El senador por Vermont, Patrick Leahy, participante activo en el proceso de normalización de relaciones bilaterales entre Cuba y EE.UU. bajo el presidente Obama y uno de los críticos de la administración Trump, publicó este jueves en su sitio oficial una declaración cuestionando el sentido y resultado de los cambios de la actual política estadounidense hacia la Isla.
A partir de un texto de The New York Times sobre música cubana, Leahy emprende un resumen puntual de los retrocesos llevados a cabo en las relaciones bilaterales, empezando por los viajes.
“La Casa Blanca”, rememora, “ha impuesto restricciones onerosas a los viajes de los estadounidenses que desean y tienen derecho a visitar Cuba como a cualquier otro país, excepto Corea del Norte, y a los cubanos que desean visitar o reasentarse en los Estados Unidos. Solo para solicitar una visa estadounidense, ahora los cubanos deben viajar a un tercer país a un costo de cientos de dólares que muy pocos pueden pagar“.
En julio pasado, Leahy anunció que estaba ponderando un proyecto de ley que legalizaría los viajes de turismo de los estadounidenses a Cuba, tras la cancelación de los cruceros y la eliminación de una de las licencias de viaje, la categoría de “pueblo a pueblo“.
Senador demócrata presentará un proyecto de legalización de los viajes de estadounidenses a Cuba
En ese espíritu, escribe el senador: “Desafortunadamente en lugar de alentar a los estadounidenses a viajar a Cuba para experimentar la sociedad cubana y construir relaciones con el pueblo cubano, el presidente Trump ha cerrado la puerta. Impulsado por un puñado de intransigentes cubano-americanos en la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Congreso, pocos de los cuales han pisado Cuba, el presidente adoptó un enfoque fallido hacia ese país sumido en la hipocresía“.
“Cada pocas semanas o meses, esta Casa Blanca diseña una nueva forma de aumentar la presión sobre el Gobierno cubano” –sostiene Leahy, quien advierte que en lugar de ello, la administración en realidad causa “mayores dificultades al pueblo cubano, en cuyo nombre la Casa Blanca dice actuar“.
También se pronuncia sobre las más recientes medidas, referidas a aviones y líneas aéreas, sobre las que recuerda que “el Departamento de Comercio dijo que estaba revocando las licencias para arrendamientos de aeronaves a aerolíneas cubanas y que negaría futuras solicitudes de arrendamientos de aeronaves“.
Como se conoce, a principios de este mes la administración Trump dijo que se limitaría el envío de remesas familiares a 1.000 dólares por trimestre para un nacional cubano. Al respecto, opina Leahy: “La Casa Blanca tiene remesas severamente limitadas, de las que dependen muchas familias cubanas. Al parecer, el presidente Trump cree que es su prerrogativa dictar a los cubano-americanos cuánto, o qué poco, de sus ingresos duramente ganados pueden enviar a sus familiares necesitados”.
Respecto al capítulo de los incidentes sónicos, anota que el Departamento de Estado ordenó la salida del personal de la Embajada de Estados Unidos de La Habana y del de la Embajada de Cuba de Washington, lo que ha detenido la diplomacia y las negociaciones.
“Las discusiones sobre una amplia gama de temas, desde la salud pública hasta el cambio climático, que comenzaron bajo el presidente Obama, casi han cesado. Nuestro principal diplomático, el secretario de Estado Pompeo, no tiene más que elogios para una política fallida completamente en desacuerdo con la misión de su departamento”, señala.
“Exhaustivas investigaciones”, prosigue, “no han arrojado ninguna evidencia de que las enfermedades sufridas por el personal del gobierno de Estados Unidos en La Habana que desencadenaron la salida ordenada fueron causadas por el gobierno cubano, como algunos acusaron inicialmente. Sin embargo, tres años después, nuestra Embajada apenas funciona con un personal esquelético, y el Departamento de Estado no ha hecho nada para tratar de mitigar el impacto adverso que esto tiene en nuestras relaciones con Cuba”.
Las demandas bajo la Helms-Burton aspiran al triple del valor nacionalizado
Finalmente, ante la reactivación del Título III de la Helms Burton, sostiene que “bajo el presidente Obama, las negociaciones comenzaron a buscar una solución al espinoso tema de los reclamos de propiedad expropiada. La Casa Blanca de Trump abandonó sumariamente ese proceso y, en cambio, alentó demandas judiciales contra empresas estadounidenses que desean hacer negocios en Cuba”.
“Los aeropuertos, puertos marítimos, almacenes, hoteles, hogares y restaurantes, muchos de los cuales alguna vez fueron propiedad de las élites cubanas que se beneficiaron del botín de la dictadura de Batista respaldada por Estados Unidos, ahora están fuera de los límites. Este es un problema legítimo que debe abordarse, pero atar los tribunales de Estados Unidos durante años y perjudicar a las empresas estadounidenses no es la forma de hacerlo”, concluye.
Miembro del Partido Demócrata y senador por Vermont desde 1975, Patrick Leahy es una de las figuras más influyentes del Senado estadounidense que se opone al retroceso de la política hacia Cuba y la aplicación de nuevas sanciones contra la Isla, la cual ha visitado en varias ocasiones junto a otros congresistas partidarios del acercamiento bilateral.
es facil criticar..