En una semana justa empieza el Festival de Cine en La Habana que, como todo el mundo sabe, es la época en que la gente, sin ningún pudor, se vuelve confusamente friolenta. A veces corren con suerte, es cierto, pero hay otras en que sin alertarlo por el segmento del tiempo de ninguna de las imponderables emisiones del noticiero nacional, tienen que hacerse cargo de unas masas de aire tempestuosas que atraviesan únicamente sus anatomías. Me refiero a las anatomías de los muchachos y muchachas que desandan en esos días la calle 23 de un lado a otro con cuellos de tortuga y espesos suéteres de estambre. Y no es que haya que condenar a nadie por eso, está claro, porque la gente se mira delante del espejo o en la ventanilla de los carros o en un estanque de agua y se siente encantadora con un impermeable y una bufanda, y esa es una buena sensación, una sensación que podría sostener, dado el caso, una isla entera. El cine, el cine cubano, el cine cubano de los últimos veinte años, quiero decir, es el que no podría hacerse cargo ni de dos metros cuadrados de tierra.
Alguien podría alegar que en cualquier caso lo que arranca en una semana justa es el Festival de Cine Latinoamericano, para decirlo rápido, y que si recurrimos a una revisión histórica de otras cinematografías nos daríamos cuenta de que hay siempre períodos más o menos buenos, que vienen y van como oleadas, y que el cine cubano bla, bla, bla…En ese caso yo agregaría entonces que da lo mismo si estamos hablando de Latinoamérica o de Katanga, porque la gente compra un pasaporte de quince entradas y al menos gasta doce en las interminables colas de las muestras europeas y que yo, me disculpan, no tengo la intención de hablar ahora del cine latinoamericano. Además, añadiría de ser posible, no debe aplazarse otro segundo: al cine cubano de las últimas dos décadas hay que hacerle, de una vez por todas, un sepelio y un epitafio chistoso, a la altura de su agonía.
En este punto alguien más podría interrumpirme para aclarar que existen estadísticas, estadísticas soberbias que desmienten lo que acabo de decir y que en ese período se han rodado al menos dos o tres cosas estimables y que sobre todo, si no lo recuerdo, ahí está Suite Habana, que se echó a las espaldas no solo un cine en franca descomposición sino que se echó arriba al país entero también y se bandeó con él legendariamente. Pero ni Suite Habana, aunque bien podría, debe dilatar un sufrimiento tan largo.
Déjenme decirlo de otro modo. En Cuba, ahora mismo, hay un hombre, con treinta años puntuales, que escribe los únicos textos que he visto desangrarse no ya en la voz y en la vagina de las actrices que lo acometen, sino también en los oídos del que sea que los oiga. Este hombre, y no se asusten que no voy a hablar de teatro, se llama Rogelio Orizondo y tiene una obra que se titula Este maletín no es mi maletín, una obra que cualquiera podría calificar de minúscula dentro de su producción y que termina con un texto de Marien Fenández Castillo, un muchacho que, según me dijo alguien, se graduó de dramaturgia en el ISA hace un par de años y se fue enseguida a un convento en Alemania. En este Maletín no es mi maletín, casi al final, los dos actores chocan visceralmente desde el texto de Marien en un choque que no hace sino multiplicar un conflicto íntimo, que trasciende el país y trasciende el continente, pero que en el caso específico de Cuba puede quedar resuelto de la siguiente manera: Uno dice: Yo propongo cásate conmigo ten hijos conmigo ten obras conmigo ten cien años de soledad conmigo y déjate vencer. El otro dice: Yo propongo luchar y verme como un mártir como una ostra como la barriga de Isabel Santos en la escena final de Clandestinos. Marien, según reza el certificado epistolar, terminó de escribir esta Carta a la nación a las cuatro y cuarenta y cuatro de la madrugada del 28 de enero del 2010.
Y pensé, viendo la obra hace ya unos cuántos meses, que era increíble que hubiese una película que recurriera a los cubanos casi a las cinco de la madrugada como el rostro cabal del dolor y que no fuera Memorias del subdesarrollo, que es una cosa sin paralelo y que no permite que se le ponga nada cerca al menos en un siglo y que no fuera Lucía, que puede despertar tan variadas sensibilidades y que no fuera, ni siquiera, Fresa y chocolate, que puede venir como un vendaval con su qué lindo eres David a cualquier hora de la vida. Que fuera precisamente Clandestinos, que ya había acudido tantas veces a mí en una hora y de un modo similar. Y no por todas esas ideas de lo que no llegamos a ser jamás, ni siquiera por el rostro empapado en agua y en sangre de Isabel Santos, que es tan hermoso como una bestia herida. Tiene que ser otra cosa lo que salva a Clandestinos de la apología y el aliento iniciático de Fernando Pérez. Tiene que ser, me digo, el amanecer en esas azoteas de la Víbora llenas de tanques agujereados contra los delirios de Edesio. O sea, más allá de lo acertada que puede ser la selección de un equipo de trabajo o incluso la propia dirección, hay siempre un detalle, un instante, que interviene todo, que anula todo, que pone en crisis todo y que hace de las cosas, para bien o para mal, una opción a las cuatro y cuarenta y cuatro de la madrugada. Hablo de la madrugada, hablo siempre de la madrugada por más que pueda pensarse que está sobrevalorada y que hay otras horas, en el transcurso de los días, que ofrecen cierta dignidad y cierta bondad también. Pero de la madrugada, me parece, hay que salir de rodillas, porque si llegas despierto a la hora en que la noche no es noche y no es nada, entonces, aunque apenas logres intuirlo, la madrugada te salvó de algo.
Yo nunca voy a ver las películas cubanas en el festival porque las repiten después hasta el agobio, porque como me parece haber dejado claro ya no creo hace muchísimo en ellas, porque no soporto los cristales rotos de las colas del Yara. Pero ojalá el cine cubano pueda, en algún momento, restaurar su carácter fisiológico, que es el carácter supremo al que debe aspirar cualquier cine. Porque uno debe disponerse a ver una película, digamos, del mismo modo en que se dispone a tener sexo. Uno debe resistirse o entregarse al primer contacto, importa poco, pero quedarse y seguir por el simple placer de seguir, por el deseo desbocado de seguir, por la urgencia de aguardar hasta que prendan las luces. No importa, si no te fijas antes en el tiempo -que es como si calcularas el tiempo antes de que regrese tu hermano de la escuela (98 min) o antes de llegar al trabajo (106 min)-, cuánto dure exactamente. Si es una película rusa te lo piensas más de una vez, claro, porque las películas rusas (130 min) apelan siempre a tu capacidad de resistencia y no podemos terminar todos los días quemados por el sol (146 min), simplemente porque en Cuba, aunque nos pongamos cinco o diez impermeables encima, no estamos diseñados en ese tempo. Pero no estoy hablando ahora del cine ruso. Estoy hablando, y ustedes no me dejarán desvariar, del cine cubano.
Del cual nadie sabe nada porque se le desconoce el paradero hace ya unos cuántos años por más que acudamos a la muerte de algún burócrata o a alguna pelea cubana contra los demonios como se recurre a un álbum de fotografías intactas. Aunque sería bueno pensar que el cine cubano puede estar oculto cerca, tan cerca como el Wakefield de Nathaniel Hawthorne, que se marchó del lado de su mujer asegurando que volvería a más tardar para la cena del viernes, fue a instalarse en un alquiler en la calle contigua y todos los días llegaba encubierto con una peluca roja hasta el frente de su casa, a la cual sólo decidió volver pasados veinte años y sin una sola explicación. Puede que, en efecto, nuestro cine haya estado todo este tiempo asomado ante los cristales de las salas de la calle 23, por qué no, y que cuando decida volver, intempestivamente, no dé una sola excusa, no hable de la situación del país, no hable de economía o emigración o centralismos institucionales, ni siquiera de la imposibilidad de haberse agenciado una coartada ante cada uno de esos fenómenos. Que entre por donde le plazca pero sin romper los cristales del Yara bajo la promesa de un espectro. Que entre de rodillas, como si saliera de la madrugada, y levante a la gente de sus asientos cómodos y les haga desenfundar abrigos y chaquetas para que la sala quede sumida, cuando terminen los créditos, en un silencio duro como la escarcha.
Qué decir! Solo como tu última frace…”en un silencio duro como la escarcha”
Pero aunque trillado, si no quiero dejar de decirte, que no recuerdo leer algo sobre el cine cubano, tan auténtico y contundente, tan plagado de ese amor visceral a lo nuestro, a lo grande y terriblemente jodido pero nuestro. Qué quizás solo nosotros lo vemos grande y solo nosotros lo vemos jodido, pero lo vemos. Y además escribes encantadoramente hermoso, y dinámico.
Gracias y el cine vuelve, seguro vuelve, porque tu lo llamas…y vuelve, por supuesto, sin dar escusas.
Nena (y me disculpas la confianza), no sé cómo te las agencias para escribir cosas así.
La analogía con Wakefield está bárbara (en el buen sentido de la palabra). El cine cubano está bárbaro (en el mal sentido).
Has expresado lo que yo hace tiempo sentía desde el subconsciente (sin ponerme a pensar en ello, porque hay cosas más urgentes que el cine cubano) y no había logrado exteriorizar.
Ojalá regrese Wakefield antes de que nos consuma el hastío.
Largo, cansón, y estupido este comentario, no se a quien le interese, a lo mejor tiene algun sentido pero toma mas recobecos que el tren de Hersey en el tramo de Matanzas a Jibacoa, si no hizo ese recrorrido pruebe i vferá lo que digo, es como una tvnovela mexicana.
Espectacular!!
Excelentemente escrito, y preciosamente desinformado. Claro, la retórica de la crisis y la pose de nostalgia siempre quedan bien, porque están de moda. Ojalá algún día nos limitáramos a escribir de lo que conocemos bien. Y no es que el cine cubano esté funcionando (ni siquiera) medianamente bien, se trata de que la mayor parte de los argumentos escogidos para atacarlo son hormonales y sin fundamento.
tienes miedo joel?
Yo solo quiero hacerle una pregunta, aprovecho el espacio. ¿ En serio usted cree que las mejores actuaciones de la novela cubana son las dos madres ( de Isabel e Ignacio)? ????? No viene al tema pero hace tiempo buscaba como decírselo, porque al parecer usted opina totalmente diferente a la mayoría de la gente. Ahh y buen artículo, felicidades, Olga
Lo de duro como la escarcha jamás lo entendí. La escarcha es blanda, se rasca con las uñas, aunque ciertamente es áspera como papel de lija, pero solo cuando hace mucho frío. Por encima de unos tres grados bajo cero ni siquiera es demasiado áspera.
Lo digo desde España donde ahora en mi pueblo tenemos cero grados … es decir, ni frío ni calor 🙂
@Joel
Mientras sigamos leyendo los textos en términos de referencialidad (mal informado, poco informado, qué bien de informados que estaban los informados habituales), tendremos lo que hasta ahora: en el mejor de los casos, periodismo “admisible”. En cualquiera que no sea el mejor, bobería u obediencia. Del peor de los casos mejor ni hablar y correr tupido y denso velo, pero a lo que íbamos, ¿podrías precisar dónde es que se le echa de menos el fundamento a las hormonas, como dices? Para que al menos el reproche tenga contenido y resulte “informado”, vamos 😉
Dice Joel: «Excelentemente escrito, y preciosamente desinformado. Claro, la retórica de la crisis y la pose de nostalgia siempre quedan bien, porque están de moda. Ojalá algún día nos limitáramos a escribir de lo que conocemos bien. Y no es que el cine cubano esté funcionando (ni siquiera) medianamente bien, se trata de que la mayor parte de los argumentos escogidos para atacarlo son hormonales y sin fundamento».
Yo solo quitaría lo de «excelentemente escrito»
KT (¿Katie?), yo tú me quitaría de en medio porque eso quedó en lo que parece casi un duelo del oeste … je, tremendo suspense, así que deja que tu socio se defienda solo si puede. Y si pá decir que no diga lo que ya dijo, mejor no decir ná. Lo que al uno le molesta y al otro le gusta a mí sencillamente me flipa, esa mujer escribe desde un sitio que no es la lengua. Me quito el sombrero y lo tiro al aire para que los que saben o se hacen los que saben o saben tirar y tirar bien se entren a tiros …
Por supuesto que tengo un ataque de pánico ante la excelencia y la fuerza de los nuevos periodistas. (No me hagan reír). Tampoco se trata de referencialidad mayor o menor, sino de ausencia de seriedad a la hora de informar al lector. Y este, supongo que es el sagrado deber de cualquiera que haga periodismo, o que lo intente. Ejemplos de tratamiento hormonal, allá van: -Todo un primer párrafo hablando de Festival para solo referir como la gente se viste. -Sentencia sumaria al cine de los últimos veinte años porque sí, porque la autora lo decidió y punto. Nada que alegar, argumentar ni discutir. -De pronto, cuando parecía que iba a hablar de cine, allá va el panegírico de un dramaturgo joven. ¿Sabe la autora, tiene la más mínima idea, de los hallazgos y avances del joven cine cubano, producido ciertamente a lo largo de los últimos veinte años? -Luego de dos enormes párrafos citando las glorias del joven dramaturgo, retorno a Fernando Pérez, pero nunca para hablar de su cine o su poética, sino para referir las crisis de insomnio de la autora, o sus padecimientos personalísimos que serían incluso interesantes, sino estuvieran mediados por la necesidad imperiosa de descalificar a un grupo demasiado grande de creadores tan talentosos como el dramaturgo de marras. -Lo que sigue después ya es pura arbitrariedad puesta en verbo: Las películas cuyos entusiastas rompen las vidrieras del Yara nunca son las cubanas. Hay una decena de filmes cubanos, de primera clase, que estrenaron en el Festival y nunca han repetido hasta el agobio. Y eso que no me detengo en hormonalidades como que uno se dispone a ver una película como si fuera a hacer el amor, o la frivolidad vestida de criterio culterano en contra del cine ruso… Y no sigo, porque no me parece necesario. Solo estoy aclarando, a quien me lo pidió, los argumentos de mi criterio. De este criterio que solo provoca, por supuesto, el pavor a que me sustituyan. Aterrado estoy. Muerto de envidia escribo.
joel, nadie menciono que te fueran a sustituir, me parece que andas un poco paranoico. no creo que nadie en mi generacion tenga interes en ocupar tu puesto (que no tengo claro cual asumes que es). tu eres un critico, con una opinion mas o menos informada y ciertamente parcializada (como la de todos), quizas es la inmersion y la sobreabundancia de referencias la que no te permite ver the whole picture. en los ultimos veinte anios solo meto la mano en el fuego por cuatro peliculas cubanas, madagascar (con el fallo de creer que los temas graves solo se pueden poner en un registro grave), la vida es silbar, suite habana, y fresa y chocolate. y me parece que a lo que se refiere olga es que hace rato que en el cine cubano no hay un abrazo como el de diego y david.
no joel, no entendiste nada, y es triste el papel que has asumido, sobre todo eso, triste. pero bue… “senal de que cabalgamos”. oh por cierto, donde esta ese cine cubano del que hablas? y vamos, no te me pongas… jeje… “hormonal”.
Acabo de concluir este debate, de una vez y para siempre. Nunca lo fue porque hacen falta dos. Me aburre el monólogo. Y me encanta que me acusen de triste. A mí y al papel que he asumido. Allá a lo lejos, cabalgan los alegres e inteligentes dueños de la verdad absoluta. Cuidado, David, con los gigantes.
¿No sabes dónde está? El versículo que más veces repite la Biblia es el siguiente: “Dice el tonto en su corazón: No hay Dios”.
Y no lo hay Joel 🙂 precisamente, no lo hay.
triste? yo lo que te veo es perretoso. los gigantes? tu? si no has parado de comportarte como un hombrecito furioso. si vas a acusar de falta de rigor, se riguroso tu, a ver… donde esta ese cine al nivel de memorias, al nivel de lucia, al nivel de fresa y chocolate, al nivel de clandestinos… donde? donde hay otro abrazo como el de diego y david en el cine cubano, donde otro gallo de cristal decapitado como el de memorias, donde? donde esta la pelicula que va a resolver esa necesidad de plantear un mundo?
mencionalo… dime un titulo. me pongo a ello, hoy mismo. sin prejuicios. ojala… ojala existiera, lo necesitamos mas que tu, no vamos al cine a vivir del el, vamos al cine a que nos viva. todo lo que dice el articulo, es que no hay, en el cine cubano de los ultimos 20 anios, otro impacto, otro golpe a nivel personal, como el de esas que te mencione, eso es todo. y NO has demostrado lo contrario.
por cierto, de que manera es menos efectivo decir:
“Dice el tonto en su corazón: hay Dios” ?
me parece que lo tonto es que ese sea tu argumento. antes no te admiraba, ahora no te respeto.
de todos modos… como decidiste no responder… supongo que no nos vamos a enterar nunca (y a todo rigor) de donde esta ese dios, ese cine del que hablas, que ya parece toda una cuestion de fe, una categoria metafisica.
Gracias por la aclaración, Joel. Paso por alto lo demás y voy al grano en lo que tiene que ver con mi comentario y el tuyo.
Precisamente ahí está el punto: si se lee desde la premisa de un “sagrado deber”, que además se entiende como “periodístico”, cualquier cosa que no encaje en los límites de esa prescriptiva supone de antemano una falla, ante la cual sólo cabe la objeción, etc etc. Salvando las distancias, el problema con ese tipo de lecturas recuerda (y mucho) lo que pasó en su día con PM: se le reprocha a un texto (o una película, lo que sea) no aquello que efectivamente muestra y lo constituye, sino el hecho de que no muestre algo que le es ajeno, aquello que no está en él. Lo cual, a fin de cuentas, supone que no se está leyendo ESE texto, sino que se lo está juzgando desde ansiedades que son del todo ajenas a él (las de la crítica o las de aquel que lo lee o las del “sagrado deber que”). Los “argumentos” de ese criterio de lectura serán lo que sean, pero lo que está claro es que tienen poco o nada que ver con lo que leen, y poco o nada que ver con ejercicio crítico, sino con una prescriptiva (genérica, metodológica, ideológica, del tipo que sea) que valora en función de que algo encaje o no con eso.
Igual paso por alto todo lo demás y dialogo con usted, que sabe hacerlo. Estoy de acuerdo básicamente en que no puede exigírsele a todos los géneros periodísticos objetividad y carácter informativo. De ese modo solo se amordaza la libre expresión de las ideas. Pero no estoy de acuerdo con que ese tipo de requerimientos hayan funcionado para censurar PM, un documental mucho mejor de lo que suele aceptarse, y precisamente su distinción radica en su carácter subjetivo, observacional, espontáneo. Por otra parte, creo que el periodismo tiene obligaciones y agendas, en cualquier época y país, que debe cumplir. Y si un articulista decide opinar de manera drástica y condenatoria sobre algo tan amplio como el cine a lo largo de veinte años, debe ser capaz de sustentar su criterio más allá de los impulsos e inclinaciones que le dicta su ombligo. Porque está condenando, invisibilizando y ninguneando el quehacer y los hallazgos de mucha gente talentosa. Los franceses tampoco han podido repetir Los paraguas de Cherburgo ni los norteamericanos Citizen Kane, de modo que resulta profundamente injusto, amén de ignorante, solicitarle al cine cubano continúe produciendo Memorias de los subdesarrollos y Lucías. Hay derecho a emitir una opinión por negativa que sea, pero creo yo, y a lo mejor estoy equivocado, que el criterio debe sustentarse en el conocimiento y la responsablidad. Eso vale para el periodismo. O por lo menos así lo entiendo yo. Aplicarle a una pelìcula la condena de que le falta de objetividad o información equilibrada es un disparate que solo encubre la voluntad intolerante de la censura. Eso, en el cine. Pero el periodismo es otra cosa, por muy croniquero, literario y culto que se quiera.
o sea, que el problema es que no es considerado ni politicamente correcto llamarle al pan pan y al vino vino? si un cineasta produce un bodrio, tengo que pensar que calificarle como tal, despues de tanto trabajo, es una reduccion desconsiderada? es un bodrio y punto, y no cambia nada, y la historia inexorablemente le pasa por arriba. no acepto esa condescendencia tibia, y espero que mi generacion tampoco, que dejemos de andarnos protegiendo la imagen del desastre con eufemismos elaborados. asi se termina entrando a los cines a ver peliculas “bien hechas”, o “mal hechas”, (o como supongo que prefieras, con esa procesion de lugares comunes del conventillo academico: “de excelente factura”) no a que te cambien la vida. a la enorme mayoria de los expectadores les es brutalmente ajeno el proceso riguroso de composicion de un plano, o de un giro de trama, o la yuxtaposicion de ejes de camara en una secuencia de montaje, o los esfuerzos y noches en vela de un guionista, escriba de dia o de noche, en una habitacion cuadrangular, posando en un cafe, o en una escuela de cine… porque eso si seria terrible, seria colocar el arte al nivel de la artesania.
el individuo promedio va a ver una pelicula, va a que la pelicula le cambie la vida, o cuando menos le entretenga, y si hace las dos cosas, mejor aun. incluso al solidamente informado, le vale madre el esfuerzo de produccion, va a ver una pelicula y eso es todo. y si son talentosos, que lo demuestren. precisamente uno de los valores fundamentales de la obra experimentada es estar minada de aciertos austeros, sin alarde, sin senalarlos, sin necesitar que nadie sea considerado con ella. es asi de segura y asi de solida.
pero ademas, no entiendo esa medida, ese conformarse con “lo que hay”, y elevarlo para sentirnos mejor. eso precisamente es lo que jode, lo que revienta, que vamos al cine a ser condescendientes, a tratar de olvidar los desaciertos, a aceptar medios resultados. y eso es triste, es triste como carajo. mover las nalgas en la butaca de un lado para el otro, con la nausea en el gaznate, tratando de encontrarle el valor al filme (que conste que hablo de otro valor, e incurro en ello a falta de mejores palabras), cuando el valor te deberia pasar por arriba como una locomotora, como un mundo, como si fuese explicable de pronto a traves de esa singularidad que lo esclarece todo de golpe. con esa claridad que funciona por una hora y media aproximadamente y que luego se va volviendo confusa y equivoca en el regreso a la realidad. quien no ha sentido que Memorias es capaz de explicarlo todo, que dadas todas las circunstancias de un mundo, es capaz de mapear cada posibilidad, cada instancia, cada participacion, cada accidente? como todo un requiem, terriblemente minucioso, a la extincion del individuo.
…
que el cine norteamericano no ha alcanzado el nivel de Citizen Kane? estas confundiendo el valor de un paradigma historico con el valor intrinseco de la obra. Citizen Kane es un punto de giro en la historia del cine, y una pelicula que tiene la genialidad de ofrecerle al expectador toda una revelacion de si mismo condensada en una sola palabra, a tal punto que ha venido a sustituir toda posible explicacion de la circunstancia que describe… pero el cine norteamericano, definitivamente, ha vuelto a tocar esa linea incontables veces.
Pero supongamos que es cierto que no lo ha alcanzado, ESE, ese precisamente es el detalle crucial Joel del Rio, que no se puede dejar de intentar lo mas dificil, que no se puede salir por ahi a decir que esta o aquella pelicula “es de excelente factura”, o rezar un rosario de sus “aciertos” aislados como si fuera una colecta de manzanas aceptables dentro de una cosecha podrida, ni premiar el esfuerzo per se como si fuera el producto mismo, y todo, simplemente, porque no hay nada mejor.
si Joel, espero que mi generacion no se conforme con menos. que no se conforme con menos que lo mas dificil, espero que algun dia no sea necesario cruzar unos cuantos meridianos y llegarse hasta el mundo de kusturica para encontrar una explicacion que nos debio ofrecer nuestro cine. espero que algun dia volvamos a aquello de que “un libro es una hazana”, que recuperemos la imaginacion, la soledad necesaria, la paciencia necesaria. que pongamos de nuevo las cosas en perspectiva.
…y espero que tu dejes de discutir los detalles, los rigores y las formas. debe ser triste tu tarea, como lo es tu lenguaje, te imagino tratando de explicar con esa tinta impecable, esteril, e inefectiva, por que ese grito de “sio, a callarse! que es mediodia y estan durmiendo los cubanos!” le desfigura el rostro a cualquiera que se siente, con 17 anios, por primera vez en una sala oscura, a ver una pelicula. o por que cada vez que mi madre, hace un ejercicio de memoria y repite a rafagazos “la voy a entregar viva… no quiero mentiras despues… esta viva, maricon” a uno se le hace un nudo en la garganta y tiene que fingir un acceso de tos. creo, no quiero equivocarme, que eso es lo que intenta Olga Suarez, que de eso esta hablando el articulo (o cualquier nombre que te sientas con la libertad de ponerle, puesto que precisas de tantos). eso es lo que queremos, eso es lo que nos falta. de eso habla el articulo.
en cambio tu no has hablado de absolutamente nada tangible, de nada comestible, de nada que uno se pueda llevar por ahi de retorno o de camino a alguna parte. y eso, eso es lo que te encona.
…
pero bueno, siendo consejero de la corte, supongo que te conviene extenderte una misa, o coronar a alguien, aunque sea, al tuerto.
David, yo he pensado y te lo he dicho, que después de expulsarlo el texto tiene que bandearse solo, tan solo como un muerto, y que uno no puede hacer nada por él, que uno no queda en posición real de salvarlo de nada, y responder a algún insulto, al más débil ultraje, es solo un intento horroroso de salvación personal. Yo no escribo desde ninguna trinchera y solo puedo dar fe del desamparo, pero un desamparo del que nadie podría aprovecharse aunque quisiera, porque no conoce ninguna verdad. Y esa ausencia absoluta es la que no me permite enfrentar a nadie por lo que pueda pensar sobre lo que escribo, no importa cuán poderosos o lamentables (ya sabemos que pueden ser lamentables), sean los argumentos. Me parece, además, inadmisible convenir o disentir en que la idea debió llegar hasta un poco más acá o pudo ir hasta aquel otro filo, porque una negociación de ese tipo se sustenta no solo en resortes inescrupulosos sino además ingenuos. Alguien me dijo hace un par de días que si no lo recordaba han existido polémicas como un sable en la garganta de la historia, un sable del que ha manado cierta porción de luz, algún hallazgo real. Pero francamente yo sabía que la polémica por la que desesperaba Joel del Río no se acercaba (¿cómo se va a acercar, por dios!? ni por asomo al canto de nada. Entonces llego y leo esto que has escrito, esto que no solo descubre el rostro exangüe del cine cubano, sino que descubre un ángulo doloroso y amplio del rostro de Cuba, un ángulo que no se puede vislumbrar si no es lejos del dolor viscoso y complaciente que recorre un discurso largamente concertado. Porque el dolor tiene que ser más duro, más dolor, no puede ser contemplativo, tiene que exigir el miedo y atravesar como una aguja fina el ojo de tanta ceguera. Un dolor que no puede provenir sino de la desesperación de reconocerse en un tiempo histórico olvidable a la vuelta de dos o tres siglos. Leo esto, te digo, y es a lo que iba, y pienso en alguna clase de salvación.
Solo me pareció interesante descubrir que no soy solo yo la que piensa que el cine cubano, desde hace ya unos cuantos, años deja mucho que desear. Al punto que llegué a pensar que no era el cine cubano el que andaba mal, sino yo la que estaba equivocada porque saldo del cine desencantada y sin embargo, en la prensa y la televisión todos se deshacen en elogios a cintas que considero un verdadero desastre.
Nubia… dile a Joel que te explique, es una cuestion de fe, no esta ahi, pero tienes que creer que esta ahi 😉 …
Ah si no no te afecta, es falta de informacion… y de forma, y exceso de hormonas.
Me uno al criterio de Nubia. Yo pense que era la unica en pensar que el cine cubano no andaba mal, sino que ya ni anda. Y me duele leer cosas como las que he leido aqui. Profesionales, criticos, o no profesionales. No se trata de intimidarnos unos a otros, se tata de analizar y enfrentar nuestra cruda realidad, sin tanta palabreria. El inteligente escribe claro y directo. Es cieto que ya no tenemos buen cine, pero podemos tenerlo de nuevo, todo esta en trabajar en base a ello. No tengo ningun plan especial, solo estoy segura de que con profesionalismo se puede lograr. Lo mismo para escribir e informar al publico.
Judith, desgraciadamente creo que el problema es mas grave…:
(fragmento de “El gran editor” de Juan Orlando Perez)
“Cuba es ciertamente desgraciada, pero su desgracia no la ha vuelto más elocuente. Tenemos la boca medio seca, de quejarnos, de repetir el canto de nuestro infortunio. Padecemos de un agotamiento retórico, ya no tenemos nada nuevo que decirnos a nosotros mismos. Nuestras novelas, nuestro cine, nuestro arte, hasta nuestra imaginación política, están amordazados por un hondo resentimiento contra la mala suerte de Cuba. Lo que aflige a la literatura cubana, es el mismo mal que aflige a nuestra política: la verdad, es que no somos demasiado inteligentes. La revolución primero, y luego la crisis y el exilio, fracturaron y dispersaron las clases creativas de Cuba, contaminaron la literatura y el habla popular con la lengua enrevesada de la política, maleducaron en la medianía, la sumisión, el cinismo y la pobreza a los jóvenes, agotaron la imaginación nacional y destruyeron el prestigio de las palabras y del hábito de pensar. Habiendo tenido una vez la fulminante idea solar de la revolución, Cuba se encontró, después, cuando la revolución se acabó, que no se le ocurría ninguna idea más. Nos falta densidad, hondura, imaginación, sutileza, y nos ufanamos de ello, de nuestra ligereza, de nuestra habilidad para simplificar y reducir, Cuba y nosotros mismos, a un simple arañazo en una tablilla de barro. No se nos da la filosofía, se nos da el chiste, no tenemos paciencia y disciplina para meditar, pero gritamos más alto que nadie. Obsesionados con nuestra infelicidad, no hacemos más que mirarnos la punta de la nariz. Tenemos dos únicos cuentos, que repetimos ad nauseam, el de nuestra desventura, y el opuesto, el de nuestra viveza, y ambos dejan perplejos e indiferentes a pueblos más infelices o más listos, que son la rotunda mayoría. Es asombroso, ya ni siquiera somos capaces de imaginar el futuro, el día después de esta eternidad. Por eso Cuba, como un loco, se ríe de sí misma, de su torpeza y su miseria, insiste en transformar en farsa su ronca tragedia: nuestra risa oculta nuestro pánico, no sabemos a dónde iremos a parar. Un país desmoralizado por su propia insignificancia, que se ha sacado a sí mismo del mundo, confundido, ciego, partido, sin líderes y sin maestros, no podría producir la ejemplar generación literaria capaz de contar este fin du régime, de examinar y compadecer las muchas vidas gastadas inútilmente en esta marcha infinita hacia ningún lugar, de avistar y anunciar el cambio de época.
Cuando todo esto pase, tendremos que aprender a hablar y escribir y pensar, como si fuéramos niños de nuevo.”
Nubia, Judith, entiendo y comparto algunas de las opiniones de ustedes, pero pónganse a pensar qué manifestación del arte, la cultura o la vida social en Cuba ha superado sus predecesoras en los años sesenta u ochenta. ¿Por qué solicitarle al cine que se mantenga todo el tiempo en el nivel de clásicos que lo son, precisamente, porque no hay otros productos similares? Lo que no hay es consenso respecto a las calidades, pero si les interesa el tema puedo mencionarles, y conversar con ustedes, respecto a las muchísimas virtudes y apelaciones de diez o quince títulos producidos desde el 2000 hasta el presente.
conio pero acaba de hacerlo…! dale, esos 10 o 15 titulos, listalos. estas diciendo eso desde que empezo este asunto. es tan dificil?
Cara… no voy a hablar de este artículo, es lo tercero que leo de tí. Si algún día decides hacer arqueología, digo, escribir cartas de amor, avísame. Con una que me hagas enamoro a María… a esa misma.
lo que se tiene que morir que se muera ya: lleguen los pinos nuevos.
acuérdense de la maldición martiana.
no puede haber luz mientras se apoye desde el arte al Diablo. brindo por un cine cubano en el que la película dure horas, y sea solo el mar. sin argumento. cada ola es ya un tremendo argumento para los cubanos. niñitos, a estudiar.
Yo me quedo con el texto de Olga, a secas, que no pretendía informar nada, era eso, un juego ficcional con algunos referentes personales, muy a su modo. Y a Joel qué le pasa, ¿se está poniendo viejo y le dan berrinches casi institucionales…?
Olga, me ha gustado mas tu respuesta a la controversia que tu crónica…pero bueno, yo si que soy “hormonal”…me gusta lo que escribe Olga.
Yo solo quería conversar, debatir, a propósito del único tema sobre el cual he aprendido algo, con personas que suponía interesadas en la discusión. Sin desesperación de ninguna índole. Pero nunca calculé la densidad de la soberbia. Gracias a Olga por molestarse en descender de su Olimpo a mencionar a un triste mortal, de lamentables argumentos. Gracias a todos lo que me confirieron la orden al mérito del oficialismo destacado, solo porque no me parece que convertirlo todo en polvo y fango sea la mejor fórmula para salvarnos. Si es que de eso hablan. Los argumentos sobre el cine cubano posterior al tiroteo de Clandestinos y al sobrestimado abrazo de Fresa… vendrán en próximos artículos para OnCuba. Es lo único que sé hacer. Pero si los leen ya encontrarán algún modo de negarlo todo, que es lo que mejor saben hacer. Y seguirán ciegos y sordos diciendo NO HAY, NO SIRVE, ES PENOSO, INÚTIL, LAMENTABLE y DEBE SER BARRIDO Y OLVIDADO. Seguro habrá una corte de otros ciegos y sordos que aplaudan la pose. Juro solemnemente no intentar jamás comunicarme, argumentar, llegar juntos a un espacio de conocimiento real, a quienes crean que lo saben ya todo, e intenten resolver su absoluta desorientación con la brújula del hastío o del cinismo. Yo prefiero perderme tratando de escuchar.
Yo solo quería conversar, debatir, (a propósito del único tema sobre el cual he aprendido algo), con personas que suponía interesadas en la discusión. Sin desesperación ninguna. Nunca calculé la densidad de la soberbia y de la ira, por eso me retiré del foro. Gracias a Olga por molestarse en descender de su Olimpo a mencionar a un triste mortal, de lamentables argumentos. Gracias a todos lo que me confirieron la orden al mérito del oficialismo destacado, poco menos que agente de la Seguridad del Estado, solo porque no me parece que convertirlo todo en polvo y fango sea la mejor fórmula para salvarnos. Si es que de eso hablan. Los argumentos sobre el cine cubano posterior al heroico tiroteo de Clandestinos y al sobrestimado abrazo de Fresa… vendrán en próximos artículos para OnCuba. Es lo único que sé hacer. Pero si los leen ya encontrarán algún modo de negarlo todo, que es lo que mejor saben hacer. Y seguirán ciegos y sordos diciendo NO HAY, NO SIRVE, ES PENOSO, INÚTIL, LAMENTABLE y DEBE SER BARRIDO Y OLVIDADO. Seguro habrá una corte de otros ciegos y sordos que aplaudan la pose. Juro solemnemente no intentar jamás comunicarme, argumentar, llegar juntos a un espacio de conocimiento real, con quienes crean saberlo todo, e intenten resolver su pánico a decir No sé con las coartadas del hastío, el insulto o el cinismo. Qué pena. La conversación, si hubiera ocurrido, pudo ser buena para todos. Aunque Olga no la considere útil. Ella no tiene nada que explicar ni dilucidar ni comprender. Ya lo hizo. Está de vuelta. Solo espera ilustrarnos con la luz de su angustia. Recordemos que ella solo tiene ganas de escupir. Que lo haga si eso le provoca placer. A mí solo me queda evitar su cercanía para tratar de evitar el salivazo no solicitado. Ya veré cómo me exonero algún día del más horrible pecado que alguien puede cometer en el paraíso olguístico: contradecir su sagrado descreimiento. Desde ahora mismo ya no duermo a causa de esa angustia
joe’ y los 10 o 15 titulos que me prometiste? i’m waiting… esta discusion se ha reducido a una triste defensa bocaarriba, cuando dijiste que pecamos de falta de rigor, no demostraste tu lo contrario. dime, donda esta ese cine que solo tu conoces? y no me vengas con eso de que te lo vamos a descalificar a conciencia, porque lo mismo estas haciendo tu con clandestinos o fresa y chocolate (te salve el santo de los ateos militantes de hacer lo mismo con memorias, porque si lo vas a hacer preocura que la estocada sea de muerte).
has comentado como 6 veces y se te sigue preguntando lo mismo y no lo respondes. y por favor, que no sea cuestion de peliculas “bien” o “mal” hechas, que no me gusta la artesania.
y si tu argumento es reducir el final de clandestinos a un tiroteo, y el abrazo de david y diego a un mero abrazo (favor que haces, que aqui nadie tiene mania de significantes, precisamente eso es lo que expone fresa y chocolate, el lado humano), al menos dinos por que? y si lo que quieres es un ejemplo mas reposado, menos patetico en su naturaleza, sera mejor que busques fuera del cine cubano. me da igual el barbero de los coen escribiendo su historia a 5 centavos la palabra que el remake de mihalkov de twelve angry man, que peliculas epopeyicas como underground de kusturica. no lo hay, el cine cubano de los ultimos veinte anios no ha sido capaz de hacer esas cosas. y REPITO, no has sido capaz de demostrar lo contrario.
recuerda siempre este principio basico de la discusion: thy shall never apply the straw man method, o sea, hiperbolizar y escalar el argumento contrario para hacerlo mas falible, llevandolo hasta donde uno no lo llevo, sino a donde te gustaria que llegue para poder explotarlo. eso como minimo demuestra una tremenda falta de elegancia.
para colmo de males, estas asumiendo una posicion lastimera, como si fueras una pobre criatura acorralada, o peor, un profeta descreido. tu no eres galileo, y no siempre que se dice “eppur si move” significa que se vaya a mover.
pero ademas, tu no querias conversar y debatir, tu viniste y “regaste las perlas de tu amor sobre la mesa” diciendo que el articulo es desinformado, y ni con informacion ni sin ella, has logrado demostrar que el cine cubano de los ultimos veinte anios ha hecho peliculas que generen un impacto grave, a nivel humano, en el individuo que se siente en la sala oscura. that’s it, as simple as that. try hagain and try harder 😉
espero que toleres el typo… 😀
no has parado de hacer sentencia creyendo que tu palabra sera tomada por ley. parece que no previste que se te cuestionaran las afirmaciones, porque hasta ahora no has podido defender una sola.
yo me pregunto… te habras preguntado si estas equivocado? te permitiras esa pregunta? supongo que eso es intimamente inevitable… no, joel?
Luego de leer el ¿artículo? y los comentarios, siento que he perdido miserablemente el tiempo. O no, mejor: he aprendido que todas las generaciones pueden ser igualmente petulantes.
anja, y que mas? enlighten us
Pasamos más tiempo discutiendo cómo debe ser el periodismo que haciéndolo. La diversidad de estilos, las maneras de opinar y desmontar el objeto en análisis, no hacen otra cosa que flexibilizar y humanizar la profesión, acercándola más a los públicos, identificados con un autor o estilo en particular. Con todo el respeto que se merece, sería muy aburrido si todas las críticas fueran como las suyas, Joel.