Jungle Fire es una explosión de adrenalina. Con su música energizante, la banda estadounidense se gasta un show que pone en combustión los cuerpos para unir la noche con el día. Así lo viene demostrando desde que subió por primera vez a un escenario y ahora los cubanos podrán comprobarlo en directo, durante su debut en la isla en el Festival Jazz Plaza 2023.
“Estamos super emocionados con este viaje. Ir a Cuba y tocar nuestra música para la gente que ha inspirado una buena parte de lo que hacemos es fenomenal”, dice a OnCuba Alberto López, percusionista de la banda, en una breve conversación antes de armar las maletas y poner rumbo a La Habana.
Jungle Fire fue fundada en 2011 por un grupo de amigos que buscaban en la música una forma de expresión de sus inquietudes individuales. Encontraron en las múltiples posibilidades del afrofunk, aderezado con otros elementos sonoros, una vía hecha a la medida de sus intereses creativos.
Saltaron luego a los escenarios y nadie ha quedado ajeno a la cautivante propuesta de la alienación: una fiesta orientada hacia las pistas de baile en la que reina el sudor, la alegría y la pujanza musical. Sobre todo, de esa música nacida de la experimentación y que bebe de los orígenes mestizos del funk y de las sonoridades contemporáneas llegadas desde las máquinas de los djs. O sea, la música de Jungle Fire es una fiesta en escena repleta de alegorías al eclecticismo sonoro y de la reivindicación del poderío de la fusión.
La disquera Nacional Records, que llevó en 2006 a Manu Chau a Cuba, ha estado detrás de esta primera visita del “Fuego de la Jungla” a Cuba. La productora Jennifer Sarkissian, una de las máximas responsables de la gestión del sello, adelantó la calidad y la fuerza de esta banda. “Son buenísimos en vivo”, dijo. Y no le falta razón. El grupo no ha parado de surcar un mar de elogios por su potencia y la naturalidad con que despliegan su arsenal rítmico, ante en el que muy pocos pueden quedar indiferentes.
Jungle Fire responde, por sobre todas las cosas, al sonido de Los Ángeles. Sus músicos, también. El recorrido que han desplegado antes de sumarse a la banda habla por sí solo de la mezcla y la calidad sobre la que sustentan su proyección escénica y discográfica. Varios de sus miembros han actuado junto a figuras y agrupaciones como Celia Cruz, Ozomatli, LCD Soundsystem y U2, por solo citar algunos nombres sagrados para los melómanos.
La expectación por compartir su música con los cubanos crece en la banda mientras se acerca el día del arribo. “El concierto en el Callejón de Hamel del 29 de enero, homenajeando a los rumberos que nos han dejado, será un gran evento y estamos muy felices y honrados de que nos hayan incluido”, dice el percusionista.
Tocarán, además, el 26 de enero en La Fábrica de Arte, y un día repetirán la dosis en el Teatro América. El 28 llegarán a la Casa de la Cultura de Plaza, sitio fundacional del evento. Durante sus presentaciones tendrán entre sus invitados a notables músicos de la isla como Orlando Valle “Maraca”, Jesús Fuentes, Julio Valdés y la tropa de los Rumba All Star.
Jungle Fire tiene en su catalogo una serie de discos que representan ese calidoscopio sonoro que define la banda y sobre el que se sustenta sus raíces, en el que no faltan géneros como la cumbia y el afrobeat. Por cierto, la banda participó en una versión del antológico tema “Bacalao con Pan”, que podría llamar la atención hasta del propio Chucho Valdés. Y seguramente el tema ocupará un lugar de privilegio en sus conciertos cubanos, donde repasarán su discografía, conformada entre otros por los fonogramas, Jungle Fire, Jambu y Tropicoso.
Precisamente su segundo álbum, Jambu, los colocó directamente en el radar. A partir de la salida de ese explosivo e inclasificable coctel sonoro, se adentraron a fondo en el circuito internacional y comenzaron a reventar los escenarios con una mezcla hecha en los laboratorios musicales más eclécticos.
En verdad, esa forma de asumir el legado de grandes como James Brown o Fela Kuti y acompañarlo de las tendencias más radicalmente contemporáneas de la música, ha hecho de esta banda un espectáculo para guardar en el espacio de la memoria reservado para los conciertos más trepidantes. Y nada mejor para la vida de La Habana que el estremecimiento que despliega Jungle Fire, una propuesta artística telúrica que recuerda sobre el escenario que, al menos en la música, todo es posible.
Cuba esta dividida por el gobierno que sigue alimentando el regionalusmo.
A ellos solo les interesa la ruina de la Habana y occidente. Todo centralizado en la Habana