Unas 25,494 personas vivían con el virus del VIH en Cuba al cierre del 2018, cuando se detectaron en la Isla más de 2,200 nuevos casos de la enfermedad, según los datos más recientes del Ministerio de Salud Pública (Minsap) de la Isla.
El 80 % de los diagnosticados (20,446) son hombres y el resto (5,048) mujeres, mientras que la gran mayoría (74 %) tienen entre 15 y 49 años, revela un extenso artículo en el sitio web Cubadebate.
A finales de 2017 Cuba registraba 23,283 personas con VIH, con una tasa de mortalidad del 17 %.
Según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) en Cuba tienen lugar alrededor de 2,000 nuevas infecciones cada año, cifras “con tendencia a la estabilidad”.
Del total de contagiados del sexo masculino, alrededor del 86 % son hombres que practican sexo con otros hombres, indica el texto.
“Estos, al igual que las personas que practican sexo transaccional, las mujeres y los jóvenes constituyen los grupos más vulnerables a la infección por VIH”, agrega el artículo de Cubadebate.
En 1985, cuatro años después de ser descubierta la enfermedad, se detectó en Cuba el primer caso de VIH/sida en un cubano que había estado durante dos años en Mozambique, África.
Desde esa fecha han sido diagnosticadas más de 30,000 personas con el virus.
Al inicio de la epidemia en la Isla, los enfermos eran recluidos en instalaciones alejadas de las ciudades donde se les ofrecía tratamiento y se les prohibía la salida, salvo contadas ocasiones, para evitar la propagación de la enfermedad. Sin embargo, esta política cambió tras los descubrimientos y aplicación de nuevos tratamientos.
Hoy Cuba trata a los enfermos combinando cinco antirretrovirales fabricados en el país con otros importados y certificados por la OMS. El objetivo de esta terapia es mantener bajos los niveles del virus del sida en sangre y controlar su multiplicación, lo que hace que el paciente no presente complicaciones y se mantenga estable.
En marzo pasado, Cuba inició la entrega gratis de las píldoras de profilaxis preexposición (PrEP) para prevenir el contagio del VIH en personas sanas, un programa que por el momento se encuentra en fase de prueba y que reduce en un 90 % la probabilidad de contraer el virus.
La Isla conduce las pruebas en conjunto con la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y ha decidido comenzar por el municipio de Cárdenas, en la provincia de Matanzas (oeste), un territorio con “un crecimiento poblacional acelerado”, donde viven 234 personas con VIH y cada año se registran unos 30 casos nuevos.
Este tratamiento es relativamente nuevo en América, donde –según la OPS– hasta 2018 solo Bahamas, Barbados, Brasil, Canadá y Estados Unidos lo ofrecían como parte de sus políticas públicas.