No tienen un lugar fijo para practicar. En los últimos tiempos han improvisado una pista de patinaje en una nave en ruinas de la Ciudad Escolar Libertad. Aunque el escenario es rústico, la obra es compleja y riesgosa; muchos aportan ideas y esfuerzo para construir su sitio.
Son un pequeño movimiento de aficionados al skateboarding, deporte que se practica sobre una tabla con cuatro ruedas que les permite realizar diversos trucos, gran parte de ellos elevando la tabla del suelo y haciendo figuras y piruetas en el aire. Estos jóvenes combinan equilibrio, agilidad y coordinación al realizar giros y movimientos en lugares planos o rampas, y al vencer obstáculos complicados. Las patinetas y sus accesorios les llegan por diferentes vías: compra, cambios o donaciones de otros aficionados al monopatín dentro y fuera de Cuba.
Con sus skates los patinadores inundan la ciudad, están en cualquier lugar donde se pueda rodar. Son los “ramperos” quienes solo patinan en rampas. De hecho, en muchas competencias existen al menos dos categorías: street (estilo de calle) y vert (rampa). En agosto de 2016 el Comité Olímpico Internacional aprobó la incorporación del skateboard para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.