El documental Lorca en La Habana, que se presentó este miércoles en Sevilla, ofrece una visión del poeta español Federico García Lorca “alejado del martirologio” con el que se le suele identificar y refleja la imagen de un hombre “fresco, vivo y feliz”.
Así lo señalaron los directores del filme, José Antonio Torres y Antonio Manuel Rodríguez, quienes —conscientes de que la imagen que perdura del Lorca es la de su trágico final asesinado por la dictadura Franco— han huido de repetirla y han indagado en su estancia en La Habana, ciudad a la que llegó para pasar una semana y se quedó tres meses, por toda la alegría y la felicidad que halló en la isla.
Por eso, todos los entrevistados en el documental son cubanos y se grabó en escenarios que García Lorca frecuentó, como el Hotel Unión y otras localidades relacionadas con aquel periodo como Matanzas, Pinar del Río y Santiago.
Antonio Manuel, en la conferencia de prensa posterior a la proyección del documental, se preguntó por las razones de que una estancia tan importante para la vida del poeta, como fueron aquellos tres meses en Cuba, sea uno de los periodos más desconocidos de su vida.
Recordó que Lorca llegó a Cuba tras haber estado en Nueva York de la gran crisis económica y social del crack’ del 29 y de comprobar en la mirada de los obreros y de los negros “las consecuencias del capitalismo más salvaje”.
En este sentido, el director señaló que en la película, por contraste con todo eso, se pretendió recrear “toda la vitalidad que Cuba produjo en Federico”.
Por su parte, Torres, que confesó se trata de la película con la que más ha disfrutado, habló de la universalidad del poeta: “Cuba es un país en el que se representa mucho a Lorca y donde es muy querido”, señaló.
Antonio Manuel insistió en la idea que quisieron trasladar al documental; la de que Cuba “puso luz a la vida personal” del poeta y que aquella experiencia, en contraste con la dictadura de Primo de Rivera que había dejado en España, le supuso “una revolución íntima que cambió radicalmente su vida”.