Tres días después de experimentar fiebre alta, una crisis de oxígeno y de que lo trasladaran en helicóptero al hospital militar Walter Reed, el presidente Donald Trump, afectado por la COVID-19, regresó a la Casa Blanca.
“¡Me siento realmente bien!”, había tuiteado hoy lunes por la tarde desde el hospital y enviado el siguiente mensaje a los estadounidenses: “No le tengan miedo a la COVID. No dejen que domine sus vidas. Hemos desarrollado bajo la administración Trump algunos medicamentos y conocimientos realmente excelentes. ¡Me siento mejor que hace 20 años!”.
A su llegada a la mansión ejecutiva, Trump guardó la máscara en el bolsillo del traje y saludó al Marine One, que había aterrizado en el césped minutos antes.
Su propio médico ha admitido, sin embargo, que “puede que todavía no esté completamente fuera de peligro”. El presidente parecía estar sin aliento después de subir los escalones de la Casa Blanca para posar entre banderas estadounidenses.
Científicos, especialistas en ética y médicos estaban entre asombrados e indignados por esos comentarios sobre una enfermedad que ha causado la muerte de casi 210.000 estadounidenses.
“Tenemos que ser realistas en esto: la COVID es una amenaza para la población estadounidense”, dijo el doctor David Nace, del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. “La mayoría de la gente no es tan afortunada como el presidente”, que cuenta con una unidad médica en su casa y acceso a tratamientos experimentales, agregó.
“Estoy luchando por encontrar las palabras, esto es una locura”, dijo Harald Schmidt, profesor de ética médica y políticas de salud en la Universidad de Pennsylvania. “Es absolutamente irresponsable”.
Por su parte, Lawrence Gostin, profesor de Derecho y experto en Derecho en salud pública, declaró: “No lo acepto ni por un minuto. Las autoridades sanitarias aconsejan, al menos, diez días de autoaislamiento después de que todos los síntomas hayan desaparecido y el paciente haya dado negativo. Este hombre acaba de salir del hospital con un caso potencialmente grave. La salud y la vida humanas están en juego, y probablemente infectó a otras personas antes de ir al hospital. La acción es moral y socialmente irresponsable”.
“Es un mensaje inadmisible”, dijo el doctor Sadiya Khan, de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad del Noroeste. “Me atrevería a decir que podría precipitar o agravar los contagios”.
En cambio Trump y sus asesores han tratado de cambiar el relato sobre su diagnóstico promoviendo la imagen de un guerrero que lucha contra el virus, y tratando de subrayar que su experiencia de primera mano con la enfermedad le da una ventaja sobre el candidato demócrata Joe Biden.
También intentaron dar una imagen de normalidad al emitir imágenes del presidente trabajando desde el hospital incluso cuando sus médicos hablaban de caídas en sus niveles de oxígeno.
Pero médicos varios no involucrados en el caso han declarado que la combinación de medicamentos que dio a conocer el equipo del presidente sugiere que el problema es bastante más grave de lo que el oficialismo asegura.
Mientras estaba en la Casa Blanca, le dieron una combinación experimental de dos anticuerpos monoclonales. En el Walter Reed, recibió dosis del medicamento antiviral Remdesivir y el sábado del esteroide Dexametasona, que puede tener efectos secundarios problemáticos y generalmente se utiliza en pacientes con una enfermedad grave.
Se espera que Trump permanezca en la residencia ejecutiva, donde recibirá atención y supervisión por parte de su personal médico, y que no se dirija hacia el ala Oeste hasta que lo autoricen sus médicos.