Tengo una amiga que, como muchas otras amistades, decidió viajar fuera de Cuba. Salió a estudiar y a superarse profesionalmente gracias a una beca en una universidad. De sus planes supieron pocos además de los familiares más allegados. Pero para ella su salida se convirtió en parte en un suplicio por el simple hecho de que algunos supuestos amigos y excompañeros de estudio no le “perdonaron” no haberles contado de su soberana y personal decisión de trasladarse a otro país.
Ella viajó, no cometió ni un solo crimen. Pero en Cuba para algunos especímenes de doble capa pareciera una obligación dar santos y señas sobre lo que haces con tu vida. Gente que ni siquiera conversaban con ella antes, luego de su partida, la ofendieron, la juzgaron a través de las redes sociales, casi al mismo estilo extremista de las décadas grises.
Se dice que los hechos deben contarse teniendo en cuenta las circunstancias históricas. Pero, ¿cuáles son las circunstancias actuales en Cuba?
Ahora en este país la posibilidad de viajar no es una utopía inalcanzable. Ya existen unas normas migratorias que permiten a que quien lo desee, pasaporte, visa y pasaje en mano, viajar, salir y entrar, cuando guste.
Irse fuera de Cuba de manera legal ha sido por mucho tiempo un derecho deseado, exigido y al fin concretado. Pisar otro país —incluso los Estados Unidos—, ya no se interpreta en el discurso oficial como traición; al menos no como hace algún tiempo. La razón triunfó al fin, aunque mentes obsoletas aún se empeñan en catalogar de sacrilegio el libre derecho de viajar o emigrar.
Le dije a mi amiga que hizo bien en no hacer público su viaje. En Cuba a veces está muy claro que “en silencio ha tenido que ser, porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas”. Todavía más aplicable cuando quiere poner un pie allende los cayos y los mares.
Mejor no dar información a nadie —solo a los de más confianza, y a veces ni siquiera a todos los familiares— cuando de viajar fuera se trata.
La respuesta puede hallarse en una especie de “trauma” colectivo, aún latente, que durante años hizo que se mirara a los demás desde la sospecha; que se acusara de “traición” o “diversionismo ideológico” el simple acto de salir del país si los motivos del viaje no estaban estrictamente relacionados con una misión internacionalista o una encomienda laboral.
También es cierto que existe la creencia de que las cosas se concretan mejor y con seguridad si no se anuncian; o porque la energía negativa emitida por la envidia y los malos ojos dificulta todo éxito en los planes personales, o porque, sencillamente, siempre hay gente dispuesta a joderte. Los cubanos nos caracterizamos por ser creyentes y supersticiosos y, por eso, no está de más prever cualquier maraña para evitar baches en el camino.
De todas formas, sea cual sea la razón, nadie está obligado a revelar lo que no desea, siempre que ataña su vida particular.
Mi amiga logró superar, no sin sufrir, las calumnias y ensañamientos de algunos. Bloqueó en su Facebook a quienes lo merecían y agradeció a los que le demostraron respeto y cariño, sentimientos que son bálsamos para aquellos que dejaron atrás su patria, por disímiles razones. Una patria que aún les pertenece tanto como a quienes aún aquí estamos.
Excelente artículo Francisnet, felicidades.
Vaya, pero ON CUBA siempre se prestigió con sus firmas, ahora les ha dado por publicar composiciones escolares…introducción-nudo y desenlace… por favor, un poquito de respeto al lector…por favor
Me sumo a tus reflexiones, apoyándolas con crece, a ver si una vez y por toda, cada cual vive su vida y dejen vivir a los demás en paz, pero la culpa de todo eso lo tiene la creación de esas organizaciones ¨de masas¨que mas que todo solo son metiches de la vida ajena….aquel que se dice ¨presidente ¨que está más embarrado hasta la médula de corrupción y cogen cargo para poder seguir deliquiendo a sus anchas y que su flia sean intocables, mientras que otras personas con mucho esfuerzo y tesón se esfuerzan por salir adelante para tener una vida honesta, la cual no le dieron oportunidad de obtenerla en su país de origen. Si queremos salir más rápido de ese atraso social que tenemos en Cuba, deben existir más periodistas que combatan mediaticamente ese flagelo que nos denigra diariamente.
Q buen seudonimo el de este periodista, Fran de redes?
Más de medio siglo repitiendo y remachando por la propaganda oficial y dirigentes políticos que buscar nuevos horizontes de desarrollo personal fuera de Cuba es una “traición a la patria” que en su interpretar es que aquel que no someterse o acatar sus dictados, esta traicionarlos a ellos, que se han apropiado sin que nadie se los diera, la condición de “patria”.
Ese largo periodo de repetir y remachar lo mismo, necesariamente permanece aún en la cabeza de algunos dinosaurios no extinguidos, que por ahí andan todavía. Pero la historia les está pasando cuenta a la velocidad de la luz, aunque no se resignan.
Muy buen artículo. Cuando se tocan esos temas de viajar con “discreción”, no avisar, no despedirse me viene a la mente una frase del gran ciclista colombiano Martín “Cochise” Rodríguez que también se ajusta mucho a Cuba, “en Colombia muere más gente de envidia que de cáncer”…
Bien dicho. Y mejor escrito!!!
Está un poco insulso este comentario. La verdad que busco Oncuba por análisis más profundos y que digan algo. No pierdan la mira…
En efecto, a mi me sucedió, y ese “que calladito te lo tenías”, como si estuvieras ocultando un secreto oscuro o vergonzoso me sonaba ofensivo. Aún quedan algunos resentidos vaya usted a saber por qué, dado que en mi caso personal, mis trámites, pasaje y todo lo demás, no tuvieron absolutamente nada que ver con algo laboral u oficial, sino que constituyó algo privado y fruto de una decisión personal de asentarme fuera de Cuba. Algunos, los menos es la verdad, no han vuelto a comunicarse en las redes sociales, otros no han respondido mensajes enviados por fechas puntuales… en fin, si yo tomé la sumaria decisión de separarme de familia, dejar mi casa, mi trabajo y mi país… ¿en verdad pensaran que me importa? Creo que sé a qué persona te refieres en tu artículo y si es así, es absoluta y rigurosamente cierto lo que cuentas. Muy buen texto.
Creo necesario que nos ocupemos de temas más agudos, más allá de la sensibilidad herida de una amiga este arículo no tiene nada que decirnos
No siempre se pueden esperar artículos de fondo. También artículos como éste reflejan realidades que hemos vivido los unos y los otros. No profundiza en las causas de la emigración, y es que sencillamente el periodista no quiso hacerlo, pues no era su objetivo. Un escrito sencillo, asequible y desprejuiciado, que estoy seguro no sale en los medios cubanos.
Alejandro:
Sí tiene mucho que decirnos, si hay que dedicar un artículo a los efectos de que una simple ciudadana viaje a estudiar a otro país, cosa que ocurre casi a diario a cientos de miles, si no millones de personas en todo el mundo.
Lo primero que nos dice entre líneas; y ya de por sí esto es muy grave, es lo enferma que está la sociedad cubana contemporánea, si un simple viaje de estudio puede despertar las reacciones que describe el artículo.
El articulo tiene a mi parecer el trasfondo del miedo de los cubanos a ser “señalado”,en los ámbitos social, laboral etc..cuando tomaba una decisión de este tipo, ser cuestionado al punto de tacharlo como “no identificado con el proceso”, siempre ha sido una preocupación de no pocos en Cuba por lo de estigma que supone, aun hoy, para la familia toda. Un ejemplo calentito, es la salida de los hermanos Gourriel del equipo Cuba, en Dominicana, la cual fue inmediatamente seguida por la nunca ausente declaración corporativa del resto del equipo, repudiando (¿ será que espontáneamente? )la conducta. Y el REPUDIO es una palabreja de tristes antecedentes y muy temida por los isleños.
Es como si a un norteamericano que viajara a Cuba, al regresar a su país, le hicieran un mitin de repudio.
Ni siquiera en la peor época de la Unión Soviética , cuando Stalin, semejante estupidez existió. Por raro que les parezca a ustedes, durante esa época se salia de la URSS y a nadie se le miraba mal por eso, mucho menos acusarlos de “traidor a la Patria”. El cineasta Sergei Eisenstein se fue a Hollywood a trabajar. Ahí están las fotos de el jugando Tenis con Charles Chaplin en Hollywood. Vladímir Mayakovski, El POETA DE LA REVOLUCIÓN RUSA, (“el oso comunista”, como el se llamaba), se fue a vivir a Estados Unidos y trabajo dos años de taxista en Nueva York. Hasta Ho Chi Minh que viajo por todo el mundo vivió en Estados Unidos por largo tiempo. Trabajo de lava platos en un hotel en Nueva York.
Dios mio,….. ¿de que oscura y demoníaca cueva han salido estos “comunistas” cubanos? Este articulo de Roldón vale un millón de pesos.
Moderador ¿Quien es el otro Tony que habla de “fran de redes” No tengo nada contra que comente, Pero yo estaba primero. En ningún foro hay dos personas con el mismo nombre. Se crearía tremenda confusión.
Todos mis amigos, colegas, enemigos, familiares, me advertían a su modo que guardara silencio absoluto sobre los planes referidos a mi postergada salida definitiva del país. Invocaban razones cuánticas y metafísicas. Es increíble cómo aún el cubano vive inmerso en la sensación incómoda de ser vigilado a tiempo completo, de vivir atrapado en una sociedad policial donde una decisión tan personal como salir del país, ahora que se puede hacer en caso de contarse con los medios económicos para intentarlo al menos, es teñida de ciertos matices de persecución política. En realidad no pasé por nada parecido pero no dudo que ocurra. Quizás es que conmigo todos estaban sobre aviso. Nunca lo oculté, ni disimulé. Por mucho que me advirtieran al respecto. Un artículo sin pretensiones pero reflexivo como este es digno de ser publicado y leído sin prejuicios, porque expone una realidad muchas veces silenciada, la de mantener un muy bajo perfil cuando por cualquier razón, incluso cuando se regresa pronto, alguien sale de Cuba. Demasiados traumas que podrían empezar a ser resueltos de manera catártica. Es un principio.
Que trabajo tan simplón, falto el epílogo: “cuando mi amiga vino de visita a Cuba le trajo unas pacotilllas a los bravitos… y todo olvidado”.
Punto de equilibrio. La comunidad nos arropa, pero también nos muerde y limita. Hay que pagar un precio. Ser libre sale caro, y a veces genera mucha soledad.