Los viajes de ida y vuelta de Yosie Crespo a la Isla han permitido el contacto entre esta autora y sus lectores; sin embargo, quedaba como deuda la concreción física y poética de estos encuentros. La deuda pronto será saldada, puesto que su poemario Caravana verá la luz, bajo el sello Letras Cubanas, en la próxima Feria Internacional del Libro de La Habana.
Yosie Crespo huye a las definiciones de generación, su país se encuentra justo en el punto medio entre sus raíces cubanas y su vida en Estados Unidos, donde es considerada una de las voces poéticas jóvenes de mayor importancia en Miami. Desde allí ha cimentado una obra que le ha valido varios reconocimientos, entre ellos su condición de finalista del Premio Paz de Poesía 2016, por su libro Como si fueran grullas fugitivas.
Las puertas de la Feria del Libro de La Habana están a punto de abrirse y con Caravana el público cubano podrá acceder a Yosie Crespo, la poeta; a Yosie, la mujer que retorna.
Caravana es un poemario que tiene un centro temático: la pérdida. Una pérdida que asume muchos cuerpos y rostros, muchos personajes y núcleos de dolor. ¿Piensas que hay una visión desgarradora de la Historia en tu poesía?
Caravana es un libro escrito desde un mundo proyectado que se nutre de la realidad. Es confidente de pasados impuestos, recorre tiempos que van desde lo traumático hasta lo cotidiano, logra de un modo muy íntimo incorporar cambios en el proceso de crecimiento: se habla de lo que algunos carecen y lo que otros poseen, de ideas inconcebibles, se habla de traumas a veces originados en una única mente.
Es un libro que habla sobre las cosas difíciles. Es precisamente por eso que la pérdida es una de sus protagonistas, porque sin pérdida no existe un verdadero aprendizaje de vida.
En tu trabajo como creadora, ¿ves las marcas de una generación poética?
Me fui a los Estados Unidos con mi madre cuando cumplí diez años y he vivido más de veinticinco fuera de Cuba, lo cual establece conciencia de una marca en mis libros, que han sido escritos todos lejos de mi país de origen. Hay etapas que recorren desde la negación y vacío que siguen a todo inmigrante, hasta llegar a la evocación del objeto isla como intento de levantar cualquier realidad que sustituya el desarraigo.
Sería difícil establecer un sentido de pertenencia con alguna generación si desde un comienzo he tenido esa sensación de no pertenecer y de no encontrarme, incluso en los lugares comunes. Siento además que aun pudiendo etiquetarme no es a mí a quien le corresponde hacerlo, no en este momento aún temprano de la vida.
Cuba es uno de tus referentes espirituales y escriturales más cercanos. ¿Cuánta ansia, cuánta soledad de Cuba vive en tu poesía?
Pienso que el país de origen deviene clave como herramienta para hacer literatura (es el lugar natal, una cueva donde los mejores personajes se esconden). Si bien en mi caso esa corriente no domina por completo mi poesía, es Cuba para mí un motivo real que siempre aparece con nitidez hacia el final del poema y en su influencia más clara, es el vínculo entre raíz y rama, y puede en ella haber tanta ansia como divinidad. Es el símbolo de una voz que sabe que ha de romper desde fuera porque nadie lleva, en su interior, los oídos preparados para un grito de alerta.
¿Qué podrá encontrar el lector cubano en las páginas de Caravana?
La fugacidad del instante y una puerta que se abre para observar bien dentro de sí mismos el orden frágil del devenir de las cosas. Quiero que encuentren en sus páginas la necesidad espiritual de levantarse sobre las más complejas circunstancias, que no se sientan invadidos o asaltados ante la posibilidad de desprenderse definitivamente de algo porque eso también es un modo de elegir y, a través de la lectura, también vamos escogiendo: leer en el mejor de los casos es también elegir.