La leche, un alimento esencial para niños, embarazadas y personas con dietas médicas, se ha convertido en un símbolo del tropel de dificultades económicas que enfrenta la provincia de Sancti Spíritus.
Así lo confirma un reportaje publicado por el periódico Escambray, según el cual 2024 cerró con un panorama agobiante: productores lecheros acumulando deudas millonarias, empresas luchando por mantenerse a flote y una población afectada por la escasez del lácteo.
La economías de los campesinos y las empresas del sector lácteo espirituano ha sido golpeada duramente por los impagos acumulados a lo largo del último semestre del pasado año.
De acuerdo con Nayma Verena Alfonso, directora en funciones de Finanzas y Precios en ese territorio, los impagos afectan a los ocho municipios de Sancti Spíritus e involucran 159 bases productivas y 1147 productores.
Los municipios más perjudicados son Cabaiguán, Trinidad, Sancti Spíritus y La Sierpe, que concentran 62 % del saldo total vencido.
Manolo Emilio Estrada Valdés, productor y presidente de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) 40 Aniversario, en la localidad de La Sierpe, revela que tuvieron “impagos en todo el último semestre del 2024. Algunos productores solo pueden entregar tres o cuatro litros al día y terminan vendiéndolos por su cuenta para comprar alimentos básicos como aceite”.
Esta situación, confirma el reporte, genera desmotivación entre los productores, quienes dependen en gran medida de los ingresos diarios provenientes de la venta de leche para solventar sus economías domésticas.
Por su parte, Tania Álvarez Suárez, presidenta de la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) Ramón Puerta en Banao, señala que durante cuatro meses acumularon una deuda cercana a los 800 000 pesos.
Tal estado de cosas no solo afecta a los campesinos y sus familias, sino también la capacidad de inversión en las fincas y el cumplimiento de obligaciones fiscales con el Estado.
Una seguidilla de obstáculos financieros
El problema no solo radica en los impagos directos a los productores. La Empresa de Productos Lácteos Sancti Spíritus también enfrenta una deuda masiva con otras entidades.
Según Alberto Cañizares Rodríguez, director de la empresa, deben aproximadamente 200 millones de pesos a nivel nacional por parte del Grupo Empresarial de Comercio Sancti Spíritus, el Complejo Lácteo Habana y Lácteo Artemisa.
Además, la falta de una comunicación clara ha agravado la situación. Deibi Casanova Pérez, especialista de la Subdelegación de Ganadería, admite que inicialmente no se informó con transparencia a los productores sobre las dificultades financieras, lo cual fomentó la incertidumbre y desconfianza entre los campesinos.
Al respecto, Eidy Díaz Fernández, presidenta de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP) en Sancti Spíritus, enfatiza en la importancia de ser honestos con los productores: “No puede ser que se diga que el pago llegará mañana y después pase un mes sin cumplirse”.
“Hay que buscar credibilidad entre las empresas y los campesinos”, subrayó.
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Escasez y desvíos
La escasez de leche ha tenido un impacto directo en grupos vulnerables como niños y personas con dietas médicas.
Aunque Sancti Spíritus tiene un potencial productivo significativo —al acopiar en dos meses lo que provincias como La Habana o Pinar del Río producen en un año— gran parte del líquido no llega a su destino final debido al desvío hacia el mercado informal.
En esos circuitos, en un contexto creciente escasez e inflación, el litro se paga hasta 150 pesos y el queso alcanza precios de hasta 600 pesos por kilogramo.
La industria láctea también ha tenido que adaptarse a las circunstancias adversas. En lugar de producir derivados como queso o yogur, se ha volcado hacia productos menos rentables como sirope y puré de tomate para intentar equilibrar sus finanzas y no caer en números rojos.
¿Y las autoridades?
Ante la magnitud del problema, las autoridades locales han emprendido una ofensiva para intentar mitigar la crisis.
José Martínez, coordinador de Programas y Objetivos del Gobierno espirituano, dijo a Escambray que se han realizado esfuerzos para garantizar pagos parciales a los productores mediante subsidios y créditos bancarios.
En esta dirección, el pasado enero se aprobó un crédito por 1200 millones de pesos destinado a cubrir parte de las deudas acumuladas.
Sin embargo, estas medidas parecen ser paliativas más que soluciones definitivas.
Por ejemplo, aunque se logró pagar parte del dinero adeudado correspondiente a octubre y noviembre del año pasado, aún quedan pendientes diciembre y los primeros meses de 2025. Además, las condiciones bancarias limitan el uso del crédito para saldar compromisos anteriores.
El contrato, una herramienta subutilizada
En teoría, los contratos entre las cooperativas y la Empresa Láctea deberían garantizar el cumplimiento tanto por parte de los productores como del comprador. Sin embargo, en la práctica estos acuerdos carecen de fuerza ejecutoria.
Según refiere Cañizares Rodríguez, “legalmente solo puedo llevar a la cooperativa al Tribunal si incumple el contrato”, pero este tipo de acciones legales no son comunes en Cuba.
Mientras, una pragmática Eidy Díaz Fernández, presidenta de la ANAP, resume el dilema: “La esencia no está en llegar a un proceso judicial. Lo que tenemos es que buscar la leche para quienes realmente la necesitan”.
Productores proactivos
A pesar del panorama desalentador, la actual situación podría ser detenida. Al menos, los productores han mostrado disposición para seguir trabajando bajo condiciones adversas siempre que reciban garantías claras sobre los pagos futuros.
Además, el Gobierno provincial se mantiene al tanto del problema y busca implementar medidas para evitar que las cifras rojas sigan creciendo, señala el reporte.
No obstante, resolver esta crisis requiere más que esfuerzos aislados o créditos temporales. Es necesario repensar todo el sistema productivo y financiero asociado al sector lácteo en Cuba, lo cual incluye desde garantizar precios justos para los productores —cercanos al mercado informal— hasta mejorar la infraestructura logística para evitar pérdidas durante el transporte.
Otra realidad que golpea a diario la producción lechera es la crisis en el Sistema Eléctrico Nacional, que transversaliza todo el aparato productivo y el tejido social de la isla.
“El año pasado con los apagones tuvimos muchas pérdidas. Más de 400 000 litros de leche fueron directo del campo a las cochiqueras por llegar coagulada”, confirmó Alberto Cañizares Rodríguez, director de la Empresa de Productos Lácteos al periódico Escambray.
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Recortes en los consumidores
Hacia fines de 2024, las autoridades limitaron drásticamente la franja poblacional infantil que recibía la leche normada, reduciéndola en la práctica a los menores de dos años.
La medida, que apenas tuvo cobertura mediática en los medios oficiales y se informó como parte de los reportes periódicos sobre los productos de la canasta básica, se debe a crecientes tensiones financieras y logísticas del país.
En algunas provincias, como Sancti Spíritus y Cienfuegos, se ha optado por distribuir leche fluida a niños entre seis meses y un año como alternativa.
Sin embargo, en otras regiones donde tradicionalmente se entregaba leche en polvo, las familias han recibido mezclas de chocolate como sustituto. Esta alternativa ha generado críticas debido a su bajo valor nutricional en comparación con la leche.
La leche es un alimento fundamental para el crecimiento y desarrollo infantil, y su ausencia plantea preocupaciones sobre malnutrición y deficiencias alimentarias.
Además, la escasez ha llevado a que muchas familias recurran al mercado informal, donde el precio de un kilo de leche en polvo oscila entre 1750 CUP y 2200 CUP, lo cual deja muy poco margen de maniobra a millones de personas. El salario promedio en Cuba no llega a los 5 mil CUP.