Lucía Huergo no suele dar conciertos. Le sobra la música, más, por alguna extraña razón, parece que le resulta más cómodo trabajar para otros, compartir el escenario, que enfrentarse sola al público. Por eso, dice estar nerviosa ya que el próximo 12 de octubre ofrecerá su primer gran concierto en el teatro del Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA), institución emblemática de las artes en la Isla.
Según dicen quienes han tenido el privilegio de observarla en escena, Lucía domina a la perfección varios instrumentos: saxofón, flauta, clarinete, oboe, teclados electrónicos… y es capaz de incursionar en los géneros más diversos. Asimismo, ha compartido su arte con agrupaciones de gran prestigio como Síntesis y Mezcla.
No obstante, en medio del ajetreo de los ensayos en su casa, accedió a dialogar en exclusiva para OnCuba acerca de su próxima aparición en escena, en la cual, seguramente, hará gala de sus dotes como instrumentista, labor que podrán apreciar quienes asistan a este espectáculo.
-¿Qué particularidades tendrá esta presentación en el MNBA?
Hace mucho tiempo que no hago un concierto, esta será la segunda vez en mi vida que daré un concierto sola. Abarcará toda mi obra, y pienso incluir además de los temas míos, algunos de Marta Valdés, Isolina Carrillo, de mi pianista Carlos Gaitán, de Donato Poveda, David Torrens, Alberto Tosca, entre otros. En realidad gran parte de mi carrera han sido arreglos o composiciones para otros. Esta vez, tocaré fundamentalmente flauta y saxofón.
-¿Qué invitados tendrá?
Tengo confirmada a Sonia Conduché, que era la cantante de Mezcla, hace años, ahora ella vive en México y quiere trabajar aquí. Ahora actúa con Armando Manzanero, ella viene el día 10, ensayamos, 11y 12. Ya dimos un concierto con ella y sé que ya tiene todo masticado y armadito para la presentación en Cuba.
-¿En qué otros sitios se ha presentado dentro de la Isla?
El primer concierto del que te hablaba ocurrió hace menos de un año en el patio de Abdala, cuando el Cubadisco… Ojalá que me dieran una gira nacional. He estado en cosas pequeñas como los Jardines del Mella, las peñas de Heidy Igualada, Marta Campos, y presentaciones en la sociedad Cultural José Martí; pero este será más amplio y en un sitio muy importante para la cultura cubana. Por eso estoy un poco nerviosa, porque ponerte de acuerdo con los otros músicos es un lío, ya que cada uno trabaja con otros grupos. Hubo fallos en los ensayos. Lo haremos tres veces a la semana, es importantísimo que quede bien.
– ¿De dónde sale su inspiración a la hora de crear?
Yo creo en el momento en el que voy a crear. Si es un trovador u otro intérprete, lo sigo, sino me sigo a mí misma y compongo mis cosas; si es para cine me meto dentro de la película: hace poco hice La película de Ana, del fallecido Daniel Díaz Torres y logré muy buena comunicación con él. Me gusta eso de irme metiendo en el mundo de la otra persona.
– ¿En qué otras películas ha participado?
Realmente he tenido poca oportunidad de trabajar en cine de ficción, he compuesto música más para documentales. Hace poco trabajé con Isabel Santos, en uno sobre el Che, en otro acerca de Playa Girón, de Belkis Vega, y en el de Estela Bravo sobre la Operación Peter Pan, entre otros. Pero me fascina componer para el cine. No me resulta complejo. La música sale más cuando trabajo por encargo. Tengo que ver una imagen, que me hagan un cuento, algo que me estimule.
¿Y si eso no ocurre?
Tengo como segunda opción trabajar en la producción musical. Ahora, me alimento básicamente de mi estudio, en el que hago el papel de grabadora y productora. He grabado allí discos de Liuba María Hevia, Polito Ibáñez, Amaury Pérez; de orquestas grandísimas, como la de Maracas, y lo último que hice fue con el director de Aires de Conciertos, que tiene un proyecto de mujeres instrumentistas, excepto el trompeta que era hombre.
¿En su carrera ha sufrido algunas veces de machismo al ser una mujer que toca fundamentalmente instrumentos que suelen ser más usuales para los hombres?
En mi caso, el machismo de joven tenía problemas porque los hombres no admitían que supiera más o igual que ellos. Tenía esos problemas, ya no tanto porque me conocen y se adaptaron. El saxo es un poco fuerte para una mujer, hay que tener mucha respiración. Aunque cada vez son más las mujeres que lo tocan en festivales de jazz. Cuando era joven tocaba más y mejor, ahora, a mis 61 años, me cuesta trabajo, por tal razón dejé de tocar, para hacer arreglos y producciones. Yo me gradué de saxofón, y estudié también flauta clarinete, oboe y piano.