Florida sigue con el incremento de casos de Covid-19, pero eso parece tener una causa más allá del aumento de la cantidad de pruebas de detección. Pudiera deberse a una contaminación comunitaria por el incumplimiento colectivo de las medidas de contención, advirtieron este martes médicos y especialistas. La prematura reapertura social y comercial de Florida ha tenido consecuencias desastrosas –y con tendencia a empeorar.
En la mañana del martes las autoridades sanitarias anunciaron que se habían detectado más de 3,286 casos, elevándose así la cifra de contagiados a 103,503, otro récord. Ahora los muertos suman 3,238.
Según el Departamento de Salud, durante las dos últimas semanas prácticamente se han batido récords diariamente en este periodo. No se deben al aumento de las pruebas de detección, pero estas han arrojado que cada vez hay más casos entre los jóvenes. Ya no se trata de una realidad casi exclusiva entre mayores de 50 años. Las contaminaciones han adquirido proporciones de pandemia comunitaria.
“Ya no es un caso en que la gente se contamina por andar en la calle, aun con máscara, o se reaproxima demasiado a los demás y en que los mayores son más sensibles a adquirir la enfermedad. Lo que estamos viendo en todo el estado son casos de jóvenes que con la reapertura de restaurantes, bares y playas, se han olvidado de las medidas de enfrentamiento al coronavirus. Se juntan en masa y no cumplen con lo que las autoridades de salud han sugerido”, explicó a la cadena NBC la doctora Aymée Ferguson, epidemióloga de la Universidad Central de Florida.
Todo esto ha llevado al gobernador Ron DeSantis, quien siempre ha abogado por suspender algunas medidas prohibiendo el acercamiento público, a decir que está considerando la necesidad de cerrar lugares de esparcimiento y de multar a quienes deliberadamente incumplan con las reglas. En una rueda de prensa este martes, DeSantis señaló que esta “verdadera explosión” de nuevos casos se ha producido sobre todo entre la población más joven, aunque intentó quitarle peso al bulto. “La mayoría [de los casos] se han producido por el contacto comunitario entre los jóvenes de veinte y treinta años, algo que es natural conforme avanzamos. La población que es mayor y vulnerable ha tenido un poco más de cuidado”, añadió.
Es más, “tenemos un estado muy grande y diverso, y los focos de contagio no son uniformes. Incluso ahora que vemos más casos en Orlando de los que veíamos en marzo, abril y mayo, la demografía es diferente en lugares como el condado Miami-Dade”, dijo DeSantis.
Este lunes las autoridades le revocaron la licencia para servir alcohol al bar universitario Knight Pub de Orlando, en el centro de Florida, donde al menos 28 personas que allí estuvieron dieron positivo a la COVID-19, así como 13 empleados.
Una situación similar se vivió en Miami. Tres restaurantes fueron clausurados después de un fin de semana en el que en las redes sociales salieron imágenes con clientes que no respetaban la distancia social. Uno de ellos fue el propio alcalde de la ciudad, Francis Suárez, a quien atraparon en un bar con dos amigos y sin máscara.
Al inicio de la pandemia, el alcalde fue uno de los primeros contagiados de Miami luego de asistir a una fiesta en el resort del presidente Trump, en Mar-a-Lago, Palm Beach. El alcalde se encerró solo en su casa durante casi tres semanas.
El lunes, en otra rueda de prensa, afirmó que frecuentó el restaurante sin máscara, pero “respeté la distancia social”. “Vamos a considerar volver al cierre de los bares y restaurantes. La gente parece no entender que no es lugar para aglomeraciones, todavía es peligroso”, enfatizó Suárez.
Entrevistados por la filial local de la NBC, varios jóvenes explicaron que estaban hartos de estar separados de sus amigos y que necesitaban “tocarse” y “abrazarse”. “Llevamos mucho tiempo viéndonos por WhatsAapp, queremos abrazarnos y compartir. Esto es una tortura, ya con la máscara es diferente”, dijo uno.
El problema es que tanto en las imágenes que la prensa muestra como en un recorrido por la zona de esparcimiento etílico de Miami, como la barriada de Wynwood, muy raramente se ve a un parroquiano en los bares con la máscara puesta; el cumplimiento de la distancia social es prácticamente nulo. Es más: este martes el noticiero matutino NBC/Miami reveló que en Miami Beach la policía ya no demuestra la misma persistencia en hacer cumplir las medidas de protección de las que el alcalde Dan Gelber tanto se enorgullece.
Por otro lado, a medida que aumentan las hospitalizaciones por el coronavirus, el alcalde del condado, Carlos Giménez, sigue insistiendo en que no cerrará. El condado, dice, necesita hacer cumplir las reglas que ya existen, incluyendo la obligatoriedad del uso de máscaras, implementada por varias ciudades importantes dentro del condado.
“No es la medida, es la aplicación” de usar las máscaras y respetar el distanciamiento social, insistió. “La semana pasada ordené una ofensiva contra las empresas cercanas a Miami-Dade para asegurarme de que la gente cumpliera con las reglas. Las reglas que establecemos funcionarán si la gente las sigue”.
Todo esto porque Giménez dice que le preocupa el aumento de casos positivos entre personas de 18-34 años, y espera que los jóvenes del condado coexistan con el virus en serio.