En menos de un mes, Estados Unidos se ha anotado un millón más de nuevos casos de Covid-19. El miércoles se alcanzaron 3,109 millones de enfermos desde que se comenzaron a contabilizar en marzo. Dada la velocidad de crecimiento de la pandemia, los expertos esperan que se llegue al cuatro millón antes de que finalice julio.
Ese cuarto millón “es posible”, admitió el vicepresidente Mike Pence en una rueda de prensa en la mañana de hoy, cuando se supo que el crecimiento a nivel nacional es de un promedio de 12% semanal, si bien los fallecimientos han bajado 8,1%. En términos de muertes, se registraron 13,700 nacionalmente.
En Florida, el tercer estado más afectado detrás de Nueva York y California, se contabilizan 223,783 nuevos casos y más de 4,000 muertos, incluyendo la cifra de ayer, de casi 10,000, es decir, 2,642 más que el día anterior. En el sur de Florida, en Miami-Dade, ya suman 53,974 y 1,068 muertos, unos 2,916 detectados el martes y 850 nuevos muertos.
El martes la Casa Blanca desencadenó una campaña de reapertura rápida de las escuelas, aunque no está claro si incluye a las universidades, con la amenaza de que se retirarán los fondos federales a quienes no acaten la medida. De todos modos, tampoco quedan claros los mecanismos a los que podrá recurrir el presidente Trump para implementar esa amenaza. La administración de la enseñanza es una facultad exclusiva de los estados, no del Gobierno Federal.
Por lo pronto, el superintendente escolar del condado Miami-Dade, Alberto Carvalho, se apresuró a disentir de la Casa Blanca. “No voy a abrir las escuelas hasta que el condado no pase a la fase 2” [de reapertura], afirmó. El martes el gobernador de Florida, Ron DeSantis, estuvo en Miami para reunirse con el alcalde Carlos Giménez, pero anunció la reapertura de la clases el primero de agosto. Carvalho no estuvo presente en el encuentro y rechazó la orden del gobernador. Horas después, Trump la rectificó en un tuit argumentando que en Europa hay países que nunca cerraron las escuelas.
Además, en el sur de Florida el gobernador ni siquiera tiene autoridad para abrir o cerrar escuelas. Esa responsabilidad recae sobre los superintendentes de los tres condados: Miami-Dade, Broward y Palm Beach.
El primero de julio la junta escolar de Miami-Dade adoptó un sistema híbrido de clases, presenciales, por televisión o remotas, teniendo en cuenta que la pandemia se ha enardecido y extendido precisamente en el verano. Al inicio algunos expertos aseguraron que el calor iba a atenuarla. “Esto demuestra lo poco que conocemos sobre el virus y el pobre conocimiento que tenemos sobre el comportamiento humano y social”, agregó Carvalho.
En la rueda de prensa de hoy miércoles, Pence reveló que el protocolo de reapertura del año escolar debe procesarse de acuerdo con las reglas establecidas por el Centro de Control de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), pero que serán rediseñadas porque al presidente Trump le parecen “demasiado duras”, y lo hizo saber mediante un tuitt.
“El presidente dijo hoy que no queremos que los protocolos sean demasiado duros. Por eso la próxima semana el CDC va a emitir un conjunto de nuevas herramientas, cinco documentos que van a clarificar y orientaciones para proceder a la reapertura”, afirmó el vicepresidente.
En términos financieros, el Gobierno Federal aporta pequeñas cantidades de fondos, casi siempre orientados a determinados programas y escuelas de enseñanza especial. Pero los presupuestos principales provienen de los impuestos recaudados anualmente dentro del tributo cobrado por el valor de la propiedad.
El fin de semana pasado el alcalde Giménez cambió varias veces de posición sobre varios detalles de la marcha atrás en la reapertura del sur de Florida.
Primero cerró los restaurantes y los bares, después permitió que los primeros mantuvieran el servicio para la calle, reabrió los gimnasios y los volvió a cerrar. Pero los restaurantes siguieron abiertos. ¿La explicación? Los gimnasios pueden ser centros de contaminación por el aire condicionado. Pero, aparentemente, según el alcalde, los restaurantes no tienen ese problema.
Un dilema interesante. El ex alcalde de Hialeah, Raúl Martínez, puso el dedo en la llaga este miércoles en su programa radial “La hora del regreso”.
“¿Saben qué pasa? Que los restaurantes se están transformado en bares por la noche. Vayan a Miami-Beach”, dijo el ex alcalde, una voz súpercrítica de las políticas republicanas en el sur de Florida.
Un tema para más tarde, pero emerge en un momento en que el doctor Anthony Fauci ha alertado su peligrosidad. “Realmente no es bueno”, dijo el experto en una audiencia del comité del Senado de Estados Unidos. “La congregación en un bar, dentro, es una mala noticia. Realmente tenemos que detener eso ahora”.
Fauci agregó que estaba “bastante preocupado” por los brotes en cuatro estados: Florida, Texas, California y Arizona, que juntos están experimentando “más del 50% de las nuevas infecciones”. Lo cierto, apuntó, es que ahora tenemos más de 40 mil casos nuevos al día. “No me sorprendería que aumentemos a 100,000 al día si esto no cambia, así que estoy muy preocupado. Esto se va a poner muy mal”.
A principios de este mes, una mujer en Florida y 15 de sus amigos dieron positivos al coronavirus después de una noche en un bar en Jacksonville. El lunes varios bares alrededor de Lansing, Michigan, recibieron la orden de operar al 50% de su capacidad después de que el Departamento de Salud vinculó 107 casos de coronavirus a un bar.
Fauci señaló que tras cuatro meses de pandemia, hay una mentalidad peligrosa de “todo o nada” entre muchas personas que comienzan a salir con sus amigos nuevamente. “Por ‘todo o nada” me refiero a estar encerrado o abierto de una manera en que se ve a las personas en los bares que no usan máscaras, no evitan las multitudes, no prestan atención al distanciamiento social”, subrayó el especialista.