La ciudad le ha dado su último rezo. Aunque el cartel insiste atado al pasado, ya nadie lo menciona. Ha sido tapiado. Como un dinosaurio, el cine-teatro Oriente esconde su osamenta calle Enramadas abajo, a unas cuadras del parque Céspedes de Santiago de Cuba.
Donde estuvieron las puertas de cristal se alza una pared pintada. El portal ha sido tomado por el Fondo de Bienes Culturales. Alambres y cadenas se abrazan a los barrotes de metal, en las desconchadas salidas laterales. Las gruesas paredes (todavía firmes) dejan ver el ladrillo desnudo. Por las negruras, asoma el cascarón vacío.
En 1850 se inauguró con el nombre de Teatro de la Reina Isabel II, obra del arquitecto local Manuel Heredia Ivonet, acogió desde temprano a figuras de Cuba y el mundo. La bailarina rusa Anna Pávlova, el mexicano Pedro Infante, el cubanísimo Benny Moré y la novia de América, Libertad Lamarque, son algunas de ellas.
Las crónicas narran el paso de compañías de teatro y arte lírico, algunas en giras exclusivas, así como de veladas políticas y sonados estrenos. El inglés Walter Goodman en su célebre libro Un artista en Cuba (1873) fue prolijo en detalles:
“(..) a las siete en punto, las enormes puertas del Teatro Real de Santiago de Cuba se abren de par en par. Antes de alzar el telón, el empresario echa una ojeada a la concurrencia y queda satisfecho: el lleno es completo; de «bote en bote» como dirán más tarde los periódicos.
“Su Excelencia el Gobernador ocupa el gran palco a la izquierda del proscenio. El palco de la derecha del escenario es propiedad legal del censor (…). Otro de esos palcos está ocupado por el director del periódico Diario de Santiago de Cuba. En el gallinero se refugian soldados, marineros y personas de exiguos recursos (…)”.
Por el teatro Oriente asomó el cinematógrafo a este territorio, de manos del empresario mexicano Enrique Rosas. Residentes y los visitantes pudieron observar el 9 de agosto de 1906, las imágenes en movimiento de la cinta Un viaje a la Luna de Georges Melié y un noticiario sobre la guerra ruso-japonesa, entre otras propuestas.
En épocas más recientes, puedo dar fe de las funciones del Ballet Nacional de Cuba en su escenario. Alicia Alonso bailando La diva. Y Josefina Méndez, yéndose, con aquellos brazos ondulantes, sin rozar las tablas en El lago de los cisnes.
El Oriente fue parte del circuito cinematográfico de estreno junto a los cines Cuba y Rialto. ¿Cuántos títulos habré visto instalado cómodamente en una de sus 1 400 butacas?
Viví el estreno de Ercilí por el Ballet Royal de Wallonie de Bélgica, con el maestro Jorge Lefebre al frente y la escenografía gigante del pintor naif Lawrence Zúñiga. Aplaudí la presentación del grupo español La Pequeña Compañía y el Conjunto Nacional de Espectáculos.
Vi girar la vida, vi llorar la tarde con la dominicana Sonia Silvestre y el argentino Alberto Cortés. La vida llega / se va la vida / como una rueda / gira que gira…
“Eres un atentado a la tranquilidad espiritual del hombre”. Han pasado los años y no se me despinta aquel piropo que un espectador le soltó en su recital a una exultante Annia Linares.
Asistí a funciones de Teatro Estudio, al espectáculo Vedettísima de la Fornés, a la increíble descarga de la compañía de Antonio Gades. Todavía era estudiante cuando entrevisté en uno de sus camerinos a Maggie Carlés, tras escuchar su interpretación del Ave María, que luego pasearía por el mundo.
Recuerdo al cuarteto Proposición 4 con Eva Griñán de líder. El espectáculo Gala, que cada julio acogía en suelo cubano a voces espectaculares de Europa del Este. Consuelito Vidal, con todo su humor criollo, era la presentadora.
¿Segunda oportunidad?
El declive del Oriente no fue obra de un día. El tiempo siempre escarba y escarba más si se le deja de la mano. Cuando le convirtieron en sede del Ballet Folclórico Cutumba, no sin polémica, perdió algunas filas de asientos para alargar el escenario y fue sede de fiestas más propias de otros sitios.
La inauguración del teatro Heredia (1991), en medio de la crisis económica llamada noblemente “Período Especial”, le dio el tiro de gracia al Oriente. Funcionó unos años más, pero fue la década de su estertor, el pórtico de su abandono.
Concebido como complejo de convenciones y obra del arquitecto Antonio Quintana, el teatro Heredia está dotado de amplio escenario, áreas expositivas y salas para conferencias. He disfrutado de sus propuestas. Sin embargo, debió asumir el legado del teatro moribundo con un severo hándicap: su ubicación a la salida de la ciudad.
No hay prurito estético ni romántica nostalgia. Santiago de Cuba, el municipio más poblado del país, no cuenta en su zona histórica con una sala teatro de jerarquía. El Oriente era la gema de la más popular de las calles de la ciudad: Enramadas.
Su diseño, atmósfera, intimidad e historia dotaban de un especial glamour a las presentaciones que no poseen los recintos más contemporáneos. Su ausencia no solo duele, sino además se siente. La especializada sala de Conciertos Dolores ha pagado no pocas veces las consecuencias, en inútil intento de acoger un público que le rebasa.
Resucitar al teatro Oriente será un trabajo complejo, un trabajo costoso. Cierto. Pero cierto también que en estos años, emergió de las ruinas el habanero teatro Martí, que se restauraron el Sauto de Matanzas y del Gran Teatro de La Habana, que se rehabilitó el Teatro Manzanillo.
Otros recintos del resto del archipiélago como El Milanés pinareño, El Principal camagüeyano, La Caridad de Santa Clara o El Terry de Cienfuegos, siguen vivos, cosechando aplausos. No se concebiría la vida cultural sin ellos.
La última generación no ha traspasado jamás el umbral del teatro Oriente. Se lo ha perdido. Ha habido intentos por salvarle, pero hace tiempo parecen apagados. Algunos no lo dicen, no se atreven; pero consideran que ya no hace falta. Siempre aparecen otras prioridades.
En los 500 años de la fundación de la villa de Santiago de Cuba se han visto renacer algunas construcciones. A unos metros del teatro, más arriba, se rescató el emblemático hotel Imperial. Aunque cada edificación tiene lo suyo, quiero anotarlo como un atisbo de esperanza.
El Oriente, entretanto, esconde su osamenta. Y como una novela garciamarquiana, espera su segunda oportunidad sobre la tierra.
He leido con gran tristeza este articulo de la desaparicion de unos de los cines,teatro de santiago de cuba como lo conoci el cine oriente me da tanta tristeza que desaparesca que se le insita al gobierno o su historiador que no lo deje morir x completo se que su restauracion no sera facil pero un teatro con tanta historia esta queriendo. No quedar en el recuerdo al que entro en el sabe que su acustica era de primera ruego que tengan piedad x. El y como dice este periodista lleno de tanta memorias
LA GENERACIÓN DEL PRÓXIMO Y LEJANO “OTRO QUINIENTOS” SEGURO PODRIA CONTAR OTRA HISTORIA. SIEMPRE ME LLAMÓ LA ATENCIÓN LA DECADENCIA DEL ORIENTE Y LA POCA IMPORTANCIA QUE SE LE DA POR AQUELLOS QUE TIENEN EL PODER EN SUS MANOS..ESE PODER DE TRAER AL ORIENTE DE VUELTA DEL MUNDO DE LOS MUERTOS.
Excelente, querido amigo. Me remonte con tus recuerdos a algunas formidables puestas en escena que mencionas. Naci y creci cerca del teatro Oriente, y como tantos santiagueros de mi generacion he sufrido la abulia de la que ha sido victima ese _ otrora_ formidable teatro, cuya acústica merecio tantos elogios. Fue tambien exponente del “art deco” en nuestra ciudad. Que lamentable todo esto….!!!
Creo que los administrativos y los políticos deben de ponerle empeño por rescatar estas joyas del patrimonio cultural cubano, que será de nosotros si se pierden en su totalidad estos emblemáticos símbolos de la cultura cubana. que será de Santiago si no se puja por preservar su memoria cultural. Estas son las cosas que duelen, nos estamos derrumbando desde dentro y a nadie le importa estos gritos de clamor, solo ven la parte hipercrítica, pero en el fondo a nadie le importa. Debemos seguir insistiendo en rescatar estos espacios duélale a quien le duela.
¡Triste realidad, y pensar que ahí ví bailar a Alicia Alonso el Lago de los Cisnes. Fue ,claro, en sus momentos de glamour. Muy buena tu crítica Cedeño ojalá no caiga en saco roto se rescate esta joya santiaguera. Su pueblo se lo merece.
Sin dudas, fue en su tiempo el Teatro de los grandes acontecimientos y hoy, las huellas del tiempo y vamos a decirlo así, los embates de la naturaleza han deteriorado su imagen, aunque en el proyecto de las Enramadas estuvo incluido remosar su fachada, ahora solo queda de él el recuerdo para quienes tuvieron en su momento de explendor la oportunidad de ver sobre sus escenarios a estrellas de renombre tanto de aquí como de la arena internacional.
Muy triste ver en ruinas un sitio que tanta vida aportó a la ciudad. Y lo peor es que a pesar de su modernidad y grandeza el teatro “Heredia” no tiene el “alma” de este que están dejando desaparecer.
Reinaldo he leido con interes estearticulo tuyo sobre el Teatro Oriente y me vienen a la mente recuersos inborrables de mi infancia,cuando el telon rojo burdeos se levanto lentamente y vi por primera vez al publico desde el escenario “Clara esta la Luna amigo Pierrot…”Transcurria el Festival de Coros y formaba parte del Orfeon Infantil dirigido por la profesora catalana Dulce Maria Serret.Era impresionante la presencia y el entusiasmo del publico en los Festivales de Coros,en las galas de la Escuela de Ballet de la pianista Dulce Maria Serrat,en los conciertos de la Orquesta Sinfonica de Oriente,en las presentaciones de los artistas internacionales del canto lirico,la danza y la magia de “El principe” Alberto Pujols.
En la decada de los 70 debuto el Teatro de Relaciones con las obras El 23 se Rompe el Corojo y Como Santiago Apostol puso los pies en la Tierra (Raul Pomares,Rogelio Meneses,Dagoberto Gainza,Nancy Campos, Nora Hamze.)
Fue alli donde el poeta Waldo Leyva declamo su poema Por Frank.Donde se realizo el montaje teatral del poemario Puro Chile de Ariel James.
Se canto ‘Tristezas” el primer bolero que nacio a pocas calles del Oriente y los boleros que fueron naciendo en Mexico,Puerto Rico,Argentina,Colombia.
Los aplausos ,las ovaciones, los !bravo! eran habituales en aquella acogedora sala.
Ahora se por ti que aquello desaparecio que reina el silencio entre los escombros y las paredes derruidas.
Pero es que la rica historia cultural de Santiago de Cuba no podra escribirse sin la presencia entranable del Teatro Oriente.
Hago votos para que este emotivo articulo tuyo mueva al rescate de este patrimonio de la cultura cubana.
He leído éste artículo y me he sentido sin duda triste y alegre al mismo tiempo gracias Reynaldo Cedeño por darle un aire de esperanza a ése increíble teatro conocido como el Teatro Oriente. Deseo que como mismo dijo usted se haga justicia y se rescate todo el glamour de éste bello teatro como en sus últimos tiempos el Marti de La Habana junto con el nuevo llamado Alicia Alonso que antes se conoció y reconoció como nuestro Gran Teatro de la habana García Lorca. Excelente trabajo una ves más.Viva el amor a nuestro patrimonio cultural y a la obra pública cubana en su máximo esplendor.
Buen intento de remover conciencias dormidas Cedeño, seguramente que con menos de lo que ha costado rescatar el Imperial, se podría rescatar el Oriente, pero claro un hotel (y mas en estos momentos) es mas rentable que un teatro, pero si tenemos en cuenta cuanto costo la insípida fuente de los intermitentes chorros de agua del Copelia, a lo mejor hasta llegamos a la conclusión de que ni siquiera es un problema de dinero, si no algo mas grave y penoso, falta de sensibilidad.
Interesante trabajo. Ojalá el teatro Oriente renazca para siempre.
MUY INTERESANTE ESTE TRABAJO, ¿PERO, TENDRA ARREGLO SEMEJANTE SITUACION?, URGE RESCATARLO. AQUÍ EN LA HABANA ALGUNOS CUESTIONARON LOS ARREGLOS DEL MARTI Y EL LORCA, AHORA ALICIA ALONSO, LO OI A UN IMPORTANTE FUNCIONARIO, PORQUE PARA MUCHOS INCLUIDOS OTROS FUNCIONARIOS ???, NO VALORAN LO IMPORTANTE DE RESCATAR ESAS INSTALACIONES QUE YA FORMAN PARTE DE LA HISTORIA DE LA REGION Y DEL PAIS
Siempre escuché hablar de la acústica del Oriente como una de las mejores del país. Quien escribió este artículo debe tener unos cuantos años ya, porque yo que tengo los míos lo último que recuerdo haber visto en este teatro fué Voltus V. Sería magnífico recuperarlo. El Heredia podrían reservarlo para obras de mayor magnitud. A veces no se justifica el uso de un teatro tan grande para obras pequeñas.
Apenas disfruté de la programación del Teatro Oriente. A finales de los años ochenta, siendo un niño apenas, ya se anunciaban demasiados derrumbes. Para mi generación el Teatro oriente, fue, en el mejor de los casos posibles, adonde se iba a bailar los sábados música house, techno, discoteca, raggamuffin, a mediados de los años noventa, con Eddy´s Team, el DJ más famoso de Santiago de Cuba. Ya entonces se encontraba en un estado calamitoso la instalación. Sería genial que lo recuperaran, eso sí, pensando que un Teatro Oriente, en las circunstancias actuales, no podría aspirar a ser como el de antes. En el centro de Santiago de Cuba, en la muy céntrica e histórica calle de Santo Tomás, está el Teatro Martí, el nuestro, que suple en buena medida, hasta un punto, la limitada programación musical y teatral de la capital oriental. También está el Cabildo Teatral Santiago. La Sala de Conciertos Dolores. El nuevo Teatro Estudio Macubá, donde antes radicó el cine para niños ABCDEF, adonde también iba casi cada semana. Sin olvidar la restauración capital que recibió el Cine Cuba, en Enramadas y San Pedro. La pregunta a formular: ¿Cuán sería el cometido de un Teatro Oriente restaurado a la vieja usanza? Los monumentos arquitectónicos, más allá de su valor patrimonial, pueden ser reciclados para nuevas funciones. Lo que digo quizás resulte herético para muchos pero es eso o esperar que inauguren ahí la gran tienda por departamentos p centro comercial de la calle Enramadas, con un enorme parking adosado que podría resurgir donde está la Feria de Artesanía. Cosas peores se han visto. De todos modos infinitas gracias a Reinaldo Cedeño Pineda por resucitar el debate sobre la necesidad de recuperar el Teatro Oriente. Saludos.
Como siempre Cedeño me hace amar sus crónicas, el teatro Oriente quizás se vea afectado por el fatalismo geográfico y el no aportar ingresos a la provincia como el hotel Imperial, si alzamos todos la voz puede que lo recuperemos. Gracias Cede….
Muy bueno tu trabajo, llama a la reflexion , este Teatro , en su epoca fue reconocido como bien senalas , el mejor de la ciudad. Y es sin dudas una joya historica de Santiago ,seria muy bueno lograr recuperarlo.
Debio ser declarado patrimonio historico. Cuuando era chico el oriente y el Aguilera eran los grandes teatros de Stgo. El Aguilera se quemo el 15 de abril de 1966 y el humo cubrio todo Santiago. Nunca lo reconstruyeron y el Oriente no se ha quemado pero le ha tocado peor suerte.
Santiago tuvo un cine-teatro más confortable y moderno que el “Oriente”: el “Aguilera”, que sucumbió ante un terrible incendio, pero éste nunca alcanzó a tener la rica historia de aquel, sin dudas, el más emblemático.
Muchos no conocen que en el “Oriente” trabajó como tramoyista Sindo Garay, a fines del siglo XIX. Allí se presentaron Adela Robreño y Luisa Martínez Casado; Arthur Rubinstein y Jasha Jeifitz; Libertad Lamarque y Tito Guizar; el trío Matamoros, Ernesto Lecuona y María Teresa Vera y, un tanto más acá, Bola de Nieve, Rosita Fornés, Elena Burke, Luis Carbonell y tantas otras figuras imborrables del arte cubano.
Pienso que rescatarlo tendría una significación más allá de lo puramente cultural. Se trata de un símbolo, algo tan imprescindible a la ciudad como la propia calle Enramadas, la conga de Los Hoyos o el cementerio Santa Ifigenia
Carlos Padrón.
Este artículo debe guardarse no en la memoria sino en nuestros archivos, para recordarles alguas cosas a nuestros contemporáneos, para mostrarles a nuestroa alumnos, colegas, amigos, que, de vez en vez nos reunimos a saborear nuestro pasado y nuestro reciente.
Excelente trabajo Cedeño!!!!!Mis felicitaciones. Ese teatro recoge parte de la historia musical y escénica de nuestra ciudad y es una pena que los jovenes no conozcan de esto. Les hablas del teatro Oriente, y ni siquiera conocen su nombre. Nuestra memoria histórico-cultural está muriendo con ese teatro, en donde se estrenaron obras de Laureano Fuentes, de Lino Boza y otros importantes compositores santiagueros del siglo XIX; también actuó la compañía del Teatro Lírico Nacional y el de Holguín acompañado por la Orquesta Sinfónica de Oriente en el XX; y donde se presentó el concierto Sonero con las familias centenarias organizado por el maestro Danilo Orozco… entre otras actuaciones importantes.
Gracias por este articulo conmovedor y muy bien escrito ! Aqui uno en frances, con enlace hasta el suyo. Saludos desde Francia (y perdon por mi malo español) : http://serendipia-cc.com/cine-teatro-oriente-avec-le-temps/
DrC. Ricardo Hodelín Tablada
Interesante artículo de Cedeño, a los comentarios realizados añado que ahí vi a Mario Balmaseda en El Karrillón del Krenlin, este actor interpretaba un Lenin digno de admirar. Los estudiantes del preuniversitario íbamos una y otra vez a disfrutar de su actuación para ver a un Lenin impresionante, llegábamos bien temprano para ocupar los asientos de la primera file y verlo sudar, respirar, tan cerca de nosotros. Y era también el Teatro Oriente donde se desarrollaban los Festivales de Aficionados de la FEEM, competíamos fraternalmente en música, teatro, literatura y otras manifestaciones del arte, era un verdadera fiesta de la cultura. La verdad que da tristeza ver hoy lo que fue el Teatro Oriente. Gracias Cedeño por despertar la nostalgia.
Hodelín.
Reynaldo . reportaje muy ilustrativo de una realidad, no obstante eres uno de los que estas en condiciones de realizar otro trabajo dirigiendote a las autoridades que correspondaN Y REALIZAR UNA SEGUNDA PARTE SOBRE CUAL ES EL FUTURO MEDIATO O INMEDIATO CON ESTE EDIFICIO. MUCHOS TE LO AGRADECEREMOS.
DOGARBE
Vamos. Sigamos sumando voces y voluntades. Si hay dinero para meseos nuevos, por ahí debe haber algo para rescatar al teatro Oriente.
Muy interesante y de gran agrado. Mi juventud la pasé frente por frente al teatro Oriente. Mi padre fue el dueño de la Casa Armera, un poco más bajo en Enramada. Gracias por el recuerdo.