Investigadores chinos de varias universidades hallaron muestras vivas de coronavirus en heces de varios pacientes. Esto pone de relieve la posibilidad de infectarse tras inhalar partículas del virus procedentes de heces infectadas, algo que recuerda al modo en que se propagó el SARS en un edificio de Hong Kong en 2003.
La investigación parte del estudio del caso de un hombre de 78 años que fue hospitalizado el 17 de enero tras un reciente viaje a Wuhan. Presentaba tos persistente durante una semana, fiebre intermitente y resultados anómalos en la tomografía axial computerizada (TAC) de tórax. El enfermo falleció el 20 de febrero tras un mes de ventilación asistida.
Una vez confirmada la presencia de la Covid-19 en su cuerpo, se tomaron varias muestras de sus heces. Al colorear las imágenes obtenidas, los científicos chinos vieron que todas las muestras contenían unas partículas esféricas que presentaban una superficie cubierta de púas de proteína, lo que permite concluir que se trataba del ARN de coronavirus.
Este no fue el único caso en que se detectó el coronavirus en heces, ya que en las de otro paciente que dio positivo en la prueba de ARN del virus también se encontraron partículas vivas del mismo. Los científicos sostienen que esto “indica que los virus infecciosos en heces son una manifestación común de Covid-19” y que pone de manifiesto la posibilidad de transmisión del virus por vía fecal-oral o fecal-respiratoria.
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Los resultados obtenidos hablan de un fenómeno que ya se observó hace tiempo, concretamente en 2003, cuando más de 300 residentes de una comunidad de vecinos de Hong Kong se infectaron de SARS a causa de un defecto en las tuberías del edificio que provocó la aerosolización de heces contaminadas, lo que pudo ser el origen de la infección.
“Nuestros descubrimientos indican la necesidad de tomar las precauciones apropiadas para evitar una transmisión potencial del SARS-CoV-2 de las heces. Las prácticas de descarga y limpieza deberían considerar esta posibilidad para pacientes en estado crítico o aquellos que han muerto y tenían altas cargas virales”, concluyen los autores del estudio.