Sovi Juguetes, un pequeño negocio privado que desde mayo de 2021 se dedica a la fabricación de juguetes didácticos, comenzó a donar parte de su producción a instituciones dedicadas al cuidado de la primera infancia en La Habana.
“Lo quisimos durante mucho tiempo, por cada fecha: Día de los niños, Día de la infancia y no podíamos lograrlo. Ahora pudimos hacerlo”, explicó la microbióloga Yarelis Herrera, de 32 años y fundadora del emprendimiento, en un reportaje publicado por la agencia IPS.
Junto a su esposo Dariel Hernández, matemático de formación y también creador de esta idea, la joven ha distribuido los juguetes fabricados en círculos infantiles, escuelas especiales y casas para niños sin amparo familiar de la capital cubana.
Ambos dijeron al medio que este era un propósito desde el comienzo de su emprendimiento, pero que no lo habían podido concretar hasta que el negocio no comenzó a ser rentable
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Los fundadores de Sovi Juguetes, padres de la niña Carolina —actualmente de 3 años—, confiesan que fueron impulsados por “la necesidad y la falta de espacio y herramientas para incentivar en nuestra niña las habilidades que se requieren durante la primera infancia, tan importante”.
Así, decidieron crear en medio de la pandemia de la COVID-19 la marca infantil, que abarca las etapas de la primera infancia, de cero a seis años, “para interactuar con los niños y apoyar el aprendizaje, de manera didáctica”, refiere la publicación.
Sovi Juguetes se dedica a producir una alternativa ecológica de juguetes con alto valor educativo. En su producción emplea materiales residuales biodegradables usualmente descartados, en tres líneas fundamentales: madera, tejidos, papel o impresa.
Entre los beneficios de sus producciones, IPS destaca el fomento del juego libre, la creatividad, el lenguaje y estimular el desarrollo motor.
Sus diseños van desde torres de apilar, mordedor, bloques de construcción, clavijeros, encajables varios, autos de madera, set sensorial, bosque interactivo y tarjetas de fauna, dinosaurios y conjuntos numéricos, entre otros.
Actualmente el emprendimiento privado comercializa los productos mediante redes sociales, en plataformas digitales de venta, y tiene presencia en la tienda Matti, ubicada en La Habana Vieja.
Los impulsores del proyecto expusieron que la idea de la donación de juguetes tuvo una buena recepción en las entidades beneficiarias, entre ellas el círculo infantil Pequeñines de la villa, del municipio de Guanabacoa, donde reside la pareja.
Los directivos de la institución explicaron que atraviesan una situación difícil por la inexistencia de juguetes, por lo que el gesto “contribuye al aprendizaje y el desarrollo de niñas y niños”.
Los juguetes producidos sintetizan varios principios y una actitud social y ambiental responsable: reciclan, promueven la equidad y generan empleo para siete personas, principalmente de la tercera edad o que necesitan complementar sus ingresos, precisa el reporte.
Sovi, palabra rusa que significa lechuza, apuesta por el reciclaje y la economía circular y emplea para muchas de sus producciones recortería textil de otros emprendimientos.
Los juguetes “no diferencian colores para niños y niñas, sino para jugar, el rosado es para las niñas y los niños, todos debemos saber los colores sin importar el género… la idea es fomentar la igualdad de género en los juguetes, porque a las niñas les gusta tanto jugar con autobuses como a los niños y, en el futuro, nuestras profesiones pueden ser muy variadas y es bueno desde las niñez darles esa posibilidad”, apunta Yarelis.
Según IPS, además de juguetes para sus hijos, los padres pueden encontrar en este nuevo negocio un asesoramiento sobre qué juguete es el ideal para cada etapa, y qué actividades se pueden realizar con cada pieza.