El uso de nasobucos en público será obligatorio en España hasta que haya una cura disponible o una vacuna para el coronavirus, anunció el ministro de Sanidad, Salvador Illa.
El ministro dijo en conferencia de prensa que usar nasobucos y otras medidas de higiene en lugares públicos “permanecerá en su lugar hasta que derrotemos permanentemente el virus, que es cuando tendremos un tratamiento efectivo o una vacuna contra él”.
Illa publicó una lista de medidas que permanecerán vigentes a medida que el país avance hacia una “nueva normalidad” y su estado de emergencia expire el 21 de junio. La regla se aplica en espacios públicos cerrados donde no se puede mantener una distancia de 1.5 metros. Se establecen severas multas para los incumplidores.
Modelos matemáticos de investigadores británicos muestran que varias capas de tejido de algodón cubriendo nariz y boca pueden ser la primera línea de defensa contra el coronavirus.
“Nuestros análisis respaldan la adopción inmediata y universal de los nasobucos”, dice el principal autor del estudio, Richard Stutt, de la Universidad de Cambridge. “Si combinamos el uso masivo de los nasobucos con la distancia física y cierto grado de confinamiento, se podría gestionar de forma asumible la pandemia, al tiempo que se recupera la economía mucho antes de que haya una vacuna efectiva”, dijo.
Los resultados del estudio, publicados en la revista Proceedings of the Royal Society A, señalan que si al menos la mitad de la población llevara nasobucos en público, el ritmo de contagio bajaría de ese R0 = 1. Como se ha demostrado, la curva de la pandemia no tira hacia abajo hasta que se logra ese umbral. Con porcentajes cada vez mayores de gente cubriéndose la cara, el modelo indica que ese R0 se acercaría cada vez más a cero.
“En la nueva normalidad no hay control central”, dijo Illa. “Las regiones en la fase 3 tienen el poder de levantar el estado de alarma cuando lo consideren oportuno”.
Las autoridades españolas anunciaron el mes pasado que comenzarán a reabrir el país a los turistas internacionales en julio, poniendo fin a una política de cuarentena obligatoria de dos semanas para los viajeros entrantes.