Nadie en Cuba la conoce como Neris Amelia Martínez Salazar. Hace mucho tiempo otro nombre reemplazó el original para, desde entonces, convertirse en lo que es: Juana Bacallao. Si el ron, la música y el tabaco constituyen símbolos innatos de esta Isla, Juana también lo es. Algunos la llaman La Diosa Negra de todos los tiempos pero, en realidad, ella solo se cataloga como una artista sencilla y luchadora. Juana es una cubana “jodedora”. Se ríe a carcajadas, baila y bromea con cualquiera.
Sin ningún atisbo de modestia enfatiza siempre lo fina y lo educada que es. Si bien el éxito la ha acompañado, no es menos cierto que fue difícil alcanzarlo antes de 1959 y, después del triunfo revolucionario, tuvo que enfrentarse a más de un escollo. Miles de historias giran en torno a su figura. Para ir al agro o visitar a un amigo se viste tal y como si fuera a salir en escena. Conjuga palabras, en ocasiones incoherentes, para elogiar o maldecir a alguien.
“Tengo El Gato boca arriba”, y uno tarda en comprender que habla del cabaret habanero El Gato Tuerto donde se presenta pasadas las doce de la noche. Así es Juana. Nuestra… y del mundo.
— Juana, ¿es verdad que siendo niña se escapó de un Colegio de Monjas?
— Sí, muchacho. Me escapé. Era un fenómeno. Son fenómenos que vienen, cosas grandes de la vida, entiendes.
— Su descubrimiento en el mundo del arte se debe al compositor Obdulio Morales, ¿cómo recuerda su etapa junto a este músico?
Fue una etapa bastante dura y bastante grande. Obdulio para mí es el símbolo de un hombre muy grande, porque hizo a muchas estrellas, entre ellas, Merceditas Valdés. Obdulio compuso la guaracha “Yo soy Juana Bacallao”, y óigame eso sonó que lo sabe toda Cuba. Fue un escándalo terrible en aquella época. Ese número fue el que me llevó a la cumbre. Usted sabe que yo soy sincera, mi hermano.
— ¿Qué pasó entonces?
— Se formó la “rebambaramba” y llegó a la vitrola de Cuba. Oye, yo soy una persona preparada. Todo el mundo sabe que soy mundial, no “chicha mameluco” ni fulano.
— Su incursión en el cine le permitió trabajar con exitosas figuras, ¿a cuáles recuerda con más agrado?
— Fueron muchas. Entre ellas, la gran Ninón Sevilla. ¡Ay chico, qué mujer esa! Ella trabajaba conmigo en el club Sevilla y parece que tenía una “enamorao” hasta que se puso así. Ha vivido mucho en México. La película primera mía fue Yamba-O, con Ninón Sevilla y ahí trabaja Martha Jean-Claude. Yo salgo lavando. Creo que con Ninón tengo como dos películas. Otro éxito mío que sonó fue “La Caperucita se divierte”, una revista de cabaret dirigida por Joaquín Riviera con Meme Solís y otras estrellas. Muchacho pa’ qué fue aquello, dos años estuvimos llenando El Capri.
— Cuentan que su actuación en la Organización de Naciones Unidas fue catalogada de sensacional, ¿es cierto?
— Eso fue lo máximo. Allí estaba junto a las señoras Argelia Fragoso y Omara Portuondo. Pero yo acabé, niño. Esta señora Juana trajo dos trofeos que me lo entregaron los merielitos.
— Juana, ¿cuénteme cómo conoció a Michael Jackson?
— Óigame, hay cosas muy grandes, mi hermano. Aquel día estaban en el show Omara y la gente de Tropicana, pero de pronto empezaron a gritar: ¡Juana mira lo que tienes alante! ¡Juana mira! Y cuando voy caminando lo veo y lo empiezo a sacudir. Son historias, chico. Cosas muy bellas.
— En París también actuó junto a otra figura importante de la música…
— Sí, con la distinguida señora Celia Cruz que me mandó a buscar en el Barrio Latino. Yo alboroté eso. El encuentro 40 años después.
— ¿Hasta en Hollywood se presentó usted, Juana?
— A mí me mandaron a buscar de “Jolivu” hace tiempo, para filmar la película La Santera, qué cosa más grande, no me pongas triste. El director de “Jolivu” tiene delirio conmigo. Decían que yo era maldita, que era candela, que era muy buena artista. Y puse a gozar todo aquello.
— A la hora de presentarse, ¿cuáles son sus “técnicas” para enganchar al público?
— Mira, yo he hecho todas mis cosas sin maestros, eso nace. Mi lucha viene de atrás. Yo hago lo que la naturaleza me dio, yo no me guío por libreto ni nada de eso. El arte nace, el arte no se estudia.
— Disculpe el atrevimiento pero, ¿qué edad usted tiene?
— Bueno, la que tengo y la que represento.
— ¿De qué manera se cataloga Juana Bacallao?
— Como artista yo soy muy sencilla, soy una mujer sencilla. Me debo al pueblo, porque el pueblo fue quien me hizo estrella. Esto me lo dio la naturaleza, yo no he estudiado nada. Claro, yo luchando. Menos mal que el destino me dio algo, porque hay más fea que yo. Sí, hay coco más coco y aguántame que vengo agresiva. Además, el pueblo de Cuba sabe que Juana Bacallao se ha entregado toda la vida en la pista.
Juana original y sin copia al que Dios se lo dio San Pedro se lo bendiga,,tendremos juana p’a rato