Entre los libros de la sapiencia hebrea está el Eclesiastés. Uno de sus pasajes más relevantes establece que hay un tiempo oportuno para todo bajo el cielo, un tiempo para odiar y un tiempo para amar y reconciliar, un tiempo para plantar y un tiempo para cosechar, un tiempo para destruir y un tiempo para construir. En presencia del sufrimiento causado por el reciente tornado en Cuba, ¿nos aplicamos la enseñanza?
A pesar de la destrucción que nos dejó en menos de veinte minutos un fenómeno natural, poderoso e inesperado, la polarización ideológica no se toma un descanso. ¿Es tiempo de eso?
Si un grupo de agentes del gobierno hace algo estúpido, corrupto o incompetente, como impedir que la Camerata de Zenaida Romeu entregue ayuda a los damnificados, es sano que se reporte y critique. Los “revolucionarios” que no quieren que se critiquen esos actos, lo primero que debieran hacer es prevenirlos y, si ocurren, pues admitirlos y empeñarse en resolverlos.
La regla es patrióticamente clara: cada problema que dificulte que un cubano tenga techo, comida, ayuda, debe reportarse, sin paños tibios.
¿No sería de mínima decencia patriótica que los diarios estatales, hicieran un reportaje, por lo menos uno solito, sobre la conmoción y el interés entre miles de emigrados por enviar ayuda y apoyar a sus compatriotas en la Isla? ¿No debería reconocer la prensa oficial el esfuerzo y disposición autónoma de artistas y empresarios privados? ¿Por qué un artículo tan bien hilvanado como el de Sergio Alejandro González Gallo, un periodista de Cubadebate, sobre la pluralidad y autonomía de actores que han respondido al desastre natural y las responsabilidades del estado no se publica en uno de los órganos de prensa oficiales de mayor circulación?
Pero criticar ineficiencias en el cumplimiento de las funciones gubernamentales exige también la responsabilidad de la objetividad, sin chanchullos. Para criticar con honestidad al gobierno no hay que inventar nada. Sus fallas y problemas son visibles.
Desafortunadamente, en lugar de centrarse en ayudar los damnificados, hay un corito que desde el primer día está dándole a la matraca anticastrista, sin objetividad ni balance alguno. Desde que se levantan hasta que se acuestan se centran no en la solidaridad con el afectado sino en sacarle lasca antigubernamental a la destrucción para acercar la brasa a su sardina. No es tiempo de eso.
Para denunciar lo que anda mal en la respuesta estatal al desastre no hay que pontificar teorías neoliberales sobre las virtudes del sector privado y la filantropía. Tampoco es justo difundir una serie manipulada de fotos y videos dando la apariencia de una ocupación militar en Regla y Luyanó.
La filantropía, por un lado, y el ánimo hacia una economía con más protagonismo del mercado y de la propiedad privada son importantísimos. Pero esa economía mixta para tener fondos que permitan lidiar con las demandas de destrucciones naturales como esta, necesita un gobierno con capacidad para regular, e intervenir. Para dar exenciones fiscales, primero tiene que haber impuestos. Hablar de atender pobreza, indigencia y desigualdad sin mencionar impuestos y presupuesto estatal es como disertar sobre Hamlet sin el príncipe de Dinamarca, que por cierto es una economía de mercado, con altos impuestos. ¿De qué país hablan los que traen una listica en la que exigen que se den exenciones fiscales a los negocios por recoger dinero y entregar ayuda? El énfasis no puede estar en pagar menos impuestos sino en que los que se recaudan se usen responsablemente.
Soy de los que piensa que el mejor homenaje a José Martí el pasado 28 de enero era repartir palas en lugar de antorchas; recoger escombros y ayudar al desfavorecido, pero entre expresar esa opinión y divulgar videos de ilustres desconocidos gritando groserías inconexas contra la marcha, o propagandizar con descalificaciones a toda la labor de rescate del gobierno, está la amplia brecha de la politiquería.
Ante un tornado como este, para el que nadie está preparado, generalmente se produce un reforzamiento de las fuerzas de orden. ¿Por qué? Pues porque pueden ocurrir robos, abusos en la distribución de las ayudas, y desordenes provocados por la desesperación.
Si las sociedades fueran formadas por serafines y querubines, no haría falta el gobierno, pero como están formadas por hombres y mujeres, hay funciones legítimas del gobierno, la policía y las fuerzas del orden, después de una devastación.
Todos los cubanos que en ejercicio de sus derechos se oponen y discrepan, que están llamando a votar NO contra la Constitución propuesta, pierden una oportunidad de oro, al no reconocer y apoyar las acciones del gobierno. ¿No sería saludable reconocer y luego exigir y monitorear el cumplimiento de esos compromisos con los más necesitados?
La virulencia con la que se ataca todo lo gubernamental desde estos sitios de revolucionarios descontentos con la Revolución, contrasta con la indulgencia con la que tratan las restricciones estadounidenses para la recogida de fondos, el envío de dinero, los viajes, y el comercio y la inversión desde ese país hacia Cuba.
¿Es acaso un secreto que el bloqueo/embargo procura, desde su gestación, causar dificultades económicas y desesperación para que el pueblo cubano se rebele?
Sería lógico que aquellos tan bravos con Díaz-Canel, descargaran algo de su ira sobre Marco Rubio, inmutable en medio de esta desgracia, mientras trata de impedir viajes que benefician a miles en la sociedad cubana y trabaja para activar el Capítulo III de la Ley Helms-Burton.
Es por lo menos posible sostener, ante tanta evidencia, que el aterciopelado trato hacia el tema del bloqueo/embargo tiene su causa en por lo menos temor, sino sumisión, a Washington.
“Honrar honra” –decía el más grande de todos los cubanos, José Martí. Una postura patriótica dicta respetar los esfuerzos de ayuda a nuestros compatriotas que están en desgracia y necesidad, no importa la ideología de sus actores.
Si proviene del gobierno, que tiene la primera y mayor responsabilidad con la asistencia social, merece respeto; si viene del sector privado, la emigración, las iglesias, o los artistas, respeto también. Siempre respeto. Reconstruir un techo no tiene signo ideológico, como no lo tienen las latas de comida, ni las botellas de agua.
Como dice el Eclesiastés hay un tiempo para todo bajo el cielo. Para las broncas políticas habrá hora. Hoy, después del tornado, es un tiempo de ser cubanos. Cubanos y nada más.
Dura la situación de todos estos damnificados, cerca de 350 derrumbes totales, más de 1200 parciales y miles de ciudadanos entre ellos ancianos y niños sin comida, sin techo, sin una cobija para dormir y protejerse del frío, a merced de dios, solo cuentan con el apoyo y ayuda del pueblo-bloqueada por los gobernantes- y su fe pues el gobierno solo se vuelve reuniones y muchas explicaciones y justificaciones para calmar los ánimos, se q están restableciendo la luz y la telefonía pero el pueblo requiere otras atenciones de inmediato. Estas situaciones desastre dejan al desnudo a nuestro país o son muy indolentes o no tienen como responder o ambas pero es imposible que un país que se respete no tenga para desde el minuto cero después del desastre comenzar con atenciones y poner bajo techo y a buena cobija a todos los damnificados pero además movilizar a su ejército en las labores de recuperación, atención y organización y liberar de inmediato recursos y dinero para dar respuesta. Esto solo demuestra el complicado ejercicio del mando en Cuba, a los militares les sobran recursos y materiales para apoyar pero no lo hacen, los gobiernos desde la asamblea nacional hasta los provinciales y municipales son presupuestados y dependen de lo que le den o sea son más que pobres, entonces Díaz-Canel está de adorno, no tiene mando, ni decisión, depende de lo que decida Raúl -que ya no decide- y de las migajas que el dispone. En Cuba todo es de los militares-digase López Calleja- disponen de miles de millones para hacer hoteles, marinas y surtir su cadena de tiendas tecaudadoras pero para ellos el pueblo y sus necesidades no cuentan, no existen, ni les preocupa. Es dura la realidad, cuanta sumisión, cuanta indolencia y nadie levanta la voz para defender al pueblo, solo el mismo pueblo y los emigrados muestra sensibilidad.
Si uno quiere entender la profunda esencia del comportamiento de la dictadura, explicado con “peras y manzanas” les recomiendo la columna de Enrique del Risco:
http://enrisco.blogspot.com/2019/02/el-tornado-y-la-sombrilla.html
Acertado, muy acertado. El momento de hacer. Una voz sensata entre la inmundicia e inmovilidad. Cubanos a los cubanos. Gracias
Arturo: Es probable que haya un momento para todo en este mundo. ¿No te parece que el momento de sacar al pueblo cubano del hambre, las necesidades, la carencia de viviendas dignas, la falta de libertad, el irrespeto a los derechos humanos elementales, etc, etc, etc, se le pasó, casualmente hace décadas a los dictadores de La Habana? ¿No justifica eso la irritación popular? Tuviste la presencia de animo de citar a Martí, lugar común de los defensores de la dictadura cubana. También Martí dijo: “Cuando los pueblos emigran, los gobiernos sobran”
Los justo es lo que has dicho aqui, nada justifica a un bando ni al otro para criticar, ensañarse y desacreditar, es la hora de hacer y dejar de politizar la desgracia, lo que está errado de cualquier parte que venga hay que enmendarlo y no desgastarse en innecesarios ataques al contrario.
Una vez mas, debo felicitar de todo corazon a Arturo Loopez-Levy por lanzarse valientemente ante esta jauria humana, presta a devorar a todos quien ose decir verdad, cualquiera que haga un llamado a la cordura y la armonia o por simplemente exigir sus derechos ciudadanos de auxiliar a sus co-nacionales.
La mala intencion aparecida en la mayoria de los articulos divisionistas, destructores y odiadores de todo lo que es Cuba, no tiene paralelo y parecen provenir de personas recien llegados de Marte o que no estaban en el mundo, cuando miles de personas se ahogaban durante el huracan Katrina en New Orleans, mientras el presidente George W. Bush sobrevolaba aquel infierno. Tampoco vieron a Donald Trump jugando pelota lanzando rollos de papel en medio del desastre del huracan Maria en Puerto Rico mientras miles de personas morian de hambre o por enferedad.
Tampoco ha levantado un dedo el presidente Donald Trump que maneja el mayor presupuesto del mundo por miles de personas sin casas o por los muertos ocasionados por los masivos incendios de California, ni ha respondido a la estela de desolacion y muertes dejado por el huracan Michael, que asolo recientemente la Florida, Georgia, Las Carolinas y Virginia?
Nadie podra estar de acuerdo con ninguna indolencia, error o desatino del gobierno Cubano y corresponde a cada uno de nosotros, señalarlo una y otra vez, a riesgo de lo que sea y muy a pesar de conocidos plumiferos en Cuba, que estan a la caza de todo aquel que haga la menor Critica Constructiva, que tanto predico Fidel en Vida.
Pero de ahi a alinearnos, con sicopatas, enfermizos y bribones como Marco Rubio, Diaz-Balart, Claver-Carone y Oscar Haza, facistas como John Bolton y Pompeo, energumenos como Donald Trump y FOXX TV es infame e inmundo; sabiendo que el presupuesto en poder del presidente Diaz-Canel (sin los efectos del bloque) es una minuscula fraccion del presupuesto del Miami, Orlando o Georgia.
Cuba no puede permitir que la Guerra fraticida que han incubado durante medio siglo ocurra, como consecuencia del Tornado ni a la obstinacion oficial de marginar a parte de sus hijos de la recuperacion nacional.
Bravo. Ojalá muchos compartan su artículo en ésas redes minadas de odio, reflexionen, ayuden y dejen a un lado la pasión política para asumir la pasión solidaria, de la froma que esté a su mano.
Saludos desde Regla
Vivo en la Ciudad de México, capital de un país donde hay sepetecientos partidos políticos, todos antagónicos entre sí y que no pierden la más mínima oportunidad para criticarse dura y cruelmente unos a otros. Un país con un índice de violencia, corrupción y enajenación social insoportable, donde cualquiera saca una pistola y te dispara por una discusión de tránsito. Un país segmentado por el feminismo, la intolerancia a los diferentes por cualquier razón, excluyente de las comunidades originarias y un sinfín de problemas más que hacen agobiante la vida, sin embargo…
Cuando el terremoto que azotó la ciudad en 2017 TODOS se unieron en el rescate y la ayuda, sin importar nada de lo mencionado en el párrafo anterior. Los partidos políticos tuvieron la decencia y el tino de no politizar la tragedia, porque tiempo que utilizas en críticas o reclamos de protagonismo, es tiempo que le robas a los damnificados. La gente donaba de todo (incluso hubo que restringir la recepción de algunos productos por exceso de inventarios) y lo llevaba mayoritariamente a los centros de recepción y clasificación (a pesar de la corrupción galopante que existe aquí), sin reclamos de protagonismos, sin querer entregar en persona sus donativos. Las escuelas recogían entre sus estudiantes de cualquier nivel lo que pudieran llevar y el gobierno (con el menor índice de aprobación popular en la toda la historia republicana) lo distribuía y no había críticas ni suspicacias por parte de nadie, ni de la población ni de partidos políticos antagónicos.
Es inexplicable que en Cuba, donde si tiembla en Nepal o Paquistán para allá manda de inmediato, a sus costos, varios contingentes con ayuda de todo tipo, un pueblo que se enorgullece de su solidaridad e internacionalismo, se ponga en estos momentos tristes y urgentes a rasgarse vestiduras políticas y reclamos de protagonismos.
Hay un tiempo para todo bajo el cielo. Para las broncas políticas habrá hora. Hoy, después del tornado, es un tiempo de ser cubanos. Cubanos y nada más.
Demoledor comentario.
Arturo, totalmente de acuerdo. Yo que he dado pico y pala, que he cargado escombros y materiales de construcción en Regla, que doné mis mandados de la bodega y parte de la pacotilla de mi último viaje; te digo que estoy de acuerdo con usted. Y más hambre pasan ustedes los de los comentarios, más harapiento y sucios son ustedes. Cuestiono el gobierno, porque perfecto no es y mucho le falta para ser lo que se espera y merecemos los cubanos, critico y exijo mis derechos, porque para eso trabajo (como ingeniero en una empresa del estado), pago impuestos y simplemente soy cubano. Pero hay que ser consecuentes y realistas. Mientras unos gritan y hablan mierda hay una pila de hombres y mujeres trabajando sin parar poniendo postes y reparando la electricidad, sacando escombros, gestionando y repartiendo materiales de construcción y no se les paga por eso, están ahí por voluntad propia y porque en sus trabajos (del gobierno) se los pidieron, y ninguno dijo que hay que pagarles mas salario por eso o que hay que bajarles no se que impuesto. El merito de todo esto está en la satisfacción del deber cumplido.
Aplausos!!!