas mujeres graduadas de nivel superior que solo realizan trabajo no remunerado.
Un análisis similar podría hacerse respecto a la participación en los distintos mercados de trabajo. ¿Por qué hay tan pocas mujeres en el sector privado? La respuesta podría estar, por ejemplo, en la desigualdad de accesos a propiedad y capital para invertir, o la sobrecarga de trabajo de cuidados, etc.
Uruguay y Chile son países de la región con índices demográficos cercanos a los cubanos (alta esperanza de vida y baja natalidad). Allí se está discutiendo sobre la crisis de cuidados y el trabajo no remunerado de cuidados realizado mayormente por mujeres. ¿Por qué en Cuba no podríamos discutirlo?
Lo mismo digo para el tema de las violencias machistas. Las cifras disponibles no son muy diferentes a las globales en cuanto a mujeres que han vivido situación de violencia a manos de sus parejas. En cuanto a los feminicidios esperamos e intuimos que son bastante inferiores (yo también lo creo) aunque me encantaría tener acceso a las cifras.
Otra cosa que creo importante es no inhabilitar una discusión necesaria porque tenemos otras cosas. El acceso a la educación, a asistencia médica y a participación política son DERECHOS. Eso significa entre otra cosas que no son una moneda de cambio para ignorar otros asuntos que no lo son aún y que deben serlo.
Por otra parte, cuando hace un año despertó el debate sobre el aborto en el país, nadie pensó que eso era posible. Ahora que con tanta virulencia se milita desde algunas denominaciones religiosas contra el matrimonio igualitario, no se puede hacer menos que defender el estado laico, y militar por la igualdad de derechos. Con eso llamo la atención sobre la necesidad de permanecer como observadores desde la ciudadanía. Que algo sea hoy, lamentablemente, no asegura que esté mañana.
Juan R. Oro, lamento mucho que el texto haya conducido al comentario sobre el trabajo sexual y turismo sexual. Habrá sido el título, supongo. Le invito a leer el resto del texto que va sobre otro asunto. Saludos.
Ailynn, me parece muy bien luchar por la igualdad de género. De eso no hay que discutir. El punto principal de mi argumento es que tus críticas “pintan” una situación para las mujeres en Cuba casi como si fuera Arabia Saudita. Por qué esa exageración de lo malo sin análisis comparativo debidamente contextualizado? El machismo no surgió en Cuba en 1959. Por qué lo polítizas? Hay una agenda en este medio claramente orientada a hiper-criticar todos los problemas de Cuba, descontextualizarlos. Realmente ayudamos a Cuba con esto? Mira el caso de Puerto Rico. Solo te digo eso.
Has estado en Ecuador??? Ven a ver a los niños trabajando en los mercados, sentados en el piso con sus madres, tratando de vender un cubo de papas por un dólar….
Copio:
Has estado en Ecuador??? Ven a ver a los niños trabajando en los mercados, sentados en el piso con sus madres, tratando de vender un cubo de papas por un dólar….
—–
Aca vivo. En Cuenca. No he visto ese cuadro. Que recuerde, solo he visto a un chico de unos 13 o 14 anos vendiendo huevos de codorniz.
Hola Ailynn,
La idea de balancear las tareas del hogar que lastran el desarrollo profesional de las mujeres, esta muy bien. Es justo.
Ahora, en los primeros comentarios Pandiame, cita una frase de Margaret Tatcher. No me queda claro de que sirve una cita asi. La frase es una tonteria. Aqui les va de nuevo: “Si quieres que se diga cualquier cosa, pídeselo a un hombre. Si quieres que se haga algo, pídeselo a una mujer”. Menuda boberia. Contradictoria como pocas para alguien que seguramente se apunta a lucha contra el patriarcado. Y bueno, de Margaret Tatcher nada menos. Incluso peor que citar a Hillary Clinton. Si una genocida (acorazado Belgrano, anyone?) es el modelo: solavaya!
Saludos,
Omar
Eduardo, entiendo desde donde hablas y lo comparto. La realidad de empobrecimiento de muchos países de nuestra región es, cuando menos, indignante. Tanto es así que en cierto punto conduce a descreer de la importancia de la norma. En este caso, de la Constitución, que es lo que está citado en el texto. Sin embargo, en un momento de cambio constitucional para Cuba, creo que es importante no olvidar los pasos que se han dado en esa línea en algunos lugares, incluido Ecuador. Que en la constitución de ese país diga eso que dice, es un recurso que usan para bien las luchas feministas. No es algo menor, en mi opinión. Y que las mujeres cargan sobre sus espaldas una parte importante de la crisis, también es verdad, para Cuba y para Ecuador. Y que las mujeres indigenas, rurales, negras, migrantes, la tienen peor una parte importante de las veces, también es cierto. Saludos y gracias por la lectura.
Karel, creo que flaco favor le hacemos a los cubanos y cubanas si no agendamos públicamente temas que nos importan, y los ponemos a dialogar con el mundo.
Nunca he fechado cuándo empezó “el machismo” (hablar de patriarcado siempre es mejor, más integral). De hacerlo, habría que buscar razones mucho, mucho más atrás. Quienes trabajamos y estudiamos el tema, o quienes lo vivimos con conciencia, sabemos la pertinencia y la necesidad de hacer lo que hacen OnCuba y otros medios que incluyen estos asuntos entre sus preocupaciones. Incluido, por ejemplo, el valioso trabajo que ha hecho el 5 de septiembre respecto al feminicidio de Leydi Maura Pacheco.
La valoración de hipercriticismo es algo que nos ganamos quienes persistimos en pensar una Cuba mejor. Hacerlo no desconoce nuestras virtudes, que no son pocas, al tiempo que impide morir de éxito.
Cuba no está cerca de los contextos que mencionas. Nuestra historia es otra. Las mujeres que lucharon las guerras de independencia, que lucharon por derechos, que se organizaron después de 1902, que pelearon en la Sierra o en la lucha clandestina, que alfabetizaron, cortaron caña, hicieron que sus familias sobrevivieran la crisis de los 90, o cuidan hoy a padres enfermos en una sociedad envejecida, no han dejado que así sea. Nuestros referentes culturales, nuestra historia y nuestro presente hacen ridícula la comparación. No hay que comparar a Cuba con Arabia Saudita, hay que compararla con sus cercanos. Y no hay que comprarla para salir mejor o peor, sino para aprender mutuamente. O no tenemos nada que atender, nunca, de nadie, para nada, por nada?
Dije en el mensaje anterior que sobre el tema de trabajo de cuidados hay muy valiosos análisis que comparan Cuba con otros países latinoamericanos con quienes compartimos problemas y con quienes podemos compartir preocupaciones y soluciones. Hay mucho trabajo académico serio en ese sentido.
En un contexto de tanto cambio en el país, creo que es imprescindible que pensemos hacia donde queremos ir, y quiénes van a ganar y quiénes perder con cada paso que se dé.
Copio:
Has estado en Ecuador??? Ven a ver a los niños trabajando en los mercados, sentados en el piso con sus madres, tratando de vender un cubo de papas por un dólar….
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Eso , es exageradisimo o falso.
Pregunta:
Si el sistema de Cuba es mejor que el de Ecuador, ?Por que la emigracion es de alla para aca y no se instala un solo ecuatoriano en la Habana, Oriente o Pinar del Rio? Conozco decenas y decenas de cubanos y no hay mas porque ahora piden visas de entrada.
Otra pregunta, ?Por que emigran entre tres y cinco mil venezolanos diarios a Ecuador?
Ailynn, en la contestación que das al comentario de Karel al final hablas de: En un contexto de tanto cambio en el país, ¿De verdad te crees tú eso? ¿De que cambios se trata?, que yo sepa allí todo seguirá igual, la dictadura seguirá con los mismos en el poder y las mujeres seguirán teniendo los mismos problemas de siempre, yo de verdad que no me puedo explicar tanta ceguera política hasta donde puede llegar.
¿Crees de verdad que hay que pensar todavía adonde queremos ir, en serio? ¿De verdad que no sabes, después de 60 años, quiénes han sido los que han ganado y perdido con los pasos dictatoriales que se han dado y los que se siguen y seguirán dando en el futuro? Si 3 millones de compatriotas que se han tenido que ir al exilio no te es suficiente para la respuesta, pues no sé en que andarías pensando, en el futuro no creo porque perderás miserablemente tu tiempo.
Ailynn, vuelves a dar en el clavo cuando te refieres a la mar de cambios que han estado ocurriendo en Cuba desde hace ya algunos años. Y Pandiame no sale de su extravio. Primero con la admiración inexplicable a la asesina de Margaret Thatcher. Después por solo ver dictadura en los 60 años de uno de los procesos más espectacularmente exitosos y transformativos de la historia reciente de la Humanidad. La estabilidad del sistema cubano no es diferente a la de aquellos que Pandiame seguramente admiran. La desgraciada tragedia de la emigracion no es exclusivamente cubana. Toda centroamerica y el sur del mundo en general tiene una situacion similar o peor. Con multipartidismo, elecciones cada 4 años y economia de mercado. Cuba experimental, agredida a perpetuidad, se bandea bastante bien. Pero puede ser mejor. Mucho mejor. Y las cosas por las que luchas tu Ailynn, van en esa direccion. Fuerza!!!
Saludos,
Omar
Omar
Te respondo con otra frase de tu odiada Margaret Thatcher, la dama de hierro:
“Si tuvieses la intención de gustar a los demás, estarías preparado para transigir sobre cualquier cosa en cualquier momento, y no conseguirías nada”
Una de las mujeres mas influyentes del siglo XX aunque te pese, que por cierto ponía muy en alto el valor de las mujeres en la sociedad, llegando incluso a la chulería femenina cuando se refería a los hombres con frases como esta:
“Normalmente, me formo mi opinión sobre un hombre en diez segundos, y raramente la cambio” o esta otra:
“Puede que sea el gallo el que canta, pero es la gallina la que pone los huevos”, ya lo sé que a ti te parece una tontería, pero a mí me parece una mujer genial.
Importante, cuando hables de asesinos ten mucho cuidado porque aquí todo el mundo está embarrado, ahora mismo mientras escribo este comentario, sucedió algo en una estación de Policía en Placetas, Villa Clara, está todo en internet. Que te aproveche el comunismo.
Entiendo que es necesario seguir profundizando la revolucion hacia derechos democraticos y participacion de los bienes del pais. La emancipacion sera por los trabajadores mismos y la mujer es clave en la emancipacion humana.