Un total de 284.565 estadounidenses viajaron a Cuba entre enero y mayo de este año, lo que prácticamente iguala la cifra de visitantes de ese país que llegaron a la Isla en todo 2016.
Josefina Vidal, directora para los Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, publicó el dato en su cuenta de Twitter y agregó que la cifra supone un incremento de 145 por ciento con respecto al mismo período del año anterior, cuando 116.004 estadounidenses visitaron la Isla.
Al cierre de mayo ya visitaron #Cuba tantos estadounidenses como en todo 2016 https://t.co/RDPb4tihw5
— Josefina Vidal (@JosefinaVidalF) 14 de junio de 2017
Además, 166.455 cubanos residentes en EE.UU. viajaron a Cuba en los cinco primeros meses de 2017: 45 por ciento más que entre enero y mayo de 2016, cuando el número fue de 114.391.
La alta funcionaria difundió estos datos en la misma semana en que se espera que el presidente Donald Trump anuncie el resultado de la revisión que lleva adelante su gobierno sobre la política de normalización iniciada por Obama y Raúl Castro en diciembre de 2014.
Entre las medidas que podría anunciar Trump se especula un endurecimiento de las condiciones en las que los ciudadanos de su país pueden viajar a Cuba, y una prohibición a las empresas estadounidenses de negociar con entidades vinculadas con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de la Isla.
Aunque desde La Habana no ha habido reacciones oficiales al posible anuncio de Trump, fijado para este viernes en un acto en Miami, altos funcionarios de la Cancillería cubana mantienen desde hace días una intensa actividad en Twitter.
Los diplomáticos de Cuba se hacen eco en esa red de todas las noticias relativas al deshielo entre los dos países y a los planes de Trump, con especial énfasis en los reportes que llegan desde Estados Unidos sobre representantes políticos, grupos civiles y empresariales que abogan por continuar el acercamiento iniciado durante la administración de Barack Obama.
Si bien los estadounidenses no pueden visitar Cuba como turistas, Obama flexibilizó los viajes al aprobar doce categorías a las cuales pueden acogerse, entre ellas las amparadas en motivos religiosos, culturales, educativos, de ayuda humanitaria o los intercambios personales con el pueblo cubano.
En agosto del año pasado se restablecieron los vuelos comerciales directos entre Cuba y Estados Unidos, suspendidos durante más de 50 años, y varias líneas de cruceros también obtuvieron licencias para operar en la Isla, a la que en la actualidad llegan grandes barcos estadounidenses cada semana.
Una encuesta realizada en marzo reveló que el 86 por ciento de los viajeros estadounidenses cree que sus visitas y negocios en Cuba benefician a los ciudadanos locales. Los encuestados dijeron que sus actividades apoyaron el desarrollo del sector privado cubano y favorecieron el intercambio sobre diversos temas entre ambos pueblos.
A finales de mayo, fue presentado en el Senado un proyecto de ley que terminaría con las restricciones a los estadounidenses para hacer turismo en la Isla y eliminaría las trabas a las transacciones bancarias relacionadas con los viajes. El proyecto cuenta con el apoyo de una coalición bipartidista mayoritaria en la Cámara alta del Congreso.
Al mismo tiempo, más de cuarenta compañías y asociaciones de viajes estadounidenses pidieron al presidente de su país aumentar los viajes a Cuba, en lugar de revertirlos. La petición, suscrita por organizaciones como la Sociedad Americana de Agentes de Viajes y la Asociación de Turoperadores de Estados Unidos, busca influir en la revisión de la política hacia la Isla ordenada por Trump.
Sobre los resultados de la revisión que deben ser anunciados este viernes, el Secretario de Estado, Rex Tillerson, dijo este martes en Washington que su país quiere continuar “todo lo posible” la política de acercamiento, pero también asegurarse de que las empresas estadounidenses no aportan “apoyo financiero” al gobierno cubano e “incentivar” a La Habana a respetar más los derechos humanos.
Ben Rhodes, asesor del expresidente Barack Obama, ha dicho al respecto: “Dada la completa falta de preocupación por los derechos humanos alrededor del mundo, sería una ironía trágica si la administración Trump acude a ellos para justificar políticas que dañan al pueblo cubano y restringen la libertad de los estadounidenses para viajar y hacer negocios donde les guste”.
OnCuba / EFE