Aunque el catolicismo es una doctrina religiosa de fuerte arraigo en este archipiélago caribeño, las iglesias cristianas protestantes y evangélicas consiguen nuevos adeptos con creciente fuerza en los últimos tiempos. Los líderes de las varias decenas de estas denominaciones presentes en el país y que se agrupan en el Consejo de Iglesias de Cuba acogen sin conflicto la llegada del Papa católico, según lo asegura el presidente de esa organización, el reverendo Joel Ortega Dopico, en entrevista exclusiva con OnCuba.
El joven pastor, de la Iglesia Presbiteriana Reformada en la provincia de Matanzas, revela que estará presente, junto a otro nutrido grupo de invitados del Consejo, en la misa que oficiará Francisco en la Plaza de la Revolución, de La Habana, porque este es un momento que “reflejará toda la religiosidad cubana”.
“Salvando cualquier distancia doctrinal podemos decir que es una visita bienvenida, porque pone de manifiesto la espiritualidad del pueblo y la sociedad cubanas. Este Papa argentino tiene mucha identificación con nuestro contexto y muestra una visión de la obra social de la Iglesia que se parece mucho a la que tienen las políticas sociales en Cuba”, comenta Ortega Dopico en un aparte tras la asamblea anual del Centro Cristiano de Reflexión y Diálogo, radicado en Cárdenas.
“En la historia de Cuba vivimos 500 años de catolicismo. Las iglesias evangélicas y protestantes llegaron a finales del siglo XIX y creo que se ha ganado un amplio terreno por el protestantismo evangélico. Podemos decir que el 50 por ciento de los cristianos que asisten a misa con constancia son protestantes o evangélicos, y el otro 50 por ciento católicos”.
“Creo que hay que resaltar sobre todo que hoy no existen conflictos importantes entre el catolicismo y el protestantismo y que tenemos muchos puntos de diálogo. Con la visita del Papa se reflejará la diversidad de la religiosidad cubana que cada vez es más palpable, no solo de las Iglesias sino de otras religiones, que suman siete en este momento”, afirma Dopico.
El pastor insiste en señalar que no solo fue la Iglesia Católica un mediador fundamental para el nuevo estado de las relaciones entre Estados Unidos-Cuba; sino que al Consejo de Iglesias de Cuba también le corresponde una cuota relevante en el esfuerzo para alcanzar un ambiente distendido:
“Recuerdo la visita de Jesse Jackson en 1984 donde por primera vez Fidel Castro participó en una celebración ecuménica en la Iglesia Metodista de K y 25; también los encuentros de Fidel con los líderes religiosos en el propio 84 y en el 1992, encuentros que llevaron a un estatus diferente en las relaciones Iglesia-Estado.
Esos diálogos también contribuyeron a todos los debates sobre el tema religioso en el Congreso del Partido en 1992 que condujo al cambio constitucional de entonces y también crearon el ambiente propicio para la visita de un primer Papa.
En todos estos años hay que destacar el papel que tuvieron representantes religiosos de Cuba y Estados Unidos para el cambio de relaciones. Esto del 17 de Diciembre no fue algo que ocurrió en un día, sino que fue resultado también de 40 años de lucha por parte de religiosos de Cuba y de Estados Unidos.”
A diferencia de la institución católica cubana, el Consejo de Iglesias de Cuba no tiene tapujos para manifestar su apoyo al proyecto socialista. Incluso tres de sus pastores más conocidos son diputados a la Asamblea Nacional del Poder Popular: los reverendos Odén Marichal (episcopal) Raúl Suárez (bautista) y Ofelia Ortega (presbiteriana).
“El cardenal ha sido muy criticado por las negociaciones con el gobierno, pero eso pasa muchas veces cuando uno dialoga con los gobiernos”, opina el reverendo. “Si no hubiese habido diálogo no habríamos llegado aquí. Todas las personas que han dialogado con el gobierno han sido personas que han compartido los dos amores que casi todo ser humano comparte cuando es religioso: el amor a Dios y el amor a la Patria.”
A pesar de esa disposición al diálogo, Ortega revela que existen diferencias “obvias y claras” en la relación de su grupo con el gobierno cubano, las cuales se tratan –dice- a través de la negociación.
“Un punto de diálogo hoy es conservar conquistas sociales como el acceso a la Salud y la Educación y mejorar la participación ciudadanía. En Cuba hoy se habla de un socialismo próspero y sostenible, pero nosotros también decimos ‘participativo’, con la presencia de las mayorías. Y dialogamos también sobre la importancia de la unidad en la diversidad”.
En este momento de transformaciones sociales y económicas enfatizamos en que el enfoque economicista del proceso no nos lleve a olvidar la espiritualidad y los valores. Abogamos por mostrar cómo desde la Iglesia podemos ser un aporte para la comunidad en espacios formativos, de asistencia social y como puente de Cuba con el mundo también.”
La confianza alcanzada entre las autoridades políticas y eclesiales ha permitido también que cada vez se realicen también más cultos en plazas públicas y se le reconozca una función importante al Consejo de Iglesias. Por ejemplo, desde hace dos años es esta institución la que coordina el proyecto “Un millón de Biblias para Cuba”, que en 2014 trajo al país 300 mil ejemplares del libro sagrado. Este proyecto no solo beneficia a denominaciones protestantes, sino también a la propia Iglesia Católica.
“Lo más importante es que la comunidad creyente que está en las comunidades sea Iglesia y esté junto al resto del pueblo”, apunta Joel. “La Iglesia no quiere suplantar a las instituciones en lograr la vida plena de los ciudadanos, pero sí quiere participar en alcanzar esa condición.”