En la Feria Internacional de La Habana Fihav 2019, Cuba trata de poner el mejor rostro a su atribulada economía. Esta semana, hay restaurantes estatales con comida fresca, muestras de motocicletas eléctricas de Panamá y numerosas de empresas del gobierno ofreciendo productos desde habanos y ron hasta medicamentos.
Por la parte extranjera, compañías de unos 60 países –con destaque para importantes socios de la Isla como España y Rusia– muestran sus productos y exploran nuevas oportunidades de negocios.
Sin embargo, un punto sombrío es la sección de Estados Unidos, donde la presencia se ha reducido de una cifra creciente durante la presidencia de Barack Obama a apenas un puñado. Algunos dicen que pudieran no soportar otro año de sanciones del gobierno de Donald Trump.
Luego que Obama anunciara en 2014 una mejora de relaciones con Cuba, Fihav se inundó de empresarios estadounidenses en busca de oportunidades. Había decenas de compañías estadounidenses, funcionarios de los estados y asociaciones, incluyendo la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Empresarios cubano-estadounidenses recorrían los pasillos, discutiendo la posibilidad de regresar a la Isla tras décadas fuera.
Pero ese auge sin precedentes no duró mucho, pues las compañías comenzaron a darse cuenta de las dificultades de hacer negocios en Cuba, donde la burocracia estatal debe autorizar todas las inversiones extranjeras y las empresas estadounidenses son especialmente sensibles. Y, por demás, llegó el retroceso con el gobierno de Trump.
La presencia de EE.UU. comenzó a reducirse de lleno luego del anuncio del actual presidente en 2017 de que iba a revertir la apertura hacia Cuba, seguido de dos años de crecientes sanciones a la Isla y su aliado Venezuela.
Este año, Cuba ha tenido más dificultades para hacer negocios a nivel internacional. Estados Unidos está presionando a bancos a cortar lazos con la Isla y sancionando a los buques que transportan petróleo hasta los puertos cubanos. Hay escasez esporádica de productos comunes, gasolina y diésel y la carencia de divisas por el gobierno ha crecido, lo que ha motivado un grupo de medidas económicas.
Jay Brickman, vicepresidente de servicios para Cuba de Crowley Maritime, una importante empresa de embarques con sede en Florida, dijo que su compañía ha registrado una caída de 20% en sus negocios en la Isla este año.
Una excepción del embargo comercial de Estados Unidos a Cuba les permite a las empresas estadounidenses venderle alimentos al gobierno en La Habana, y Crowley transporta la mayoría de los frijoles de soya, los pollos y otros productos agrícolas que viajan desde suelo estadounidense a la Isla.
Mirando a la mayormente vacía sección de Estados Unidos del Pabellón 7 en ExpoCuba, un centro de convenciones en las afueras de la capital, Brickman dijo que recordaba con afecto su primera Feria de La Habana, en 2001, luego que Washington legalizó las exportaciones de productos agrícolas a Cuba.
Aseguró que había centenares de compañías estadounidenses, el entonces gobernador de Minnesota Jesse Ventura e, incluso, vacas llevadas para convencer a Cuba de los beneficios del ganado estadounidense.
Con la excepción de los años de Obama, las últimas dos décadas no cumplieron con esa promesa, dijo Brinckman.
“Mucho más reflujo que flujo”, dijo. “El espíritu de todo eso comenzó a desvanecerse”.
Durante la presidencia de Trump, Cuba ha estado tratando de adquirir productos agrícolas de otros países, aparte de Estados Unidos, y los negocios de Crowley en Cuba han caído hasta el punto donde está en dudas su sostenibilidad.
“Nuestro compromiso es continuar estando aquí mientras sea económicamente posible”, aseveró no obstante.
Esta semana, miles de cubanos y extranjeros acudieron a los pabellones con secciones de España, Portugal, Venezuela y otros países. Además de Crowley, la sección estadounidense en la feria tenía un par de firmas exportadores-importadoras basadas en Florida y una consultoría con sede en Guatemala que trabaja con la asociación de huevos y aves de corral de Estados Unidos.
Los estantes de la Alabama State Port Association y otros pocos representantes estadounidenses estaban vacíos el martes por la tarde, un día después de la inauguración.
El funcionario estadounidense de mayor rango en la feria parecía ser la secretaria de Agricultura de Virginia, Bettina Ring, al frente de una pequeña delegación que ella dijo mostraba el compromiso de su estado para vender cantidades moderadas de soya y pollo a Cuba.
Miembros de la delegación dijeron que dada la incertidumbre del comercio internacional, Virginia valora las compras regulares por Cuba de productos agrarios del estado.
“Cuba ha sido un mercado confiable”, dijo la vocera Stephanie Agree. “Tenemos que mantener los amigos que tenemos”.