Por Gabriela Hernández Llossas, Líder de Check SRL.
Este texto forma parte de la serie de cuatro partes “Contabilidad creativa para emprendedores”, una colaboración entre OnCuba y Check SRL para el proyecto educativo “Te digo lo que sé”.
En esta primera entrega exploramos el concepto de la contabilidad creativa, una filosofía fundamental para los emprendedores que enfrentan desafíos en la gestión financiera de sus negocios en un contexto económico tan particular como el cubano.
A través de un enfoque reflexivo, la líder de la empresa de gestoría empresarial Check SRL, Gabriela Hernández, usa su experiencia como contadora y empresaria para demostrarte cómo analizar operaciones complejas, interpretar la legislación vigente, y aplicar habilidades profesionales y éticas para mantener la transparencia y la veracidad en la información contable son esenciales para cualquier contador.
Esta guía busca acompañarte en el difícil pero imprescindible arte de cuadrar los números, respetando siempre los límites que separan la creatividad de la legalidad.
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Los contadores muchas veces nos enfrentamos a situaciones en las que las normas contables y de información financiera no ofrecen una respuesta clara sobre qué procedimientos o prácticas aplicar. Puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza cuando, sin importar cómo acomodemos los números, “no nos cuadra el balance”. ¿Qué hacer en estas circunstancias? ¿Qué necesitamos para afrontarlas?
Un modo de operar
La primera reacción debe ser analizar y comprender el contexto y la operación en cuestión. En un entorno como el cubano, donde cada día surgen condiciones muy particulares dentro del ecosistema empresarial privado, y donde la aplicación o interpretación de la legislación adaptada a este sector es a menudo confusa, es fundamental que los contadores seamos capaces de reconstruir la historia completa. Para ello, es esencial identificar a los personajes, los lugares, los objetos y hasta cada una de las comas en los testimonios que recibimos de nuestros clientes.
El segundo elemento esencial: la “papelera”. Una de las primeras lecciones que recibe un contador al iniciar la carrera es registrar las operaciones basándose en la documentación primaria que las origina. En determinadas circunstancias, esto se vuelve un detalle aparentemente pequeño e insignificante, pero la contabilidad debe respaldar cada hecho con un documento —usualmente firmado por varios de los actores involucrados—. Por ello, antes de hacer el asiento contable, debemos tener a mano todos los “papelitos” que forman parte del relato.
El tercer paso es convertir el Nomenclador de Cuentas Contables en nuestra biblia sagrada y adentrarnos en la profunda información que contiene sobre el uso y la naturaleza de las cuentas. Muchas veces no somos conscientes de la diversidad de aplicaciones que tienen y nos limitamos a un análisis superficial basado solo en sus nombres.
Las cuentas no son simples líneas para agrupar números; son poderosas herramientas de análisis e interpretación, siempre y cuando la información que llega sea la correcta.
Como complemento del segundo paso, es vital que conozcamos y sepamos interpretar la legislación vigente. Aunque a menudo asociamos las leyes con los profesionales del área jurídica, los contadores también las usamos en nuestro trabajo. Leyes, decretos-ley, resoluciones, instrucciones y circulares forman parte del “cuento” que debe quedar registrado, y no podemos olvidar uno de los principios legales más importantes: “el desconocimiento de la ley no exime de su cumplimiento”.
Finalmente, con todos los elementos en mano, organizamos la información en nuestros comprobantes de operaciones. Aquí comienza la verdadera creatividad del contador: debe lograr que el “debe” cuadre con el “haber”, respetar la naturaleza de las cuentas, identificar claramente cada operación y garantizar la veracidad de la información con su respaldo documental. En ese momento, nuestro sueño como estudiantes se cumple: la ecuación básica de la contabilidad —activo = pasivo + capital— queda satisfecha. En resumen, este es un modo de operar que nos permite sobrevivir en medio de la turbulencia que enfrentamos a diario.
Habilidades del artista contable
Más allá del qué y cómo hacer contabilidad creativa, debemos incorporar nuestras capacidades profesionales para crear esta “obra de arte”. El sector privado demanda muchos servicios contables, pero no siempre cuenta con el presupuesto para un departamento completo con varios especialistas, ni quiere tenerlo. Muchas veces, se espera que el contador asuma roles que van más allá de registrar operaciones: algo de comercial, un poco de administrador, incluso de abogado y especialista en recursos humanos.
No es recomendable atribuir tantas funciones a una sola persona, pues la responsabilidad abrumadora puede afectar resultados, la salud y la vida personal. Sin embargo, es importante que el contador domine el registro contable de todas esas operaciones relacionadas.
En algunas empresas puede haber equipos para repartir responsabilidades y aplicar la separación de funciones, tan importante para el control interno; pero esto no es la norma, ni siempre es viable. Aun cuando haya contrapartida contable en otro integrante, siempre recomendamos que el contador tenga una visión global de la operación que realiza.
Sumamos al conocimiento técnico la capacidad analítica, habilidades financieras, destrezas para graficar, comparar, tabular y hasta predecir variables. Los tiempos actuales exigen contadores capaces de procesar y evaluar información desde múltiples perspectivas. Somos transversales a la gestión empresarial: casi todas las áreas tienen “temas” relacionados con números, y debemos ir más allá de registrar lo ocurrido; tenemos que preparar al equipo para lo que vendrá.
Por último, pero no menos importante: contamos con el criterio y buen juicio para decidir las acciones a tomar. Aquí la ética profesional juega un papel fundamental. Los contadores estamos siempre cerca del límite que separa el bien del mal. A veces las circunstancias lo ponen a prueba; otras, la frustración o las dificultades nos tientan, pero nada justifica una mala práctica. Nuestro rol es brindar sensatez, cordura y racionalidad a las estrategias y hechos, pues somos responsables de los números finales y proveedores de la información para la toma de decisiones en la empresa.
El arte que debe respetar límites
La contabilidad creativa es una práctica cada vez más necesaria, no solo para elaborar documentos financieros que exigen las instituciones del Estado para supervisar y controlar a los actores económicos, sino también para aportar transparencia, veracidad y oportunidad a la información contable. Pero siempre debemos tener presente dónde termina el arte y comienza el peligro.