Fiel a su estilo dramatúrgico, la más reciente puesta en escena de Jazz Vilá Projects (JVP), dirigida por el actor y director que le da nombre al grupo, apuesta por mezclar el teatro con elementos más característicos de otros medios más modernos.
La actual circunstancia que vive Cuba a causa de la pandemia de la COVID-19 ha hecho reinventarse a más de un artista, siendo el teatro una de las manifestaciones más afectadas y privando al actor de ese contacto directo con el espectador en tiempo real, esencia vital de las artes escénicas.
Desde su irrupción en la escena teatral habanera, las obras de Vilá han buscado atraer al público joven, fiel o no a las tablas, e incentivar al sector más juvenil a que asista al teatro y despertar la pasión en ese tipo de público.
De disímiles artilugios se ha valido el actor y director, por lo general combinando elementos más propios de otras dinámicas culturales, principalmente la televisión, para hacer más llamativa la puesta en escena, siempre con el teatro como motor principal de sus obras.
Quizás lo más cercano a Vestuario o Maquillaje (VOM), su obra más reciente, fue Eclipse, uno de los montajes anteriores del grupo, donde el teatro y el formato televisivo propio del reality show se mezclaban para recrear la conocida La señorita Julia, de August Strindberg.
Ahora con VOM mantiene la dinámica de conjugar el teatro con el lenguaje audiovisual, al potenciar más este último recurso con el estreno de la primera serie teatral cubana creada para Internet, una pieza novedosa sin duda alguna y que despertó gran expectativa en redes sociales, gracias al eficiente trabajo de marketing realizado por su equipo, aspecto donde destaca con creces la compañía.
Sobre tal asunto vale la pena hacer hincapié, más allá de la exitosa campaña mediática de comunicación que desarrolla JVP, pues el trabajo de promoción con patrocinadores de diversa índole resulta otra de las estrategias a resaltar en el trabajo de Vilá y su equipo.
En VOM además de actores invitados, participan cantantes, influencers y emprendedores, con un personaje distinto, acorde a las características de estas personas, dígase Haila, Hansel (cantante de Ángeles), Carnota y Daniela Reyes (influencers), Dorian (emprendedor), por solo citar a algunos de los invitados ajenos al elenco actoral. De igual manera, la obra gana con las actuaciones de Miriam Learra y Amada Morado, dos consagradas actrices probadas en el cine, la televisión y el teatro, así como con las intervenciones de Luis Silva y Heidy González, más adaptados a las rutinas de programas humorísticos televisivos.
Vilá concibió estos roles para que cada involucrado se sintiera cómodo, interpretándose en una suerte de parodia de sí mismo en muchos de los casos, y así no romper con la línea argumental desarrollada por el resto del elenco de la compañía.
Respecto a la propuesta en general, la comedia es el género escogido al igual que en ocasiones anteriores por Vilá, para presentar al público en ocho capítulos de alrededor de cuatro minutos de duración, las peripecias en el accidentado Teatro Pandora, donde los camerinos de Vestuario y Maquillaje deben compartir un espacio en común.
Aunque la intención del director fue mantener una puesta en escena lo más fiel a la praxis teatral, por momentos se pierde a causa del guión que no logra hilvanar una historia concreta, y no sabemos si estamos ante una pieza de teatro para la Internet o una suerte de sitcom malograda.
En el caso de los invitados, en su mayoría sin vínculos profesionales con la actuación suplieron en buena medida dichas carencias, aunque se vio afectada su participación por la concepción misma de sus personajes, que debieron ser mejores escritos acorde al hilo conductor de la serie.
Ya se conoció que habrá segunda temporada, donde de seguro el equipo de JVP tendrá más tiempo de organizar y repensar mejor sus roles, en aras de un espectáculo más fiel a la tradición teatral y tratar de no perderse en las características de las sitcom televisivas, sin abandonar el estilo particular de la compañía, que va buscando perfeccionarse con cada una de sus presentaciones.
Recordemos que el principal propósito de este joven director es atraer al sector más joven de la sociedad al teatro, así como crear un producto artístico que guste a todo tipo de público y que sean espectáculos sustentables, gracias al apoyo de patrocinadores, una práctica que pocas compañías emplean en Cuba.
Bien sabido es que el teatro necesita recursos que muchas veces son muy difíciles de costear para las compañías nacionales y con la recaudación en salas, apenas alcanza para dichos propósitos.
Referente a la creación de productos audiovisuales para Internet, JVP puede que no sea de los primeros en el país en utilizar dichos recursos para promover sus obras, pero sin dudas va más allá de colgar un video en una plataforma social para que las personas puedan verlo en caso de no poder asistir a la función en vivo.
Más ahora con la actual pandemia por el virus del SARS-COV-2, se hace necesario repensar tal escenario, con su particular público, para dar a conocer espectáculos escénicos y crear contenidos específicos para las plataformas digitales, y es ahí donde Vilá lleva la delantera, al menos en el ámbito escénico nacional.
Si bien ya hemos podido ver algunos acercamientos a este tipo de productos como la serie juvenil 10lxs (10 latidos por segundo), creada de manera casi empírica por youtubers e influencers, (una propuesta para el olvido), así como productos aislados de actores en sus redes sociales, falta mucho terreno por explorar en el vasto entorno audiovisual para Internet.
Por lo pronto tendremos que esperar la segunda temporada de Vestuario o Maquillaje, un producto que necesita multiplicarse en el panorama creativo cubano, carente de propuestas para el público nativo digital amante de las artes.
Muchas gracias por este trabajo periodístico, celebro sus halagos y reconozco sus criticas ya que evocan lo constructivo en harás de mejorar próximas ediciones. Necesitaríamos más periodistas como usted. Gracias nuevamente.