Aquella tarde de sábado cuando salí de casa de Beny Billy, cercana a la calle Trocha, lo encontré como a tres cuadras. Venía en dirección opuesta a la mía, lo intercepté y amablemente le expliqué la intención de mi entrevista.
Por primera vez lo analizaba de cerca. Es un tipo que definitivamente llama la atención. Parece salido de un set de filmación de una película de los años cincuenta, que deambula por las calles del centro de Santiago de Cuba en pleno siglo XXI. No importa que haya un sol abrasador y más de 30 grados Celsius. Mientras todos van a la moda, bien ligeros de ropa, él siempre viste traje de dril cien, zapatos de dos tonos, sombrero y bastón.
El Beny santiaguero, como también lo conocen, es uno de esos personajes que, como lo fue Rita la Caimana en Bayamo o El Caballero de Paris en La Habana, matizan de manera distintiva las calles de una ciudad y se convierten en ícono de ellas de manera perpetua. Como ellos, tal vez él tenga un toque de demencia o posea alguna que otra adicción, sin embargo, a diferencia de los anteriores, es poseedor de un talento singular.
Cámara en mano, durante días indagué sobre su paradero en la Plaza Dolores, en bares cercanos a las calles Enramadas y Heredia y en los alrededores del Parque Céspedes. Pregunté a camareros, juglares y porteros. Muchos lo habían visto recientemente. Sin embargo, su presencia se me mostró escurridiza hasta aquella tarde. Cuando nos encontramos aquel sábado, sus palabras, fulminantes, me sonaron como una bofetada. Mis entrevistas tienen un alto precio, dijo. Y siguió su camino sin mirar atrás.
José Manuel Villa Carbonell, santiaguero de 52 años, ex boxeador, cantante no profesional que no solo posee el don de una tesitura vocal muy similar a la del señor Beny Moré, sino que afirma que es la misma reencarnación del Beny. Durante años, Beny Billy se ha paseado por el centro de la ciudad, presumiendo de su melodiosa voz e interpretando temas antológicos del Bárbaro del Ritmo.
Fue gracias a ese don que llega al cine en el año 2006, cuando le pone su voz a todas las canciones que figuran en la película El Beny, co escrita y dirigida por Jorge Luis Sánchez. Este supo de la existencia del Beny santiaguero y lo invitó a formar parte del elenco de la película. Los directivos del filme no querían utilizar las copias existentes de las canciones originales de Beny Moré por no cumplir determinados requisitos técnicos. Por eso decidieron que Beny Billy grabara cada canción. Así que en honor a la verdad, la película no sería la misma si la banda sonora no hubiera sido interpretada por él. Resulta tal el parecido de la voz de José Manuel con la de Beny Moré, que durante la postproducción de la película, invitaron a Hilda Moré, la única hija del Beny residente en Cuba, a escuchar las grabaciones, y ésta confundió la voz de Beny Billy con la de su padre, según cuenta el productor musical Juan Manuel Ceruto.
La película sobre el Bárbaro del Ritmo contribuyó, de cierta manera, a apreciar más la voz de Beny Billy, generalmente desconocida para quienes no la han escuchado en las calles de Santiago. Sin embargo, hay que decir que él ya era famoso, al menos en el extranjero, años antes del estreno de esa película en Cuba.
En febrero del año 2002, el empresario y productor musical Peter A. Scott junto al cantante Natty Bo, ambos británicos, llegaron a Santiago de Cuba, con el objetivo de buscar un intérprete que los acompañara en su proyecto musical denominado Ska cubano. En una ocasión, Beny Billy cantaba mientras tocaba el tres en un bar del centro. Cuando Natty Bo escuchó a aquel exótico personaje, supo de inmediato que era la voz que necesitaba para su proyecto.
El Ska es un género musical jamaicano precursor del reggae. El proyecto Ska cubano combinó ese ritmo con son, mambo, y otras sonoridades caribeñas como la cumbia y el calipso. Parte de las grabaciones se realizaron en los estudios EGREM Siboney de Santiago de Cuba, para luego mezclarse en Londres. El disco salió al mercado internacional ese mismo año bajo el sello Casino Sounds.
El proyecto reunió a verdaderos talentos musicales, entre los que se encontraba el legendario trompetista jamaicano Eddy “Tan Tan” Thornton, leyenda viva del reggae y del ska, quien ha trabajado con Rolling Stones, Los Beatles, Boney M y Jimi Hendrix. “Babalú”, “Changó” y “Yiry Yiri Bon” son algunos de los temas del disco, versionados al estilo ska, donde se puede apreciar la gran capacidad interpretativa de Benny Billy. Para promocionar el disco, los miembros de la banda realizaron una gira y ofrecieron varios conciertos en diversos escenarios de Inglaterra, Alemania, Bélgica, Holanda, España, Francia, Grecia y Japón.
El destino conspiró para que semanas después del encuentro fallido de aquél sábado, nos tropezáramos nuevamente en una esquina cercana a la Plaza Dolores. En esta ocasión, accedió solo a posar para una foto, a cambio de un beneficio a su favor.
¿Cuándo descubriste que El Beny había reencarnado en ti?, ¿Si tuvieras la posibilidad de grabar un disco homenaje al Bárbaro del Ritmo, cuáles canciones no deberían faltar?, ¿Por qué crees que el Proyecto Ska cubano, ha resultado un éxito en Europa y es un fenómeno prácticamente desconocido en Santiago?, ¿Cómo surge la idea de tu primer concierto oficial en el Teatro Martí de Santiago, acompañado de la Banda Provincial de Conciertos? Las posibles respuestas a estas, entre otras interrogantes, habrían cambiado el rumbo de esta crónica si Beny Billy hubiera accedido a escucharme.
Su proceder calculador, su comportamiento interesado y metalizado, huraño en ocasiones, conforman la armadura que protege a este caballero bohemio, como respuesta ante el desencanto y la decepción acumulada, provocada tal vez por personajes de los medios, periodistas, cineastas y hasta turistas que de algún modo, habrían utilizado su imagen y su voz para lucrar, obtener beneficios, romper con él lo pactado y al final no entregarle la parte acordada.
A pesar de poseer una personalidad controvertida y recordarme que a algunos personajes populares o famosos no se accede fácilmente, tal vez haya llegado el momento en que productores o músicos cubanos consideren el deseo de Beny Billy de homenajear con su voz al hijo ilustre de Santa Isabel de las Lajas, antes de que quizás, escuchemos un día que convirtieron su imagen en una estatua de cera o en una escultura de bronce, en una de las aceras de Santiago por donde él suele merodear.
Por: Guillermo Salas García
es un detalle – pero por favor escriban al cantante más grande de Cuba igual como su maravilloso “copiador” con dos N. Incl. este texto (hermoso) oscila entre Beny (incl. ya en el título..) y Benny… :-).. Not nice!