Las seis torres de alta tensión derribadas por el huracán Rafael en Artemisa ya están de pie, en momentos en que el país atraviesa un nuevo pico de apagones.
Dos semanas después del impacto del meteoro, las estructuras metálicas situadas en la autopista Habana-Pinar del Río terminaron de levantarse este jueves por brigadas de la Unión Eléctrica (UNE), aunque todavía no están operativas.
Según explicó a Granma Leonel Ruiz Carrión, director de la Empresa de Construcciones de la Industria Eléctrica (ECIE) para este viernes quedaban pendiente las alas de sexta torre, que es la estructura que soportan los cables.
Ya para el sábado se espera que las torres tengan montadas todas las líneas energizadas y estén transmitiendo energía, señaló el directivo.
Estas estructuras garantizarán el enlace de alta tensión entre Artemisa y Pinar del Río. Aunque esta última provincia ya fue conectada al Sistema Nacional por las líneas de 110 kV, “estas de 220 kV son las que dan fortaleza y mayor fiabilidad a la energía en ese territorio”, precisa el reporte.
Pinar del Río vuelve a conectarse al Sistema Eléctrico Nacional tras los estragos del huracán Rafael
La noticia trasciende cuando en Artemisa, la provincia más afectada por Rafael, mantenía hasta este jueves unos 40 MW afectados por averías en sus redes eléctricas a causa del huracán.
Además, en la jornada de ayer la máxima afectación por déficit de generación fue de 1471 MW en el horario pico, y aunque el servicio eléctrico pudo ser restablecido a las 2:42 de la madrugada ya a las 4:38 AM de este viernes comenzaron nuevamente los apagones.
Con siete unidades de termoeléctricas sin funcionar por averías o mantenimientos —entre ellas la Antonio Guiteras— y 411 MW afectados por falta de combustible, para este mediodía la UNE pronostica un déficit de 900 MW, en tanto para el pico nocturno deben ser 1420 MW.
Ello significa que cerca de la mitad de los consumidores del país estarán sin electricidad en el momento de máxima demanda, que según la entidad rondará los 3000 MW en esta ocasión.
Cuba padece desde hace varios años de una crónica crisis con la generación eléctrica, provocada por la antigüedad de las plantas generadoras y la difícil situación económica, que afecta las inversiones y los mantenimientos necesarios, así como la importación de combustible.
Los frecuentes apagones de 10 y más horas dañan la economía cubana —que en 2023 se contrajo un 1,9 %, según datos oficiales— e impulsan el descontento social en una sociedad ya gravemente afectada por una severa crisis desde hace varios años.