Entre las cosas buenas que puede dejarnos la crisis por la pandemia de Covid-19, está la idea de que la verdadera riqueza no se encuentra en los bienes materiales, sino en las pequeñas experiencias que vivimos cada día. Disfrutar de la presencia de las aves tiene un enorme impacto en nuestro bienestar, tanto físico como mental; son animales muy especiales con importantes funciones en los ecosistemas y, estemos conscientes o no, el futuro de las aves está vinculado, indisolublemente, al bienestar y el sustento de las personas.
Dentro de los vertebrados cubanos, las aves son el grupo más diverso y llamativo. Cuba cuenta con 394 especies de aves reconocidas, que se encuentran en todos los ecosistemas, tanto naturales como antrópicos; ocupan nuestras costas, pastizales, bosques, ciénagas, mar abierto e incluso las ciudades. Las podemos disfrutar durante el día, en el atardecer y en la noche, pues, aunque la mayoría son diurnas, varias especies tienen su mayor actividad al caer la tarde, o en la noche.
Aves migratorias
Una característica interesante de nuestra avifauna, es que es un recurso natural compartido con otros países, pues alrededor de 70% de nuestras especies de aves son migratorias, o tienen parte de sus poblaciones que migran; de esta forma pasan en nuestro territorio aproximadamente la mitad del año. Este importante proceso migratorio, que ocurre periódicamente, da lugar a que la composición de nuestras comunidades de aves sufra grandes cambios a lo largo del año.
Las mayores modificaciones ocurren con la llegada de las migratorias de invierno (99 especies), que arriban a Cuba en los meses de octubre-noviembre, después de criar, en Norteamérica. De este tipo las más abundantes son los patos y los zarapicos (aves limícolas, también conocidas como aves de orilla, por ser características de zonas húmedas con aguas muy someras). Por esta razón, muchos observadores de aves nos visitan en los meses entre octubre y marzo, pues es el período donde se pueden observar tanto las especies que residen y crían en Cuba, como la mayoría de las migratorias. Algunas especies utilizan nuestro archipiélago como sitio de parada, son las que se conocen como transeúntes; debido a nuestra posición geográfica, nos encontramos en medio de dos grandes rutas migratorias, la del Atlántico y la del Mississippi, por esta razón, numerosas aves utilizan nuestros ecosistemas como sitios temporales de descanso y alimentación, una vez que obtienen la energía y los nutrientes necesarios, continúan su vuelo hacia sus áreas de invernadas en el resto de las islas del Caribe o más al Sur en Suramérica. El paso de los transeúntes es, por tanto, un breve período de altas concentraciones de aves en numerosas localidades, tanto en las zonas naturales como en los parques de las ciudades.
Existe un pequeño grupo (8 especies) que realizan la migración contraria, o sea, proceden de Suramérica, llegan a Cuba en los meses de marzo-abril, crían en Cuba y se mantienen en territorio cubano hasta agosto-septiembre que regresan a sus sitios de invernada. Entre ellos tenemos varias especies asociadas a las zonas urbanas como el Querequeté (Chordeiles minor), cuyo canto es común al amanecer y atardecer, cuando sale en busca de insectos al vuelo y se observa en parejas o pequeños grupos; también es muy conspicuo el Pitirre Abejero, que canta con mucha frecuencia y aprovecha al máximo tanto los insectos que captura al vuelo así como los pequeños frutos que le dan la energía necesaria para la cría.
Especies endémicas cubanas
Nuestro archipiélago es especialmente rico en especies endémicas, tanto por su condición de aislamiento, como por la cercanía a otras tierras que ha promovido la colonización de diferentes grupos. Contamos con 27 especies de aves endémicas de Cuba y 22 endémicas del Caribe, que son las mayores joyas de nuestro patrimonio natural y tienen una alta prioridad en los programas conservacionistas. Atesoramos, por mencionar algunos, el ave más pequeña del mundo, el Zunzuncito (Mellisuga helenae), con menos de dos gramos de peso, el Tocororo (Priotelus temnurus) de increíble hermosura, el Ruiseñor (Myadestes elizabeth) de melodioso canto, la Cartacuba (Todus multicolor), un ave multicolor común en nuestros bosques de gran atractivo, la Chillina (Teretristis fernancinae), una de las bijiritas que usualmente abunda en nuestros bosques y dos pequeñas lechucitas: los sijúes Platanero (Glaucidium sijú) y Cotunto (Margarobyas lawrencii), que no nos dejan de asombrar por su pequeño tamaño e interesantes comportamientos.
Protección y conservación
En Cuba varias instituciones cuentan con especialistas que se dedican al estudio y conservación de las aves, entre ellos se encuentran ECOVIDA, el Grupo de Ecología de Aves de la Facultad de Biología de la Universidad de la Habana, el Institutito de Ecología y Sistemática, el Museo Nacional de Historia Natural, BIOECO, el Centro de Estudios de Ecosistemas Costeros y la Empresa para la Conservación de la Flora y la Fauna. Se mantienen proyectos de anillamiento en el Parque Nacional de Guanahacabibes, en el extremo oeste del país, en la Reserva Ecológica Siboney-Juticí en el oriente de Cuba desde 2010 y más recientemente en aves acuáticas en la Ciénaga de Zapata.
El sistema Nacional de Áreas Protegidas cubanas cuenta con 211 áreas que ocupan el 20,2% de la superficie del país, entre ellas 14 parques nacionales y otras áreas incluidas en 8 categorías de manejo, que contribuyen con su protección legal a la conservación de las aves cubanas. Destacan la Ciénaga de Zapata, con ecosistemas de bosques, herbazales de ciénaga y humedales de diferentes tipos que, por su grado de conservación es hoy día unos de los sitios más visitados y constituye un sitio obligado para los observadores de aves que nos visitan.
La relevancia de nuestras aves y su importancia en nuestros ecosistemas ha sido demostrada por nuestros científicos e internacionalmente reconocida. La prestigiosa organización conservacionista Birdlife International, reconoció 28 “Sitios de Importancia para las Aves” (IBAs por sus siglas en inglés), que se registran en un libro de igual nombre. A su vez, Wetland International, organización dedicada a la protección de los humedales y su biodiversidad, ha aprobado 6 sitios RAMSAR en Cuba donde, entre los indicadores fundamentales para su selección, están los relacionados con las poblaciones de aves que los usan como hábitat fundamental.
Varias campañas se han organizado para sensibilizar al público, evidenciar el papel de las aves en los ecosistemas, las amenazas que enfrentan las especies migratorias y residentes, los servicios ecológicos que nos prestan y la necesidad de una mayor cooperación internacional para preservar la vida silvestre que compartimos y es responsabilidad de todos. Cuba participa activamente en varias de ellas. Desde el año 2003 se celebra en Cuba, por un mes, el Festival de las Aves Endémicas del Caribe, iniciativa de BirdsCaribbean (organización dedicada a la conservación de las aves caribeñas), con la colaboración de promotores voluntarios, a través de numerosas actividades por todo el país. Este año de pandemia, se celebra a través de las redes sociales, compartiendo desde la casa fotografías, e informaciones relacionadas con su historia natural. Así muchos han adquirido nuevos saberes, han disfrutado las aves y ha sido una forma de ayudar durante el confinamiento.
Otra iniciativa en la que Cuba participa, es el Día Mundial de las Aves Migratorias, que se celebra dos veces al año desde 2016, los segundos sábados de mayo y octubre, con el fin de aumentar la sensibilidad acerca de la situación penosa en la que se encuentran estas aves en todo el mundo y resaltar la necesidad urgente de su conservación. Cuba, en particular, celebra esta importante fecha uniéndose a la iniciativa del Global Big Day, donde bajo el lema “Las aves conectan nuestro mundo”, millones de personas contarán las aves de su entorno y enviarán sus listas a la plataforma digital Ebird de la Universidad de Cornell.
Como plantea Amy Fraenkel de la Convención de Especies Migratorias “Podemos aprovechar este momento para reflexionar y volver a conectarnos con la naturaleza, y comprometernos a ayudar a las aves migratorias, estén donde estén”.
Poco se habla en el artículo sobre la pobre implementación y reforzamiento de leyes para la protección de las aves en Cuba.no creo q haya en Cuba una cultura generalizada en torno al cuidado y protección de las aves por lo que los programas de educación deberían incrementarse conjuntamente con la coerción de las autoridades pertinentes ante tanta depredación y desdén hacia este tema.un pensamiento medioambientalista se impone tanto en en el discursos de los políticos como en el de la sociedad toda.