Cuba: Nuevas medidas económicas (V)

Serie de entrevistas a economistas sobre el nuevo paquete anunciado el 21 de julio por el gobierno cubano: Camila Piñeiro Harnecker.

Foto: Kaloian Santos.

El pasado 21 de julio se dio a conocer un nuevo paquete de acciones aprobado por el Gobierno de Cuba dirigido a intentar conducir la crisis económica cubana hacia la recuperación. Anunciado por el Ministro de Economía y Planificación, Alejandro Gil Fernández, el paquete consta de 75 medidas encaminadas fundamentalmente a la captación de divisas, la protección de las personas más vulnerables y la flexibilización de los sectores productivos.

Ofreceremos a las lectoras y lectores de OnCuba la opinión de economistas que han accedido a contestar algunas preguntas en relación con el tema, en esta quinta entrega publicamos las respuestas de la economista cubana Camila Piñeiro Harnecker quien ha sido Profesora del Centro de Estudios de la Economía Cubana de la Universidad de La Habana. Graduada en Desarrollo Sostenible por la Universidad de Berkeley, California, y en Procesos Gerenciales de la Universidad de La Habana.

Cuba: Nuevas medidas económicas (I)

El Ministro de Economía durante su intervención ayer en el Noveno Período de Sesiones de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) anunció un crecimiento del 10% para el primer trimestre, ¿cree que es esta la “luz al final del túnel”?

El crecimiento del PIB de 10% en 2021 en relación al año anterior, después de un decrecimiento de 10.9% en 2020, es sin dudas una buena noticia. Este dato, junto con que en el primer semestre del 2022 el PIB creció casi en un 11% y se obtuvieron más divisas que en todo el año anterior, demuestra que estamos recuperándonos del gran golpe que ha sido el impacto económico de la pandemia y las medidas impuestas por el gobierno de Trump encima del nefasto, cruel e ilegal bloqueo.

Obviamente, no indica mucho más que el hecho de que hemos tocado fondo. Aun no nos recuperamos totalmente de la caída, pues los resultados económicos son inferiores a los logrados en el 2018 e incluso 2019, cuando ya comenzamos a decrecer (-0.2%) como resultado de las sanciones de Trump fundamentalmente. No obstante, estos datos indican la tendencia hacia la recuperación que deberá acelerarse en la medida que la economía ingrese más divisas (del turismo, remesas y exportaciones) y se dinamice la actividad económica, en particular la producción que sustituya importaciones.

Estos números no se reflejan aun en una recuperación de las condiciones de vida. Si bien algunas actividades como la salud pública (14%), educación (9%), transporte, almacenamiento y comunicaciones (6%) se recuperan, es preocupante que en la esfera productiva y en particular la industria (-15%), agricultura (-13%) y comercio (-7%) aun decrecemos considerablemente. De hecho, las grandes dificultades de la vida cotidiana: la escasez de alimentos, medicinas, energía eléctrica, combustibles, transporte, etc., etc. nos confirman que estamos lejos de superar esta crisis. Dado el complejísimo contexto internacional en que nos encontramos que lleva a un aumento considerable de los precios de los alimentos y combustibles, el incremento de la producción nacional de alimentos y energía renovable desde la responsabilidad social empresarial y la participación ciudadana será clave para la recuperación.

Siguiendo la metáfora del túnel: no creo que podemos ver la luz bien aún, quizá solo algo muy tenue. Pero por el recorrido que hemos hecho del túnel, podemos deducir que la veremos. La rapidez e intensidad con que veamos la luz va a depender de la habilidad con la que sepamos caminar en la oscuridad, cuesta arriba y en medio de tantos obstáculos externos y también internos.

No aparece, al menos de forma explícita, el tema de los impagos y la deuda dentro de las medidas anunciadas. ¿Qué puede decir al respecto?

El Ministro Gil habló muy rápido de los impagos a proveedores al mencionar el nuevo sistema “secundario” de asignación de divisas que está en diseño. Apuntó que en parte ese sistema era para resolver las insuficiencias en el uso de las divisas que han resultado en impagos a proveedores. Entiendo que la posibilidad de que los proveedores extranjeros vendan a consignación, si bien quizás no es en sí la solución para los impagos acumulados actualmente, puede ayudar a evitar que se acumulen en el futuro, al menos para algunos de ellos.

Relacionado con lo anterior, permitir las ventas a consignación es un paso muy positivo, y –como otros— demasiado demorado. Todos sabemos que por muchas décadas una de las barreras más grandes para el funcionamiento de todas las formas empresariales del país ha sido las dificultades en el acceso a insumos productivos, equipos y tecnología; los cuales son imprescindibles para poder avanzar en la producción nacional. Pienso que si el Estado no puede servir de proveedor —ya sea por deficiencias en su gestión como por las reales dificultades y costos adicionales que generan el bloqueo— y su control del comercio exterior se convierte en una traba para la economía, entonces se debe permitir que los actores económicos puedan al menos importar por otras vías, indirecta o directamente. Desde mi punto de vista, la solución ideal tanto para los productores como para los consumidores y ciudadanos que reciben servicios sociales universales y prácticamente gratuitos, es aquella donde los productores (ya sean agricultores, TCP o mipymes privadas) organizados en cooperativas, o las cooperativas organizadas en cooperativas de grado superior (por ejemplo: segundo grado) se encargan ellos mismos de esta función de aprovisionamiento, ya sea en mercados domésticos como internacionales. De esta forma, se podrían aprovechar las ventajas de las escalas mayores, de mayor transparencia en las transacciones y así la posibilidad de control social para evitar fuga de capitales, y podríamos ganarle una batalla bien importante al bloqueo.

En cuanto a la deuda, si bien su pago es crítico para poder disminuir el riesgo país y ya no nos quedan muchos prestamistas disponibles, en las condiciones actuales no pienso que debe ser la prioridad. Ante las crisis desatadas por la pandemia y la guerra en Ucrania, muchos países han podido renegociar sus deudas, por lo que, si brindamos garantías de pago futuro, nosotros podríamos hacerlo también. Sospecho que las deudas a proveedores y prestamistas están en negociación y por eso no se pudo dar más información al respecto.

Una de las medidas de más impacto directo en la población de las anunciadas ayer es la apertura de un mercado de divisas. ¿Qué impacto real podría tener? ¿Significa una vuelta a la dolarización más que parcial de la economía nacional?

Una de las medidas de julio de 2020 tomadas para salir de la crisis provocada por la pandemia y el recrudecimiento del bloqueo, fue el establecimiento de las tiendas en Moneda Libremente Convertible (MLC). Inicialmente se dijo que sería solo para productos de “alta gama” y que era imprescindible para abastecer las tiendas en CUP, las cuales continuarían ofertando productos de “baja gama.” Pero esto nunca se concretó: casi todo se vende en MLC y en las tiendas en CUP hay casi nada. Si a esto se le suma el hecho de que no existe un mercado cambiario de MLC oficial, las tiendas en MLC se han convertido, con razón, en la fuente principal de descontento pues los cubanos que no reciben divisas se ven obligados a recurrir al mercado cambiario informal y ver sus ingresos en pesos reducirse en 4 ó 5 veces.

Como reconociera el ministro Gil, el mercado cambiario informal ha crecido considerablemente, resultando en fuga de divisas y contribuyendo a la inflación. Es ese mercado cambiario informal el que está fijando el valor del peso y por tanto los precios para todos los actores privados.

Según Gil, finalmente —dada la entrada de divisas al país— ya se está en condiciones de establecer un mercado cambiario oficial para todas las divisas, incluyendo el USD, a la población. Paralelamente, está en diseño un esquema de asignación de divisas secundario donde se le asignará divisas al sector estatal y no estatal, para que puedan aumentar la oferta fundamentalmente en pesos. Como no se tiene suficientes divisas, el tipo de cambio no puede ser el 1×24, sino uno fundamentado económicamente a ser aprobado próximamente.

El impacto que esperamos tenga es lo que ya se está viendo: que se valorice el peso en el mercado cambiario informal, o sea, que baje la tasa de cambio en el mercado informal. Dado que la demanda es fundamentalmente de MLC para poder comprar en las tiendas en MLC, va a contribuir a que las personas que no reciben divisas puedan acceder a esas tiendas. Políticamente, es lo correcto. Económicamente, si se maneja la venta de divisas de manera que no alimente el mercado cambiario informal, debe servir también para revalorizar el CUP además de para recaudar más divisas.

La medidas anunciadas significan otorgarle un rol mayor al sector no estatal. ¿Qué más podría hacer el gobierno en este sentido?

Desde mi punto de vista, es lamentable que mientras se está poniendo tanta energía en la promoción de mipymes casi no se habla de las cooperativas. Como he explicado otras veces, no porque no piense que las mipymes no tienen un rol en una sociedad que busca el horizonte socialista, sino porque el modelo cooperativo está mucho mejor equipado para lograr los objetivos económicos que se persiguen (empleo, productividad, exportaciones) junto con objetivos sociales y culturales como la equidad, la solidaridad y el empoderamiento de las personas.

En el sector cooperativo queda mucho por hacer, algunas son medidas ya contempladas en los Lineamientos y anunciadas desde hace más de una década. Entre ellas se destacan dos que podrían tener un gran impacto en el desarrollo del sector: 1) crear el Instituto o entidad encargada de la promoción del sector cooperativo, y 2) permitir la creación de cooperativas de segundo grado (i.e., cooperativas de cooperativas).

No nos puede extrañar que se estén creando tan pocas cooperativas en relación a mipymes privadas si ni siquiera contamos con un programa nacional de educación cooperativa. Si estamos interesados en que las personas que no tienen ahorros o familiares que les envíen para capital semilla, y que muchas veces no se sienten preparados para emprender, lo hagan compartiendo recursos y riesgos, entonces tenemos que establecer programas de incubación y aceleración de cooperativas. Además, el trato preferencial que se les otorga en las normas a las cooperativas en cuanto a impuestos se ha diluido ante las ventajas que tienen las mipymes privadas para descontar del impuesto sobre las utilidades todos sus gastos en retribuir a la fuerza de trabajo, y para acceder a inversión extranjera y mercados informales cambiario y de insumos, por solo poner unos ejemplos.

No nos puede extrañar que las grandes deficiencias que presentan la mayoría de las cooperativas agropecuarias ya que no hay un ente que le brinde los servicios de educación y aceleración. Tampoco se les ha permitido organizarse en cooperativas de segundo grado para acceder a insumos, comercializar y agregar valor a sus producciones. La concurrencia directa de los productores agropecuarios a los mercados que se está promoviendo hoy solo se puede lograr de forma eficiente realmente con las cooperativas de segundo grado. Y así, muchos de los más grandes desafíos de las cooperativas pueden ser superados mediante la cooperación entre ellas —no por gusto es el sexto principio universal del cooperativismo.

Me llamó la atención los llamados a la solidaridad que hiciera el ministro Gil al sector privado en relación a la especulación y el aumento desmedido de los precios. Si bien hay empresarios privados que tienen la solidaridad y responsabilidad inculcados en su personalidad (probablemente por la educación de sus padres y maestros) y establecen precios justos, la lógica de la empresa privada es hacia la maximización de los beneficios de sus dueños, puro y duro. La economía social y solidaria es una vía para lograr que un mayor número de empresarios privados, junto con cooperativas e incluso empresas y entidades estatales, practiquen la solidaridad, que no es más que la responsabilidad hacia todos: actividades orientadas a la satisfacción de necesidades sociales, precios justos, trato justo a sus trabajadores, prácticas amigables con el medio ambiente. Para lograr estos comportamientos se debe educar, promover organizaciones que sí están mejor preparadas para implementarlas y servir de ejemplo, y premiarse mediante incentivos materiales y espirituales.

Cuba: Nuevas medidas económicas (IV)

La inversión extranjera vuelve a aparecer dentro de los instrumentos para dinamizar la economía. ¿Cuáles podrían ser la acciones concretas al respecto para el sector estatal y no estatal?

Me parece muy importante que se entienda que en la medida en que los cubanos de la diáspora, sobre todo los que viven en EE.UU., inviertan en Cuba, van a tener mayor interés y compromiso con el desarrollo de la economía de nuestro país. Esto no es solo un imperativo económico, sino también político. Otros colegas podrán aportar mucho más en cuanto a acciones concretas para lograr las metas de inversión extranjera en las que nos hemos quedado tan por debajo.

¿Cree que las modificaciones a la importación de paquetes tendrán un impacto relevante en la oferta de bienes?

Por lo que explicó el ministro Gil, va a ocurrir una flexibilización de la importación no comercial vía viajes y equipaje no acompañado de artículos de primera necesidad, ampliando los límites permitidos con carácter no comercial. La importación de paquetes sí puede servir para que las familias y negocios familiares pequeños se aprovisionen de algunos productos, disminuyendo la presión de la demanda sobre la escasa oferta existente.

Pero no puede ser la solución para aprovisionarse todos los negocios privados, ni debería expandirse como una forma de vida: comprar barato para vender más caro. En primer lugar, porque no es eficiente. En segundo lugar, porque las divisas salen del país. En tercer lugar, porque la importación comercial descontrolada puede realmente impedir que se desarrolle una oferta doméstica en algunos casos: es básicamente renunciar a políticas de sustitución de importaciones.

Por ello, estoy de acuerdo con lo que explicó Gil de que no se va a permitir la importación con carácter comercial pues va contra el desarrollo de la industria local y se traduce en fuga de divisas. No obstante, como mencioné arriba, el gobierno debe buscar formas alternativas y mucho más efectivas que permitan a todas las formas empresariales su aprovisionamiento oportuno y con costos competitivos.

¿Considera que es un paquete de medidas pertinente? ¿Cuáles serían sus recomendaciones?

Muchas de las medidas, además de pertinentes, están demasiado demoradas. Si bien el establecimiento del mercado cambiario oficial de divisas requería de la disposición de divisas, hay otras como las ventas a consignación y las facilidades para la inversión que solo requerían voluntad política. Como ya se ha dicho, no podemos darnos el lujo de seguir perdiendo tiempo para implementar medidas y mecanismos ya aprobados en los Lineamientos y en la Conceptualización hace muchos años, pues el tiempo perdido no puede recuperarse.

Me parece muy atinado que se reconozca que la teoría del derrame no funciona: que crecimiento del PIB no se va a traducir en mejora de las condiciones de vida de las mayorías si el crecimiento no es inclusivo, equitativo y solidario hacia las comunidades en desventaja. Me alegra que se retomen las soluciones colectivas que promueven la solidaridad como la asignación de tierras ociosas a los centros de trabajo para su autoconsumo; el uso de las utilidades de las empresas estatales para la construcción de vivienda a sus trabajadores; las microbrigadas; la autotransformación protagónica de los barrios. Todo esto es muy importante para que no se siga propagando la concepción de que estamos en un “sálvense quien pueda” y que vamos hacia los peores de los capitalismos.

Sin embargo, como explico arriba, siguen faltando medidas ya aprobadas que quiten algunas de las trabas más importantes para el desarrollo del sector cooperativo, que es una forma colectiva por excelencia de organización económica y social. Si queremos una sociedad que avance hacia la prosperidad con mayor solidaridad, equidad, inclusión de las personas en situación de vulnerabilidad, entonces tenemos que acabar de permitir que las cooperativas puedan realmente florecer. De lo contrario, todo aquello de que las cooperativas son la segunda forma empresarial en importancia después de la empresa estatal se quedará solo como letra muerta.

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