El 15 de septiembre se cumplió un año de haberse iniciado en el país el decimoctavo Censo de Población y Viviendas. A la altura de esa fecha aún no se habían dado a conocer todos los resultados conclusivos de esta importante investigación, esperados para el pasado mes de julio.
En reciente reunión del Consejo de Ministros que encabezó el presidente cubano Raúl Castro se anunció que de acuerdo con los resultados finales del Censo 2012, la población cubana suma 11 millones 167.325 habitantes, a pesar de que el sitio web de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), señala la cifra total de 11 millones 163. 934.
Pero si en cuanto al cronograma establecido la información relativa al Censo experimenta retrasos, -destaca el sitio que el Anuario Estadístico de Cuba 2012 está concluyendo su elaboración-, la cifra comunicada indican un retroceso en términos de densidad poblacional, alrededor de 10 mil 418 pobladores menos que en el Censo de Población y viviendas del 2002.
Once millones en cuenta regresiva
¡11 millones de cubanos! De tanto repetir la cifra en discursos, consignas, informaciones, y hasta en el lenguaje coloquial, el número parece haberse adosado al gentilicio, como otro elemento propio de la identidad nacional. Así ocurre desde el año 2002, cuando el Censo de Población y Viviendas reveló que habíamos alcanzado esa cifra.
Y es que no solo nos acostumbramos demasiado rápido al número sino a que, desde 1919 hasta inicios del nuevo siglo, la población cubana manifestara un incremento promedio de un millón por década, lo cual contrasta con los datos preliminares ofrecidos por la ONEI, a partir del más reciente ejercicio censal.
Resulta que, en el decenio que medió entre el anterior y el último censo (2002-2012), la población cubana decreció, por primera vez en la historia de sus 17 censos, en 13 mil 809 personas, quedando en la actualidad en 11 millones 163 mil 325 (dato que deberá ratificarse).
Todavía ello no constituye una amenaza cercana para el ya casi idiosincrático volumen “once-millonario” de cubanas y cubanos, pero tampoco puede pensarse en un recambio a la fórmula de adición, pues a menos personas reproduciéndose, menos nacimientos…
A ello habría que sumar –o seguir restando- el posible impacto de los flujos migratorios –aún por evaluar-, que podría derivarse de las nuevas políticas en este sentido (Decreto-Ley 302), vigentes desde el pasado 14 de enero.
Particularizando, vemos que según los datos preliminares del Censo, las provincias con mayor decrecimiento desde el 2002 hasta la fecha fueron La Habana y Villa Clara, y las de mayor crecimiento, Matanzas y Santiago de Cuba.
Aunque pudiera parecer paradójico, la capital se mantiene como una de las provincias más “cargadas” poblacionalmente, junto con Santiago de Cuba y Holguín. Entre las tres, acogen al 37,9% del total de cubanos y cubanas.
Algo que nos mantendrá expectantes hasta que se publiquen las cifras conclusivas del ejercicio censal, anunciadas para el mes de junio del actual año, es si, finalmente, la supremacía poblacional en Cuba la tienen las mujeres o los hombres. Los datos preliminares arrojan que el número de cubanas supera ligeramente al de varones en 0, 18 %, teniendo como las provincias más des-masculinizadas a La Habana y Artemisa). Pero el sistema estadístico contradice este resultado, al calcular que ellos ocupan un 0,4 % más que ellas dentro la población total. En todo caso, lo que sí parece invariable es que andamos bastante parejos numéricamente ambos sexos en la Isla.
En cuanto a edades, se ratifica la tendencia al envejecimiento, con un 18, 3 % de la población que tiene o supera los 60 años. Si nos remitimos a los resultados del 2002, notamos que este indicador aumentó 3,6 puntos porcentuales. Casi idéntica es la proporción con 15 años o menos, 18, 4%. Mientras, en el rango de 16 a 59 años se encuentra el grueso de la población, aglutinando el 63, 3 %.
En relación con las unidades de alojamiento, 3 millones 931 mil 643, existe por cada una un promedio nacional de 2,84 habitantes, lo cual apunta hacia un mejoramiento de este indicador, que una década atrás era de 3, 16. Es cierto que lo anterior se debe en parte al decrecimiento poblacional, pero también aumentaron en 11, 2% las unidades de alojamiento en todas las provincias con respecto al censo anterior.
Poco falta para conocer realmente cuánto varió la población cubana en el último decenio; no obstante, todo indica que quien guste del eslogan de los 11 millones deberá enarbolarlo mientras pueda, pues de aquí al próximo ejercicio censal -investigación fundamental que deben llevar a cabo los países cada 10 años aproximadamente-, nadie sabe cuánto podrán restar las variables de la baja natalidad, la disminución de las personas en edad fértil, y los flujos migratorios.
En tal sentido, ya se anunciaron la aplicación de varias medidas en función de atender estos fenómenos -causas y consecuencias del envejecimiento poblacional-; sin embargo, será muy difícil revertir, a corto plazo, la actual cuenta regresiva.
Foto: Kaloian Santos Cabrera