Más allá de lo que suceda en el resto de la temporada, e incluso de sus carreras, Yuliesky y Lourdes Gurriel Jr. ya pueden decir que han hecho historia en las Grandes Ligas. Los hijos del otrora estelar Lourdes Gurriel, héroe de Cuba en el Campeonato Mundial de Parma 88′, se convirtieron este viernes en los primeros hermanos en toda la trayectoria de la MLB en conectar dos jonrones cada uno el mismo día.
Yuli, de 34 años, le pegó con fuerza al pitcheo de los Angelinos en un duelo en el que los Astros de Houston fueron locales. En un repleto Minute Maid Park, el cubano empujó las primeras cuatro de su equipo con el tercer grand slam de su carrera en las Mayores, y luego repitió con uno a bordo para hacer delirar a los cerca de 40 mil espectadores que apoyaban a los de casa.
El inicialista y sexto bate de los Siderales le pescó un envío al zurdo Andrew Heaney en el mismo primer inning para desaparecerla por la banda derecha con la casa llena. Dos capítulos más tarde, el propio Heaney soportó su segundo bambinazo –el 12mo de la temporada–, ahora por el jardín izquierdo y con el venezolano Marwin González en base.
El espirituano remató la jornada con un indiscutible en el quinto, que trajó para el plato a Tyler White y redondeó la cifra de siete empujadas. De esta forma, consiguió su primer juego con al menos dos jonrones como profesional y se convirtió en el primer pelotero de los Astros en impulsar siete carreras en un partido, desde que en septiembre del 2007 JR Towles estableció la marca de la franquicia con ocho.
Para rematar la felicidad, el equipo texano superó al de Los Ángeles 11×3 y se consolidó en la cima de su división con 96 éxitos y una ventaja de 3,5 juegos sobre los Atléticos de Oakland, para asegurar su pasaje a la postemporada.
Ahora Yuli mejoró su promedio ofensivo hasta .283, con OBP de 3.18 y slugging de .421. Además, llegó hasta las 81 empujadas para dejar atrás las 75 de 2017, y dejó claro cuánto podría ayudar a los Astros en octubre, en su intento de retener la corona de las Grandes Ligas.
Más de 2 mil kilómetros al norte, cruzando la frontera canadiense, su hermano Lourdes Jr. sazonó el récord del apellido Gurriel con su par de vuelacercas ante los Rayos de Tampa Bay. En el mismo primer capítulo, el campo corto y tercer madero de los Azulejos mandó la pelota hasta 450 pies del plato frente al dominicano Diego Castillo, y tres entradas después repitió su disparo por el jardín central ante el zurdo estadounidense Jalen Beeks.
Ambos jonrones fueron con las bases limpias y no pudieron evitar la caída 3×11 de los de Toronto, ya sin opciones de avanzar a los play off. No obstante, el menor de los Gurriel fue la nota destacada de su equipo, al irse de 4-3 con par de empujadas y elevar su average hasta .292.
Lourdes Jr., de 24 años, va firmando un destacado debut en MLB, con 11 jonrones, 34 impulsadas, OBP de .320 y slugging de .463, y con la designación de novato del mes en julio pasado. El talentoso pelotero parece destinado a consolidarse como una pieza importante para la franquicia de Canadá en la próxima campaña si es que no cambia de aires.
Sobre lo sucedido este viernes, Yulieski declaró a la prensa que sus padres “estaban tan contentos que no sabían qué hacer consigo mismos” luego de conocer la extraordinaria actuación de sus hijos. “A veces tengo un buen juego y a veces lo tiene él (Lourdes Jr.), pero para nosotros completar un gran juego el mismo día es muy especial”.
Por su parte, el jugador de Toronto dijo sentirse alegre por Yuli, “pero también por mí”.
Este lunes, en Canadá, los sentimientos de los Gurriel volverán a aflorar en el terreno. Los hermanos jugarán por primera vez en contra, cuando los Astros visiten el Rogers Centre de Ontario.
En novenas contrarias, con panoramas diferentes de cara al futuro inmediato, los espirituanos tendrán sobre sí los focos de la prensa luego de su hazaña de este 21 de septiembre.
“Estoy muy feliz, pero también tengo curiosidad”, comentó Lourdes Jr. sobre lo que podría suceder, aunque reconoció que le resulta “un poco extraño”.
En este show, sus bates podrían tener la última palabra.