Desde que Joe Biden llegó a la Casa Blanca hace un mes, políticos y activistas del exilio cubano han lanzado una serie de propuestas al nuevo presidente sobre la evolución de los nexos entre Estados Unidos y la Isla.
Hasta ahora la nueva Administración ha dicho dos veces que está revisando esos vínculos y que todo cambio estará condicionado por el respeto a los derechos humanos y la participación de los cubanoamericanos en el proceso.
Hasta ahora, varias propuestas dirigidas al demócrata han planteado una recuperación de la política de deshielo de Barack Obama, del cual Biden fue vicepresidente, y una participación aún mayor de la sociedad civil estadounidense. Durante su campaña, el hoy mandatario abogó por la liberación de las remesas y vínculos con la ciudadanía cubana, así como el restablecimiento de los nexos consulares y comerciales permitidos por las leyes del embargo económico.
En este contexto, el miércoles un grupo de senadores, congresistas, alcaldes, concejales y activistas, se congregó en el museo de la Diáspora Cubana, en Miami, para rechazar cualquier mejoría de las relaciones entre los dos países. La actividad, organizada por la fundación conservadora Inspire America, fue presentada como una iniciativa bipartidista, pero lo cierto es que solo un demócrata intervino en la presentación de una serie de recomendaciones a Biden que, básicamente, proponen dejar en activo la política de sanciones implementada por el expresidente Donald Trump.
El demócrata que intervino fue el senador cubanoamericano Bob Menéndez, quien no dio del todo la espalda a negociaciones entre los dos países, pero demandó “resultados”. OnCuba conoció que dos demócratas de peso en el sur de Florida, el exalcalde de Miami y actual líder del partido en el estado, Manny Dìaz, y la congresista federal Debbie Wasserman Schultz declinaron participar en el acto.
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Menéndez, el nuevo presidente de la poderosa comisión de relaciones exteriores del Senado, envió un video a la reunión en el que esencialmente tomó cierta distancia de la postura más radical de la mayoría de los presentes en la actividad, y no apuntó exclusivamente al gobierno cubano en el tema de los derechos humanos.
“Mientras Estados Unidos se esfuerza por fortalecer el respeto por la democracia y los derechos humanos en Cuba y en todo el mundo, debemos asegurarnos de que nuestros esfuerzos produzcan resultados tangibles en estos temas fundamentales”, así como “debemos garantizar que la conducta de la diplomacia estadounidense, a su vez, pida y exija que nuestros adversarios y los regímenes autoritarios tomen medidas para restaurar y respetar los derechos de sus ciudadanos”, enfatizó el senador cubanoamericano demócrata.
No contento con esta declaración de Menéndez, su colega republicano y también cubanoamericano, Marco Rubio, estimó en un mensaje video que lo importante es dejar claro que “cualquier acercamiento con el régimen cubano no cambiará nada el futuro de los cubanos”, ya que “tratar de restablecer relaciones con (el presidente) Díaz-Canel, –a quien llamó “títere de Raúl Castro”–, no es viable y mucho menos razonable teniendo en cuenta sus vínculos con grupos terroristas como las FARC, el ELN y el narco-régimen de [Nicolás] Maduro.”
Dos asistentes al acto, que pidieron permanecer anónimos, dijeron a OnCuba que la velada “pareció ser más una cuestión de compromiso conservador” que una propuesta política novedosa. De hecho, el novel congresista republicano y exalcalde del condado Miami-Dade, Carlos Jiménez, renovó como condiciones para reanudar una dialogo con la Isla el cumplimento de los tres postulados definidos por la ley Helms-Burton: “la realización de elecciones libres, pluripartidistas, liberación de presos políticos y recuperación de derechos democráticos”.
También se abogó, por la voz del director de la fundación organizadora, Marcel Felipe, por mantener a Cuba en el listado de países patrocinadores de actividades terroristas. No fue posible contactar al activista para que comentara al respecto.
En el evento participaron Francis Suárez, alcalde Miami; Carlos Hernández, alcalde de Hialeah, importante núcleo habitacional cubano, y otros ediles de municipalidades del área metropolitana de Miami, y representantes de veteranas organizaciones anticastristas, como la Brigada 2506, formada por excombatientes sobrevivientes de Bahía de Cochinos, lo que descubre la postura y compromisos políticos de los congregados.
Ya están estos “chicos republicanos” tratando de imponer trabas al diálogo porque saben de sobra que Cuba no aceptará posiciones de fuerza ni coyundas de ningún tipo (y es lo que quieren). No les interesa dialogar, sino imponer condiciones (palos en las ruedas, como dicen por acá) . Hacer lo que ellos desean es continuar la misma política exterior de Trump hacia Cuba sin Trump. Pero yo confío en la sensatez. Y la sensatez dice que hay que sentarse a dialogar para buscar soluciones. O como suele decir el pueblo: “hablando la gente se entiende”. Sigo pensando que la única política razonable (escuchen bien, respetables senadores) es la que inició Obama con su deshielo. Es que no hay otra. No la hay. ¿O será que decenas de años de conflictos bilaterales no bastan para demostrarlo? De haber seguido la política de Obama hacia Cuba los cambios económicos (y por tanto políticos) en Cuba hubieran ido más rápido que el AVE de Sevilla a Madrid.
Solo agregar q los q piden hoy mantener mano dura a Biden son los q lo acusaban de socialista y votaron por Trump por q Biden iba a seguir la política de Obama