La nueva Cartera de Oportunidades de Negocios en Cuba, presentada durante la recién concluida 38 Feria Internacional de La Habana (Fihav), contiene 30 proyectos más que su versión precedente. La apertura del diapasón de posibilidades no se ha traducido todavía en la inyección de capital extranjero que necesita la maltrecha economía cubana, por más que el gobierno de la isla haya decidido despejar sus caminos, al menos desde el discurso y la normativa legal.
A finales de 2021 se proyectaba que los 678 proyectos incluidos en la Cartera de Oportunidades podían generar un volumen de negocio por valor de 12 500 millones de dólares, según los cálculos del Ministerio de Comercio Exterior (Mincex).
Pero a mediados de 2022 el titular de esa cartera, Rodrigo Malmierca, reconocía durante una comparecencia ante la Comisión de Asuntos Económicos de la Asamblea Nacional del Poder Popular que en el primer semestre de se dio luz verde a solo nueve propuestas de inversión foránea, valorizadas en apenas 20 millones de dólares.
De acuerdo con el cálculo de expertos en la materia, Cuba necesitaría captar unos 2 500 millones de dólares anuales en inversión extranjera directa para dejar atrás una prolongada y profunda crisis económica, agravada por el impacto de la pandemia de COVID-19, las sanciones impuestas por Estados Unidos y la poca efectividad de algunas medidas diseñadas por el gobierno para paliar la compleja situación.
Ocho años han transcurrido desde la aprobación de la nueva Ley de Inversión Extranjera. A las facilidades tributarias fijadas en la Zona Especial de Desarrollo Mariel (ZEDM) y la implementación de ventanilla única para los trámites se han unido otras medidas de flexibilización. La apertura del comercio minorista y mayorista al capital foráneo ha estado entre las más recientes.
Cuba permite la inversión extranjera en comercio mayorista y minorista
¿Quiénes pueden invertir?
En medio de ese panorama ha crecido el interés de los empresarios cubanos residentes en el exterior para invertir en el país, una posibilidad legalmente reconocida, pero en la práctica poco impulsada hasta hace muy poco tiempo.
“Que los cubanos residentes en el exterior no pueden invertir en nuestra economía es una especie de mito”, aseguró Alexis Martínez Miller, subdirector de Política Comercial con América del Norte en el Mincex, durante su exposición en la sesión dedicada al tema como parte del Foro de Inversión Extranjera que sesionó durante Fihav 2022.
Que se haya programado un encuentro de este tipo dentro de la bolsa comercial más importante del país responde, según sus organizadores, a una voluntad expresa del gobierno para que los cubanos, vivan donde vivan, tengan la oportunidad de aportar al desarrollo económico y social del país.
Sin embargo, las autoridades del sector son los primeros en aceptar que esa postura no ha sido suficiente. La burocracia no solo lastra a las inversiones de los empresarios cubanos, pues para el resto de los interesados superar ciertas trabas es habitualmente el reto más grande en medio de tantas urgencias.
“Lo ha reconocido la dirección del país y es lamentable, porque no es algo que estamos haciendo a última hora para salvar al país, se trata de algo refrendado en la Constitución, en los Lineamientos, en los planes de nacional de desarrollo económico”, explicó en el encuentro Carlos Luis Jorge Méndez, director general de Inversión Extranjera del Mincex.
El funcionario afirmó ante los empresarios presentes en el debate que ese cambio de mentalidad no va a llegar de la noche a la mañana, pero que comienza a notarse. ”Sin entrar en fechas específicas, hay que tener en cuenta que hace algún tiempo la inversión extranjera era considerada como un mal necesario, después la asumimos como un complemento para el desarrollo económico y ahora la vemos un componente fundamental en ese propósito”, agregó Carlos Luis.
Más proyectos diseminados por todo el país (104), muchos de ellos con montos que no superan los 500 000 dólares de inversión para hacerlos más asequibles, son algunas de las novedades de la nueva Cartera de Oportunidades difundida en Fihav.
La propuesta incluye 197 posibilidades en la producción de alimentos y ocho vinculadas al comercio mayorista y minorista.
El propósito es que crezcan las empresas con participación del empresariado cubano en el exterior que ya operan en Isla, cuya cifra ya supera las 50.
Problemas de entendimiento
Si en algo coinciden las autoridades y los empresarios cubanos residentes en el exterior, ahora convocados, es en la necesidad de facilitar la irrupción de estos en la economía cubana.
Ambas partes comparten, además, el criterio de que soplan otros vientos, aun cuando queda mucho por hacer desde cada lado para que las propuestas lleguen a buen puerto.
Desde la perspectiva de Guillermo Ramírez Salazar, director general del grupo Nevado de México, es momento de pasar página de experiencias anteriores. Cubano asentado en esa nación desde hace dos décadas, dice que ha vivido las dos etapas a la hora de hacer negocios en Cuba, pero es un convencido de que en la actualidad el gobierno cubano esta mirando con otros ojos a los empresarios en la Isla que han emigrado.
“Hemos recibido todo el apoyo del Mincex para abrir una representación en La Habana. No han dicho que atenderán nuestras propuestas y lo han hecho. Esa confianza se la transmito a mis colegas mexicanos, y a los cubanos también. No debemos tener miedo en dar ese paso”, argumenta Ramírez Salazar.
Las reformas de la economía, con la promoción de Pymes privadas y estatales como medida estrella, ha generado cierto entusiasmo en los emprendedores cubanos en el exterior, quienes ven oportunidades de convertirse en proveedores de este sector emergente.
Los datos señalan que hasta ahora la mayoría de los negocios encaminados por los cubanos radicados fuera el país incursionan en el comercio de una sola vía, convirtiéndose en suministradores, principalmente de productos terminados.
“No se trata de que no necesitemos este tipo de comercio corriente, pero queremos cambiar esa lógica. Nos interesa mucho que se conviertan también en inversores o suministradores de materias primas para esas industrias que hoy tenemos paradas, por lo difícil que sigue siendo para nosotros el acceso a ellas. Hay oportunidades para vincularse también al sector estatal”, considera Martínez Miller.
Desde las instituciones que dirigen el sector del comercio exterior se aspira a que los empresarios afincados más allá de las fronteras cubanas se conviertan en portavoz de las transformaciones que vive la economía de la Isla, ya sea ante otros cubanos con posibilidades de invertir en la Isla, o ilustrando a los colegas en sus países de residencia, explicando la actual perspectiva gubernamental y las facilidades creadas.
“A veces cuesta trabajo convencer a los directivos de las empresas, hacerles ver la forma en que funcionan las cosas en el capitalismo”, precisa Yuri Pedraza, residente en Canadá hace 21 años, quien ha incursionado en la exportación hacia la nación norteña de productos de Ciego Montero y del café Caracolillo.
Pedraza señala que persisten muchos problemas de entendimiento. “No nos entendemos entre nosotros mismos y no nos hacemos entender. A veces podemos hacer negocios de una forma diferente, más beneficiosa, con menos costos, pero los empresarios en Cuba se aferran a hacer las cosas a su manera, a comprar a los mismos, aunque sea más caro”, se queja.
Cubanos sin “apellido”
“Que se le trate a uno en el país como un inversor extranjero me parece un poco espeluznante. No creo que en mi propio país yo deba ser un inversor extranjero”, dijo Fernando Pérez durante el panel sobre empresarios cubanos en el exterior, y su reflexión generó muestras de aprobación entre los presentes en el teatro de Expocuba, escenario habitual de Fihav.
La preocupación de este cubano residente en Louisiana es compartida por Ernesto Soberón Guzmán, director general de Asuntos Consulares y de Cubanos en el Exterior, del Ministerio de Relaciones Exteriores (Minrex).
Para el funcionario de la cancillería el futuro de las relaciones de Cuba con sus ciudadanos residentes en el exterior pasa por una participación más amplia en los procesos socio-económicos que están ocurriendo en el país.
“El desarrollo de una política migratoria que facilita de los viajes en ambos sentidos ha propiciado que en la actualidad tengamos el número más grande de cubanos que residen en territorio nacional y que además residen en el exterior. Por tanto, se van desdibujando las fronteras entre cubano residente en el exterior y cubano que reside en Cuba. Vamos hacia un momento en que la inmensa mayoría de los cubanos residentes en el exterior, también tendrán su residencia en Cuba y existe una serie de conceptos que debemos ir construyendo en ese camino”, expuso Soberón Guzmán.
Según su criterio, el cubano afincado fuera del país que esté involucrado en un proyecto de inversión extranjera y que además mantenga su residencia en Cuba, no es un inversor extranjero, “es un cubano más que está involucrado en un proyecto de inversión extranjera”, sentencia.
“Las medidas que se están adoptando están dirigidas a facilitar la participación en primer lugar de los cubanos que mantengan su residencia en Cuba y que además puedan tener ciudadanía y residencia en terceros países”, asegura el diplomático.
“Si no fuese así, estaríamos mandando el mensaje equivocado de que para participar en estos proyectos hay que vivir permanentemente en el exterior, lo cual no es el propósito de la política aprobada en ese sentido”, aclaró Soberón, otro convencido de que lo aparentemente fácil de explicar en 15 minutos necesita todavía un profundo cambio de mentalidad, aunque el marco legal se haya ido modificando paulatinamente para adaptarlo a la nueva realidad de un numero creciente de cubanos residentes en el exterior interesados en vincularse al desarrollo del país.
El futuro es hoy
Según estimaciones oficiales develadas durante el Foro de Inversión Extranjera celebrado en 2022 las autoridades de comercio exterior en la isla han recibido solicitudes de más de 200 ciudadanos cubanos residentes en el exterior para invertir y comerciar en el país.
Dichos proyectos han llegado desde 26 países y están vinculados a 16 sectores de la economía, entre ellos varios de alta prioridad como el alimentario, el transporte o la energía renovable.
Otra gran parte de las propuestas buscan construir puentes con las cerca de 6.000 nuevas micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) ya operativas, cuya relación directa con la inversión extranjera ha quedado postergada más de lo deseado por las partes.
Durante su intervención de julio pasado en la comisión parlamentaria, el ministro Malmierca adelantó que estaban en proceso de definición “aspectos vinculados a la participación del capital extranjero en negocios privados, donde se pudieran comenzar algunas experiencias próximamente”. Desde entonces apenas ha trascendido la implementación de solo un proyecto piloto vinculado con la producción de carne de cerdo.
Mipyme productora de carne de cerdo será la primera con inversión extranjera directa en Cuba
Más allá de la lentitud, trabas e inconvenientes en medio de este proceso, son muchos los empresarios cubanos que celebran el buen ambiente que se respira en torno a sus oportunidades de inversión.
Esa visión coincide con la de Hugo Cancio, presidente del grupo Fuego Enterprise Inc. asentado en el sur de la Florida, quien valora como “grandes” los pasos dados, y “que de cierta forma desarticula la política incoherente de Estados Unidos hacia Cuba”.
“Llevo más de 40 años en Estados Unidos y más de 30 cabildeando en Washington por un proceso de normalización de las relaciones y un levantamiento del embargo. Muchas veces los mismos congresistas los que me han cuestionado la pertinencia de levantar las sanciones si yo, como cubano residente en el exterior, no puedo invertir en mi país, que se me discrimina en ese sentido”, expone.
“El hecho de poder regresar a invertir, ser parte de ese proceso de transformación y evolución económica desmonta un poco ese argumento de que nuestro país no nos deja. La papa caliente pasa al otro lado”, señala el empresario cubanoamericano.
Cancio pone en valor el papel jugado por la diáspora en los procesos de transformación económica implementados con éxitos en naciones como China y Vietnam. “Cuba no puede ser diferente y es algo en lo que he venido insistiendo desde hace muchos años, pidiendo a las autoridades cubanas que nos tome en cuenta. Debemos ser parte de esta estrategia que el país está impulsando”, refiere.
Desde su experiencia de varios años incursionando en el mercado cubano, es consciente de que los tropiezos han sido y seguirán siendo constantes. “No se puede esperar que un país que ha tenido durante más de medio siglo una economía centralizada se abra de la noche a la mañana como un girasol al amanecer. La resistencia de algunas personas dentro del gobierno ha hecho más lento el proceso, pero se está dando un cambio de mentalidad y se han comenzado a crear los mecanismos legales, fiscales, bancarios, lo necesario para facilitarlo”, considera Cancio.
“Sin dudas es un país enormemente complicado para hacer negocios, bajo sanciones que nos impiden comerciar libremente, con un margen de maniobra muy cerrado debido al embargo estadounidense. Pero lo más importante es apreciar nuevas posturas del gobierno hacia la inversión extranjera, hacia el sector privado, y hacia la participación de nosotros como empresarios cubanoamericanos o residentes en el exterior en el destino económico del país. Además de inevitable, es algo muy necesario y posible”, asegura el empresario.